Nicholas Gregory Mankiw
A los economistas les gusta asumir la pose de un científico. Lo se, pues suelo hacerlo yo mismo. Cuando doy clases a mis estudiantes de grado, conscientemente describo el campo de la economia como una ciencia de modo que ningún estudiante piense, al empezar el curso, que se esta embarcando en una empresa académica carente de sólidos fundamentos. A nuestros colegas del departamento de física en el otro lado del campus puede resultarles divertido que los veamos como primos cercanos, pero somos rápidos en recordar a cualquiera que quiera escuchar que los economistas formulan teorías con precisión matemática, recolectan inmensas series de datos sobre comportamientos individuales y agregados, y utilizan las mas sofisticadas técnicas estadísticas con el fin de obtener juicios empíricos libres de sesgo e ideología (o al menos eso nos gusta pensar).
Habiendo trabajado dos años en Washington recientemente como asesor económico, en momentos en los que la economia estadounidense estaba luchando por salir de una recesión, soy consciente de que el campo de la macroeconomía nació no como una ciencia sino mas bien como un tipo de ingenieria. Dios puso a los macroeconomistas en la tierra no para proponer y testear elegantes teorías sino para resolver problemas prácticos.
Los problemas que El puso en nuestras manos no eran, además, de dimensiones modestas. Aquello que dio nacimiento a nuestra disciplina -la Gran Depresión de los años treinta- fue una caída en la actividad económica de una escala sin precedentes, incluyendo ingresos tan deprimidos y un desempleo tan expandido que no es exagerado decir que la viabilidad del sistema capitalista estaba en cuestión.
Los problemas que El puso en nuestras manos no eran, además, de dimensiones modestas. Aquello que dio nacimiento a nuestra disciplina -la Gran Depresión de los años treinta- fue una caída en la actividad económica de una escala sin precedentes, incluyendo ingresos tan deprimidos y un desempleo tan expandido que no es exagerado decir que la viabilidad del sistema capitalista estaba en cuestión.
Este ensayo ofrece una breve historia de la macroeconomía, junto con una evaluación de lo que hemos aprendido. Mi premisa es que la disciplina ha evolucionado gracias a los esfuerzos de dos tipos diferentes de macroeconomistas: aquellos que la conciben como una especie de ingenieria y aquellos que quisieran que fuese mas bien una ciencia.
Los ingenieros son, ante todo, personas que se ocupan de solucionar problemas.
Por el contrario, el objetivo de los científicos es entender como funciona el mundo. El énfasis de las investigaciones de los macroeconomistas ha variado a lo largo del tiempo entre estos dos motivos. Mientras que los primeros macroeconomistas eran ingenieros que trataban de resolver problemas prácticos, los macroeconomistas de las ul1timas décadas han estado mas interesados en desarrollar herramientas analíticas y establecer principios teóricos.
Estas herramientas y principios, sin embargo, han tardado en encontrar el modo de ser utilizados. A medida que el campo de la macroeconomía fue evolucionando, un tema recurrente ha sido la interacción -a veces productiva y a veces no tanto- entre los científicos y los ingenieros. La desconexión sustancial entre ciencia e ingenieria de la macroeconomía constituye un hecho lamentable para todos quienes trabajamos en la disciplina.
Los ingenieros son, ante todo, personas que se ocupan de solucionar problemas.
Por el contrario, el objetivo de los científicos es entender como funciona el mundo. El énfasis de las investigaciones de los macroeconomistas ha variado a lo largo del tiempo entre estos dos motivos. Mientras que los primeros macroeconomistas eran ingenieros que trataban de resolver problemas prácticos, los macroeconomistas de las ul1timas décadas han estado mas interesados en desarrollar herramientas analíticas y establecer principios teóricos.
Estas herramientas y principios, sin embargo, han tardado en encontrar el modo de ser utilizados. A medida que el campo de la macroeconomía fue evolucionando, un tema recurrente ha sido la interacción -a veces productiva y a veces no tanto- entre los científicos y los ingenieros. La desconexión sustancial entre ciencia e ingenieria de la macroeconomía constituye un hecho lamentable para todos quienes trabajamos en la disciplina.
Para evitar cualquier tipo de confusión, debo decir desde un principio que la historia que habré de contar no es una de buenos y malos muchachos. Ni los científicos ni los ingenieros pueden reclamar para si una virtud mayor. Tampoco es esta una historia acerca de pensadores profundos y plomeros ingenuos. Los profesores científicos no son típicamente mucho mejores en resolver problemas ingenieriles que lo que son los profesores ingenieros en resolver problemas científicos. En ambos campos hay siempre problemas nuevos, que son, al mismo tiempo, duros e intelectualmente desafiantes.
De la misma manera que el mundo necesita tanto científicos como ingenieros, necesita macroeconomistas de ambas orientaciones. Pienso, sin embargo, que la disciplina podría avanzar de manera mas fluida y fructífera si los macroeconomistas recordasen que su campo tiene un rol dual.
La revoluci6n keynesiana
La palabra "macroeconomía" aparece por primera vez en la literatura académica en los anos cuarenta. Cierto es que los tópicos de la macroeconomía --inflación, desempleo, crecimiento económico, el ciclo de negocios, políticas monetarias y fiscales-- han preocupado siempre a los economistas. En el siglo XVIII, por ejemplo, David Hume (1752) escribió acerca de los efectos de corto y largo plazo de las expansiones monetarias; en muchos aspectos, su análisis resulta muy similar al que uno podría esperar hoy en día de un moderno economista monetario o de un banque- ro central. En 1927, Arthur Pigou publico un libro titulado Industrial Fluctuations que buscaba explicar el ciclo economico. No obstante, el campo de la macroeconomía como un área distinta y activa de investigación surgía a la sombra de la Gran Depresión: no hay nada mejor que una crisis para lograr que la mente se concentre.
La Gran Depresión tuvo un impacto profundo en quienes la vivieron. En 1933 el desempleo en los Estados Unidos lleg6 al 25 por ciento, y el PIB real era un 31 por ciento menor al de 1929. Todas las fluctuaciones subsiguientes en la economia norteamericana han sido olas pequeñas en un mar calmo comparadas con aquel tsunami. Ensayos autobiográficos de prominentes economistas de esta era como Lawrence Klein, Franco Modigliani, Paul Samuelson, Robert Solow y James Tobin, confirman que la Depresión fue un evento clave en sus carreras (Breit and Hirsch, 2004).
La Teoria General de John Maynard Keynes fue el punto focal de las discusiones profesionales acerca de como entender estos fenómenos. Los cinco premios
Nobel mencionados lo confirman desde su experiencia de primera mano. Tobin re- cuerda la siguiente reacción en Harvard, donde era estudiante a fines de los anos treinta y comienzos de los anos cuarenta: "Los profesores con mas antigüedad eran mayoritariamente hostiles... En cambio, el profesorado mas joven y quienes ensenaban a estudiantes de grado estaban entusiasmados con el libro de Keynes". Como suele ocurrir, los jóvenes tenían una mirada mas certera que los mayores acerca del impacto de las nuevas ideas. Keynes empataba con Marshall como el economista mas citado en los journals economicos de los anos treinta y fue el segundo mas citado en los anos cuarenta, despues de Hicks (Quandt, 1976). Esta influencia persistió por muchos anos. Keynes se encontraba en el puesto 14 en citas para los anos 1966-1986 a pesar de haber muerto dos décadas antes del comienzo de ese periodo (Garfield, 1990).
Nobel mencionados lo confirman desde su experiencia de primera mano. Tobin re- cuerda la siguiente reacción en Harvard, donde era estudiante a fines de los anos treinta y comienzos de los anos cuarenta: "Los profesores con mas antigüedad eran mayoritariamente hostiles... En cambio, el profesorado mas joven y quienes ensenaban a estudiantes de grado estaban entusiasmados con el libro de Keynes". Como suele ocurrir, los jóvenes tenían una mirada mas certera que los mayores acerca del impacto de las nuevas ideas. Keynes empataba con Marshall como el economista mas citado en los journals economicos de los anos treinta y fue el segundo mas citado en los anos cuarenta, despues de Hicks (Quandt, 1976). Esta influencia persistió por muchos anos. Keynes se encontraba en el puesto 14 en citas para los anos 1966-1986 a pesar de haber muerto dos décadas antes del comienzo de ese periodo (Garfield, 1990).
La revolución keynesiana influye no sólo en la investigación económica sino tambien en la pedagogía. Economia, el clásico manual de texto de Samuelson, fue publicado por primera vez en 1948 y la organizaci6n del libro reflejaba su percepción de lo que tenia que ofrecer la profesión al lector menos sofisticado. La oferta y la demanda, que hoy están en el centro de lo que ensenamos de economia a los nova- tos, no eran introducidas sino hacia la pagina 447 de un libro que tenia 608. La macroeconomía estaba en primer lugar, incluyendo conceptos tales como el multiplicador de la politica fiscal y la paradoja de la frugalidad. Samuelson escribib (en la pagina 253): "A pesar de que mucho de este análisis se le debe a un economista ingles, John Maynard Keynes,... hoy en día sus fundamentales son aceptados cada vez mas por economistas de todas las corrientes de pensamiento".
Cuando un economista moderno lee la Teoria General, la experiencia es al mis- mo tiempo estimulante y frustrante. Por un lado, el libro es la obra de una gran mente aplicada al estudio de un problema social cuya actualidad y envergadura no pueden ser cuestionadas. Por el otro lado, a pesar de que el libro es extenso en su analisis, parece de alguna manera incompleto en lo que respecta a su 1dgica. Demasiados cabos quedan sin atar. El lector se pregunta constantemente cual es, precisamente, el modelo econbmico que junta todas estas piezas.
Poco tiempo despues de que Keynes publicara la Teoria General, una genera- cion de macroeconomistas trabajo para responder esta pregunta convirtiendo su gran visión en un modelo mas simple y concreto. El primer y mas influyente intento fue el modelo IS-LM propuesto por John Hicks (1937), de 33 anos en ese entonces. Franco Modigliani (1944), de 26 anos, luego extendió y explic6 ese modelo de mane- ra mas acabada. Al día de hoy el modelo IS-LM sigue siendo la interpretación de Keynes ofrecida en los mas utilizados manuales de macroeconomía de nivel intermedio. Algunos críticos keynesianos del modelo IS-LM se quejan de que simplifica demasiado la visión ofrecida por Keynes en la Teoria General. En cierta medida, así es: el objetivo del modelo era simplificar una línea de argumentación que de otra manera era difícil de seguir. Con frecuencia, la línea divisoria entre simplificar y simplificar en exceso es poco clara.
Mientras que teóricos como Hicks y Modigliani desarrollaban modelos keynesianos aptos para el pizarrón de las aulas, econometristas como Klein estaban trabajando en modelos mas aplicables que podían acercarse a los datos y utilizarse para el análisis de políticas. Con el paso del tiempo y la búsqueda de un mayor realismo, estos modelos se hicieron cada vez mas grandes y llegaron a incluir cientos de variables y ecuaciones. Para los anos sesenta había muchos modelos en competencia, cada uno basado en el aporte de prominentes keynesianos de la epoca, tales como el modelo Wharton asociado a Klein, el modelo DRI (Data Resource Inc.) aso- ciado a Otto Eckstein, y el modelo MPS (MIT-Penn-Social Science Research Council) asociado a Albert Ando y Modigliani. Estos modelos fueron ampliamente usados para hacer predicciones y analizar politicas. El modelo MPS fue mantenido por la Reserva Federal por muchos anos y se volveria el precursor del modelo FRB/US, que sigue siendo usado en la Fed.
A pesar de que estos modelos diferían en detalles, sus semejanzas eran mucho mas notables que sus diferencias. Todos tenían una estructura keynesiana. Detrás de la mente del constructor de cada modelo estaba el mismo modelo simple que se les ensena a los estudiantes de grado hoy en dia: una curva IS que relaciona las condiciones financieras y la politica fiscal con los componentes del PIB, una curva LM que determina las tasas de interés como el precio que equilibra la oferta y la demanda de dinero, y algún tipo de curva de Phillips que describe cómo responde el nivel de precios a lo largo del tiempo a cambios en la economia.
En lo que respecta a la ciencia, la Teoria General fue un gran éxito. La revolución que inspiró atrajo a muchas de las mejores jóvenes mentes de ese entonces. Su prodigioso corpus ofreci6 una nueva manera de entender las fluctuaciones económicas de corto plazo. Como reflejo de estos eventos, Samuelson (1988) ofreci6 un sucinto resumen: "La revolución keynesiana fue el evento mas significativo en la ciencia económica del siglo XX". Esta apreciación es compartida por muchos economistas de su generación.
Sin embargo, la revolución keynesiana no puede ser entendida meramente como un avance científico. En líneas generales, Keynes y los constructores de modelos keynesianos tenían la visión de un ingeniero. Estaban motivados por problemas del mundo real y, una vez que desarrollaron sus teorias, estaban deseosos de ponerlas en practica. Hasta su muerte en 1946, el mismo Keynes estaba involucrado en ofrecer asesoría en políticas publicas. Del mismo espíritu estaban imbuidos los primeros keynesianos americanos. Tobin, Solow y Eckstein dejaron por un tiempo sus investigaciones académicas durante los años sesenta para trabajar en el Council of Economic Advisers1. El recorte de impuestos propuesto por el presidente Kennedy, sancionado en 1964, fue en muchos sentidos el resultado directo del naciente consenso keynesiano y los modelos que Io incorporaban.
Los nuevos clásicos
Para fines de los sesenta, comenzaron a aparecer fisuras en el consenso keynesiano. Esas fisuras se volverían grietas que eventualmente harían caer el consenso macroeconómico y socavarían la confianza en los modelos econométricos convencionales. En lugar de ellos una visión mas clásica de la economia habría de re-emerger.
Para fines de los sesenta, comenzaron a aparecer fisuras en el consenso keynesiano. Esas fisuras se volverían grietas que eventualmente harían caer el consenso macroeconómico y socavarían la confianza en los modelos econométricos convencionales. En lugar de ellos una visión mas clásica de la economia habría de re-emerger.
1 N. del T.: El Council of Economic Advisers (CEA) esta integrado por economistas que asesoran al presi- dente de los Estados Unidos. Sus miembros son nominados por el presidente y aprobados por el Senado.
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http://www.unistmo.edu.mx/seminario_permanente/lecturas/Lectura%20Gregory%20Mankiw.pdf
* Publicado en Journal of Economic Perspectives, Fall 2006. Desarrollo Economico agradece a American Economic Association la autorizacion para la presente versibn en espanol. ** N. Gregory Mankiw es Robert M.Beren Profesor de Economia, Harvard University, Cambridge.M.A. Estados Unidos.