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viernes, 30 de agosto de 2013

Economistas

Anónimo
Hoy, en El País, Moisés Naím nos pone a los economistas a caldo, bajo mi humilde opinión con razón. Opina que "están convencidos de que sus métodos son superiores y más rigurosos que los de las demás ciencias sociales", a las que desprecian. Un profesor en la Universidad (pública, por cierto) nos lo dijo claramente a modo de chiste: "Nuestro trabajo consiste en predecir el futuro y consecuentemente aconsejar en la toma de decisiones, pero fundamentalmente en saber explicar a posteriori porqué nos hemos equivocado". En este post de Juan Freire se explica claramente el porqué de los errores frecuentes del modelo predictivo económico. 
También estoy de acuerdo con Naím en que la esperanza de las ciencias económicas reside en la multidisplinariedad, en aquellos economistas que han decidido "perder su tiempo" explorando otras formas de entender la realidad para buscar herramientas y modelos alternativos para explicar una realidad compleja que trasciende la simpleza de los modelos econométricos más complejos:"Afortunadamente, algunos de los economistas actuales están empezando a cruzar las fronteras interdisciplinarias y están usando la psicología, la sociología y las ciencias políticas para nutrir sus análisis. 
Muchos de estos esfuerzos de importación de ideas de otras disciplinas a la economía probablemente no tendrán éxito. Y los economistas que se arriesguen a incursionar en este contrabando intelectual serán seguramente denunciados por los ortodoxos por estarse relacionando con colegas metodológicamente impuros. Pero visto el funesto estado de la ciencia funesta, la búsqueda de ideas útiles en otras áreas de las ciencias sociales para fortalecer el conocimiento económico no conlleva muchos riesgos. 
O, como dirían los economistas: en vista del pobre rendimiento de los actuales esfuerzos, el costo de oportunidad de disminuirlos no es alto.
Lo que en castellano quiere decir: la cosa está tan mal que hay poco que perder si se buscan ideas en otro lado"Afortunada o desafortunadamente (más bien lo primero), somos mayoría los economistas que no nos ganamos la vida "jugando a ser Ministro de Economía o Gobernador del Banco de España"  fundamentalmente porque hay muy poquitos puestos de trabajo) y hemos tenido que buscarnos la vida en el mundo de la empresa, lo que nos ha permitido tener una visión mucho más amplia y que va más allá de los modelos econométricos. Hemos tenido que aprender un poquito de todo, de otras disciplinas, mantenernos un poquito al día...porque si no, te pasa lo que a la Economía, que puedes verte protagonista de "El extraño caso del Sr. Gerente, ex-ingeniero", genial post de Julen de hoy. 
Moisés Naím es un asociado senior en el Programa de Economía Internacional en la Fundación Carnegie para la Paz Internacional. Él es también el principal columnista internacional de El País y La Repubblica , de España y de los diarios más grandes de Italia, y uno de los columnistas de los Financial Times 's "A-List".
Sus columnas semanales son llevados por todos los periódicos líderes en América Latina, y en 2011 fue galardonado con el Premio Ortega y Gasset, el premio más prestigioso en el periodismo español. Naím es también el anfitrión y productor de Efecto Naím, un programa de televisión semanal sobre asuntos internacionales, que se transmite en toda América a través de DirecTV (NTN24) domingos por la noche.
Antes de unirse a Carnegie, Naím fue el editor en jefe de la política exterior durante catorce años. Durante su mandato, la revista fue relanzada y ganó el National Magazine Award for Excellence general tres veces. Es autor de numerosos artículos científicos y más de diez libros sobre economía y política internacional, incluyendoIlícito: cómo contrabandistas, traficantes y piratas están cambiando el mundo (2005) y The End of Power: Desde salas de juntas a los campos de batalla y las iglesias a los Estados ¿Por qué estar a cargo no es lo que solía ser (2013).
Servicio público de Naím incluye su desempeño como ministro de Venezuela del comercio y la industria en la década de 1990, el director del Banco Central de Venezuela, y el director ejecutivo del Banco Mundial. También fue profesor de economía y empresa y decano del IESA, la escuela de negocios principal de Venezuela. Él es el presidente de los Consejos de Administración de Grupo de los Cincuenta y Population Action International, así como un miembro de los Consejos de Administración de la Fundación Nacional para la Democracia, Grupo Internacional de Crisis, y las Open Society Foundations.


 MÁS

Chistes de los economistas

El de la economía es el único campo en el que dos personas pueden obtener el premio Nobel por decir uno exactamente lo contrario del otro.


Un matemático, un estadístico y un economista presentándose a una entrevista para el mismo trabajo.
- El entrevistador llama al matemático y pregunta "¿A qué es igual dos más dos?" "cuatro", replica el matemático. "¿Cuatro exactamente?", pregunta el entrevistador. Sumamente sorprendido el matemático mira al entrevistador y responde "Si, cuatro exactamente".

- Luego el entrevistador llama al estadístico y le realiza la misma pregunta "¿A qué es igual dos más dos?" El estadístico responde "En promedio, cuatro, con un más-menos diez por ciento de confianza, pero en promedio, cuatro."
- Por último el entrevistador llama al economista y plantea la misma pregunta "¿A qué es igual dos más dos?" El economista se levanta, cierra la puerta, baja la persiana, aproxima su silla a la del entrevistador y , en voz baja, dice "¿A qué desea usted que sea igual?"


P: ¿Cuántos economistas de chicago hacen falta para cambiar una bombilla?
R: Ninguno. Si se necesita cambiar la bombilla, el mercado ya se habrá encargado de ello.



P: ¿Cuántos economistas neoclásicos hacen falta para cambiar una bombilla?
R1: Dos: uno para que asuma la existencia de una escalera y otro para cambiar la bombilla.

R2: Ninguno, todos están esperando a que la mano invisible del mercado corrija el desequilibrio lumínico


P: ¿Cuántos economistas marginalistas hacen falta para cambiar una bombilla?
R:Depende de la tasa salarial.



¿Por qué creó Dios a los economistas?
R: Para que los pronósticos del tiempo nos pareciesen buenos.



Tres estadísticos van por el monte de caza. De repente, una perdiz levanta el vuelo. El primer estadístico dispara y su disparo sale desviado a un metro a la derecha de la perdiz. El segundo estadístico dispara y falla por un metro a la izquierda. El tercer estadístico no dispara, pero exclama en tono triunfal: "¡lo conseguimos, lo conseguimos!"


Cuando Albert Einstein murió, se encontró en la cola del cielo, ante las puertas de San Pedro, con tres gallegos. Para pasar el tiempo, preguntó cuáles eran sus coeficientes de inteligencia. El primero dijo 190. "Maravilloso, podremos discutir la contribución de Niels Böhr a la estructura del átomo y los efectos gravitatorios a nivel cuántico". El segundo respondió 150. "Podremos hablar del calentamiento del planeta y de la legislación necesaria para evitar el deterioro de la capa de ozono". El tercer gallego balbució 50. Einstein dudó un momento y luego añadió: "Bien, ¿cuál es su previsión para el déficit presupuestario el año que viene?"


Dos economistas se encuentran en la calle. Uno pregunta: "Qué tal está tu mujer?" El otro reponde "¿En relación a qué?"


Para un economista, la vida real es un caso especial.


Conversación entre dos dinousauros:

Dino 1: ¿Cuántos economistas hacen falta para cambiar una bombilla?
Dino 2: ¿Qué es un economista?
Dino 1: Un matemático frustrado que intenta predecir la población de kangaros en Australia. Pero eso no es importante y no preguntes qué es un kangaro.
Dino 2: No sé, ¿cuántos?
Dino 1: 10 economistas y un estudiante de doctorado. Un economista para hacer un modelo, otro para realizar la regresión, otro para verificar las hipótesis, uno más para interpretar los resultados, otro para concluir como aflojarla, un estudiante de doctorado para desenroscarla y cinco economistas para evitar que los dinosauros se los coman.



Dados 1.000 economistas, habrá 10 economistas teóricos con diferentes teorías acerca de cómo cambiar la bombilla, y 990 economistas empíricos trabajando para determinar cuál de las teorías es la "correcta", y todos están todavía en la oscuridad.



¿Qué hace un economista? Mucho en el corto plazo, que supone nada en el largo plazo



Por que Dios jamás recibiría una cátedra en una universidad:
  1. Sólo tiene una publicación importante.
  2. Por otra parte, está escrita en hebreo.
  3. No cita a otras obras.
  4. Fue publicada sin someterse a "referees".
  5. Y además, hay quien duda que él fuese el autor.
  6. Si, es posible que crease el universo, pero ¿qué ha hecho desde entonces?
  7. La comunidad científica ha tenido muchas dificultades para reproducir sus resultados.
  8. Ha utilizado a seres humanos con objetivos experimentales
  9. Cuando algún experimento sale mal, trata de disimularlo ahogando a los sujetos
  10. Cuando los individuos se comportan de manera distinta a la predicha por la teoría, frecuentemente él los castiga o simplemente los elimina de la muestra.
  11. Casi nunca aparece por clase, sólo le dice a los estudiantes que lean el libro.
  12. Usó a su hijo para que diese sus clases
  13. Expulsó a sus dos primeros estudiantes por intentar aprender
  14. Aunque se limita a exigir diez cuestiones, la mayoría de los estudiantes suspende sus tests
  15. Sus horas de tutoría son muy extrañas y suele hacerlas en la cima de una montaña




El conejo doctorando (parábola)

Un conejo estaba sentado delante de una cueva escribiendo, cuando aparece un zorro.
- Hola, conejo, ¿qué haces?
- Estoy escribiendo una tesis doctoral sobre cómo los conejos comen zorros.
- Ja, ja, pero ¿qué dices?
-¿No te lo crees? Anda, ven conmigo dentro de la cueva...
Los dos entran y al cabo de un ratito sale el conejo con la calavera del zorro y se pone a escribir. Al cabo de un rato llega un lobo.
- Hola, conejo, ¿qué haces?
- Estoy escribiendo mi tesis doctoral sobre cómo los conejos comen zorros y lobos.
- Ja, ja, ¡qué bueno, que chiste más divertido!
- ¿Que no te lo crees? Anda, ven dentro de la cueva, que te voy a enseñar algo
Al cabo de un rato sale el conejo con una calavera de lobo, y empieza otra vez a escribir. Después llega un oso.
- Hola, conejo, ¿qué haces?
- Estoy acabando de escribir mi tesis doctoral sobre cómo los conejos comen zorros, lobos y osos.
- No te lo crees ni tú.
- Bueno, ¿a qué no te metes en la cueva conmigo? De nuevo se meten los dos en la cueva, y como era de esperar, un leon enorme se tira encima del oso y se lo come. El conejo recoge la calavera del oso, sale fuera y acaba su tesis.


Moraleja: Lo importante no es el contenido de tu tesis, sino tu director.


Una asociación de ganaderos quiere conseguir mejorar una raza de vacas para que den más leche, y reúnen a varios científicos y los asignan en grupos independientes para que busquen varias soluciones, y luego adoptar la de mayor rendimiento.
Al cabo de un plazo preestablecido, empiezan a leer los resultados. Unos criadores de ganado proponen un plan de cruzamientos, y basándose en experiencias anteriores se comprometen a lograr una mejora del 3%. El grupo de ingenieros genéticos propone introducir ciertos genes que deberían mejorar la productividad un 10%. Un equipo de veterinarios propone unas modificaciones en los establos que harían que las vacas fuesen mas felices, y producirían un 2% mas de leche, que habría que sumar a las anteriores mejoras. Otro equipo propone un cambio de dieta que mejoraría el rendimiento en un 7%, otros quieren suministrar hormonas a las vacas para subir un 8%.
Entonces aparece el equipo de los economistas, que dicen que son capaces de mejorar la producción en un 3.000%. Todo el mundo se pone muy contento, y se apresuran a leer el proyecto, que empieza diciendo: "Supongamos una vaca convexa, acotada, continuamente diferenciable y de buen comportamiento..."


Se dice que Cristobal Colón fue el primer economista:
Cuando dejó el Puerto de Palos para descubrir América, ignoraba a dónde iba. Cuando llegó, ignoraba dónde estaba
Y, además, lo hizo todo con una beca del Ministerio.



Un ingeniero, un químico y un economista de paseo por el campo. Ya tarde, se encuentran en una pequeña posada. "Sólo tengo una habitación con dos camas, uno de ustedes deberá dormir en el establo" les dice el posadero. El ingeniero se ofrece voluntario. El ingeniero se va a dormir en el establo y los otros dos en sus respectivas camas. Al poco tiempo los despiertan unos golpes en la puerta; es el ingeniero que dice: "hay una vaca en el establo, soy hindú y ofendería a mis creencias si duermo con un animal sagrado." El químico se ofrece entonces para dormir en el establo. Al poco tiempo, de nuevo unos golpes en la puerta despiertan a los dos durmientes; es el químico que dice: "hay un cerdo en el establo, soy judío y no puedo dormir con un animal impuro." El economista se dirige, pues, a dormir en el establo. A los pocos minutos, suenan unos fuertes golpes; abren y se quedan sorprendidos de lo que ven: la vaca y el cerdo son los que, desesperadamente, llaman a la puerta.


La primera ley de los economistas: Para cada economista exite un economista igual y opuesto.
La segunda ley de los economistas: Ambos están equivocados.


Un economista vuelve al cabo de varios años a su universidad para dar una conferencia, y decide aprovechar para saludar a un antiguo profesor. Va a su despacho, y tras charlar un rato ve un examen sobre la mesa, así que lo coge, lo mira, y le dice al profesor:
- Oye, pero si este examen es el mismo que nos pusiste a nosotros hace doce años!
- Si. Tengo sólo tres examenes, y los voy repitiendo cíclicamente.
- Y no tienes miedo de que alguien lo descubra y lo copie?
- ¿Qué dices? No ves que las respuestas cambian de año en año?



Es triste pensar en la cantidad de estudiantes de economía que han suspendido por no saber cosas que han resultado ser falsas.


Un hombre, paseando por un camino en el campo, llega junto a un pastor que cuida un enorme rebaño de ovejas. Le dice al pastor: "Le apuesto 1.000 duros contra una de sus ovejas a que puedo señalarle el número exacto que hay en este rebaño." El pastor piensa que el rebaño es muy grande y decide aceptar, "984", dice el hombre. El pastor queda asombrado porque esa es la cantidad exacta. "Soy una persona de palabra," responde el pastor, "coja una oveja". El hombre toma un animal y comienza a alejarse.
"Espere," grita el pastor, "déme la oportunidad de recuperarme. Doble o nada a que soy capaz de adivinar su ocupación exacta." El hombre acepta rápidamente. "Usted es un economista que trabaja como asesor del Ministerio de Agricultura y Ganadería", señala el pastor. "¡Increíble! , ¡esa es exactamente mi profesión!" Responde. "Pero, ¡dígame!, ¿cómo ha llegado usted a esa conclusión?"
"Deje usted primero a mi perro en el suelo y luego se lo explicaré".



Los economistas han previsto 9 de las últimas 5 recesiones.


Un viajero en una isla habitada únicamente por caníbales llega a una canicería especializada en cerebros humanos. La lista de precios exhibida es la siguiente:
  • Cerebro de artista 999 Pts/Kg
  • Cerebro de filósofo 1.299 Pts/Kg
  • Cerebro de físico 1.699 Pts/Kg
  • Cerebro de economista 2.299 Pts/Kg
El viajero deduce de su mayor precio que el cerebro de economista debe ser el más deseado y se lo comenta al dependiente. "¡Esta usted de broma!" Responde el carnicero, ¿sabe usted cuántos economistas tiene uno que cazar para conseguir un Kg de cerebro?
(Este es un chiste "del lado de la oferta".)


El primer día Dios creo el sol. De manera que el Demonio creó las tinieblas.
El segundo día Dios creó el sexo. En respuesta, el Demonio creó el matrimonio.
El tercer día Dios creó un economista. Esto fue un golpe para el Diablo; pero, al final, depués de pensarlo mucho, creó un segundo economista.



Los economistas lo hacen con modelos


P- ¿Cuántos marxistas se necesitan para enroscar una bombilla?
R- Ninguno, la bombilla contiene dentro de sí la simiente de su propia revolución




De organización de empresas (españolas)


Cuentan las crónicas que se celebró una competición de remeros entre dos equipos formados por miembros de la administración publica de España y Japón.
Se dio la salida y los remeros japoneses empezaron a distanciarse desde el primer momento, llegando a la meta con una hora de ventaja sobre el equipo español. Los altos cargos de la administración se reunieron para sacar conclusiones sobre el espectáculo tan bochornoso que se había dado, llegando a la siguiente conclusión:

"Se ha podido detectar que el equipo japonés estaba formado por un jefe y diez remeros, mientras que el nuestro lo formaban diez jefes y un remero, por lo que el próximo año se tomaran las medidas pertinentes para paliar esta situación".

Al año siguiente, de nuevo se dio la salida y de nuevo el equipo japonés tomo la ventaja, sacándole esta vez dos horas y media al español.
Los altos cargos de la administración española se reúnen sacando la siguiente conclusión:

"Este año, el equipo japonés se ha compuesto nuevamente por un jefe y diez remeros, mientras que nuestro equipo, tras eficaces medidas adoptadas por los responsables, se ha compuesto por un jefe, nueve asesores y un remero, llegando a la conclusión de que: EL REMERO ES UN INCOMPETENTE".

Al año siguiente, y como no podía ser menos, el equipo japonés saco una ventaja de cuatro horas sobre el equipo español.
Una vez mas, reunidos los altos cargos y tras cuatro horas de evaluaciones, llegaron a las siguientes conclusiones:

"A SABER:
Este año, el equipo japonés opto, una vez mas, por una tripulación formada por un jefe y diez remeros. En el nuestro, tras una Auditoria Externa y una Asesoría Adicional, se planteó una formación mucho mas vanguardista y se compuso de un Jefe, siete Asesores con gratificaciones, uno con productividad doble, un Sindicalista Liberado y un Remero, al que se le había castigado sin gratificaciones ni productividad por el fracaso de años anteriores.
Hemos acordado, que el próximo año, el Remero sea de los que se encuentran en Comisión de Servicios, toda vez que a partir de la vigesimoquinta milla marina se viene observando cierta dejadez en el mismo, que además tiene plaza en propiedad, rozando el pasotismo en la línea de meta".

(de ccolon@jet.es)


Un economista, un ingeniero y un químico naufragan en una isla desierta, muertos de hambre, y se encuentran una lata de sardinas, pero no disponen de abrelatas. Después de varios infructuosos ejercicios de ciencia aplicada por parte del ingeniero y del químico que intentan abrir la lata, ambos se volvieron irritados hacia el economista, que les había estado observando todo el tiempo con una sonrisita en los labios, y le preguntan:
- Pues bien, ¿que haría usted?
A lo que el economista les respondió haciendo tranquilamente una exposición de su teoría, y que comenzaba:
- Bueno, supongamos que tenemos un abrelatas".
(Enviado por Loreto Fernandez)




De contables (negro)

- ¿Cuál es el asiento contable que más realizan las empresas funerarias?.
- "Cliente a Caja"
(Enviado por Loreto Fernandez)



P- ¿Cuál es la diferencia entre un economista y un confuso anciano con Alzheimer?
R- El economista es el que lleva la calculadora en la mano.



P- ¿Cuál es la diferencia entre economistas y hombres de negocios?
R- Los economistas no tienen los pies sobre la tierra; mientras que los empresarios se suelen asentar firmemente con los cuatro pies en el suelo.



- Le pedí su número de teléfono a una economista ... y me dio una estimación.



P- ¿Cómo saber cuando miente un economista?
R- Cuando mueve los labios.



P- ¿Por qué los tiburones no atacan a los economistas?
R- Cortesía profesional.



P- ¿Qué se obtiene cuando se cruza "El Padrino" con un economista?
R- Una oferta que no puedes entender.



Cita célebre:
Un economista es un hombre que domina 100 formas de hacer el amor pero que no conoce a ninguna mujer.
Art Buchwald
(Enviado por mailoc@corevia.com)



REGLA DE ORO DE POLITICA ECONOMICA:
"Nunca confies en aquellas estadisticas que no hayas manipulado personalmente".
(Enviado por Marcos Mailoc López De Prado INVESTMENT CENTER RESEARCH.)


Se casa una pareja de Económetras. Revisando sus mediciones, la esposa se percata de que la función comunicativa del marido muestra una derivada primera monótonamente negativa respecto al tiempo transcurrido desde la boda. La esposa, temiendo la progresiva ortogonalidad de sus caracteres, afronta la crisis con la siguiente pregunta: ¿Cariño, no eres feliz?. A lo cual el marido responde: "En promedio si, pero con asimetria negativa y curtosis positiva".
 (Enviado por Marcos M. López de Prado)



Chistes más generales sobre la academia (en inglés)

Ingeniero viene de ingenio

A veces no nos damos cuenta, porque son pequeños detalles que se nos pasan por alto por cotidianos, pero nos facilitan enormemente la vida. Rara vez nos paramos a pensar en ellos, la verdad, pero cuántas gracias tenemos que dar a los ingenieros por tantas cosas, por sus ocurrencias y sus inventos, tan simples y a menudo tan eficaces. Si yo fuera ingeniero, me cabrearía que la gente los ignorara, porque seguro que te tienes que devanar la sesada de mala manera para conseguirlos. Bueno, digo yo que serán los ingenieros los que hacen esas cosas, ¿no? O al menos yo se las atribuyo a ellos. ¡Qué ingenio, dios! Y de tal ingenio, tal obra de ingeniería.
Por ejemplo, una caja de cartón. Las hay que rayan la perfección, con departamentos interiores, tapas múltiples y recovecos, que las convierten en auténticas obras de arte. Y más cuando la deshaces, coño, que te quedas admirado del ingenio que le ha tenido que echar el tío al tema, para poderla construir con tan sólo una simple placa de cartón, en una sola pieza, media docena de cortes y unas cuantas dobleces por aquí y por allá. Se necesita agudeza, ocurrencia e imaginación a raudales para crear tales artilugios casi perfectos.
Son la leche afilándose el coco. ¡Qué tíos!
Me acuerdo que, de niño, de vez en cuando iba a una mercería de las de entonces, de aqué- llas de barrio de toda la vida. Para empezar, te quedabas extasiado viendo como allí "se cogen puntos a las medias" con un aparatito ruidoso que intuías mágico total, porque, luego, en las medias de mi madre no se notaba cicatriz alguna. Estaba cerca de mi casa, y yo cada vez que iba le pedía al buen señor que si tenía una caja de botones vacía que me la diera. Eso lo hacíamos los niños de entonces sin que a nadie le pareciera mal, ni nos mandaran a hacer puñetas. Igual que cuando jugábamos al fútbol en plena calle y entrábamos al bar de la esquina a que nos dieran un vaso de agua. Además de dártelo gratis total, por supuesto, te sonreían y te animaban a seguir jugando y a chutar así o asao. Anda que si es hoy… Bueno, pues cuando el de la mercería que te contaba te daba una caja de aquéllas, la guardabas como oro en paño, porque tenían una subdivisión interior y la tapa partida al medio, con ambas mitades sujetas por una goma, lo que te permitía levantar la tapa de un departamento mientras el del otro lado permanecía cerrado a cal y canto. ¡Qué misteriosa gozada a los ojos infantiles! Yo en uno guardaba avispas y en el otro lagartijas. Me lo pasaba divino con esas cajitas, y las guardaba y mimaba como si de un tesoro se tratara. ¡Qué tiempos! ¿Cómo era aquella canción? Ah, sí: "qué tiempo tan feliz, que nunca olvidaré…" ¿Te acuerdas?
Y volviendo al presente, mira, sin ir más lejos, lo del tapón que convierte a las botellas en irrellenables. Qué simpleza, ¿no? Pues ni a ti ni a mí se nos había ocurrido, listo, pero hubo a quien sí. En fin, a lo mejor lo del tapón irrellenable no es de lo mejorcito, bueno, o casi, porque el que inventó el sistema dejó entreabierta la puerta para que pudieran ser rellenables de nuevo. Así nos dan el güisqui que nos dan. Pero ya me entiendes: son deta lles nimios, que despreciamos o simplemente ignoramos, pero importantísimos a veces.
No te digo nada de los inventos que implican un mayor grado de seguridad para el usuario de cualquier artilugio potencialmente peligroso. Por ejemplo, la simpleza de que los capuchones de los bolígrafos "Bic" de toda la vida, vengan desde hace tiempo con un agujerito al final del capuchón.
¿No te has fijado?
Pues ese detalle habrá salvado cantidad de vidas de niños, y de adultos, que en un descuido lo metieron en la boca y se les coló, y que de otro modo les hubiera provocado un cuadro asfíctico mortal, como antes sucedía. Es verdad que en eso hemos progresado, como en tantas otras cosas, y para bien. Si es que hay gente para todo, y como cada día exigimos más, pues ellos inventan más. Todo eso, aplicado a los envases de productos farmacéuticos, ha sido un éxito. Los tapones a prueba de niños, otro ejemplo más.
 Pero, claro, hay veces que obsesionados por la perfección y atosigados por una Adminis-tración no menos obsesionada con las medidas de seguridad de los envases, pues se pasan. Por ejemplo, en la industria farmacéutica.
 El otro día, a las dos de la madrugada, suena el teléfono. Estoy de guardia y en urgencias. Una señora de mediana edad, bueno, para la que por aquí se estila, o sea, de unos setenta años, se disculpa de antemano por lo que me va a pedir, me dice que comprende que no me vaya a parecer bien, pero, por favor, que necesita ayuda. Somnoliento, le digo que no se preocupe, que me diga en qué cree que puedo ayudarla, y me lo suelta de sopetón: - Es que el médico le ha mandado esta mañana un jarabe a mi padre, ¿sabe?, y quería ver si podía venírselo a dar usted, porque mire que lo he intentado, pero soy incapaz de abrir el maldito frasco y me estoy poniendo de los nervios. - Pero mujer, si es bien fácil, tráigame el frasco… - Si es que no puedo dejarlo sólo, que tiene la cabeza perdida y estoy sola con él. Si pudiera… Que mire qué horas son y a ver a quién recurro yo si no. Si tarda un minuto, hombre… - A ver, déme el teléfono, que yo la llame y compruebe que no me está tomando el pelo. Ratificada la veracidad de la llamada, me armé de paciencia y comprensión, cogí el coche del centro y me fui para allá ante la sorpresa y el desagrado de mi compa- ñero de guardia, que bramaba al fondo eso de "joder, pues que llame a los bomberos, no te digo...". Afortunadamente vive a menos de un kilómetro del centro y llegué en un pis-pas, en plan Superman. Ya, ya. Y mira que tengo yo unas manitas que dios me dio como para partir nueces, ¿eh? Pues que si quieres arroz, Catalina. No quedé en ridículo de milagro, y al final, cuchillo de cocina en mano tuve que destrozar el jodío tapón que casi puede conmigo. Fue una pelea en condiciones, cómica total, a brazo partido, créeme, que si ves cómo estaba de agarrado el susodicho taponcito de aluminio… ¡La madre que lo parió! No había quien le rompiera las pestañitas de sujeción. Y luego, a punta de cuchillo también, retirar el otro taponcito de
aluminio… ¡La madre que lo parió! No había aluminio… ¡La madre que lo parió! No había quien le rompiera las pestañitas de sujeción. Y luego, a punta de cuchillo también, retirar el otro taponcito de plástico, que no había manera de echarle mano. Lo dejé destrozado e inservible y me rebocé con el puñetero jarabe. Pero lo abrí, menos mal, ¡qué machada, tú!
Pues a los pocos días llega una de un pueblo de al lado, que se ha cortado en la mano.
Mientras empiezo a preparar todo para la sutura, la mujer, ya anciana, me comenta lo sucedido:
- Mire que se lo tengo dicho a don Juan: "cámbieme las cláusulas, que éstas que vienen en un bote no soy para abrirlas". Y él me dice "que no, mujer, que no será para tanto". Cuando voy a la farmacia, le pido a doña Ana que me lo abra ella con el cuchillito ese que corta el cupón de las cajas, ya me entiende, pero ayer, como había tanta gente, pues que me dio no sé qué y no le dije nada. Y como a ella se le pasó, pues
al ir a la cama me acordé que la tenía que tomar, y como no podía abrir el bote, pues lo intenté con una navajita, y ya ve la que he preparado, que a poco más y me quedo manca.
Pensé en lo exagerada que es, a veces, la gente. Pero como la curiosidad podía conmigo, al día siguiente, el que fui a la farmacia fui yo. ¿Que qué pasó? Pues que la mujerita tenía razón. ¡Anda, intenta con ochenta años abrir el botecito de Tranxilium 5, salao! Viene plastificado que no veas, y hasta que le encuentras por dónde echarle mano… No te digo si encima tienes cataratas, claro, que me pongo en su lugar y es que es para cabrearse. ¿O no? Pues di lo que quieras, colega, pero de mis CD el noventa por ciento tienen la carcasa rayada, porque como no eche mano a un boli o al estilete de abrir las cartas… Me pone de los nervios el hermetismo de su papel de celofán.
¿Y los blíster de aluminio? Los hay que, presionando tal como dice el fabricante, destrozas la cápsula, rompes la de al lado entre jadeos, arrugas al resto y cuando lo logras, te sale espachurrada. Lo que yo te diga. Y con los omeprazoles no te quiero ni contar.
Medidas de seguridad, todas las que se puedan, bienvenidas sean. Pero, coño, que sean razonables, pensando en el usuario final, hombre, que muchas veces los enfermos, y más si son ancianos, tienen limitaciones sensoriales y físicas lo suficientemente importantes como para que esas medidas, a veces excesivas sin ayuda, sean poco menos que insalvables.
Y no te digo nada cuando a todo ello se une una buena dosis de ignorancia; y de impericia en el tema, como es mi caso. Mira que parece sencillo, ¿eh? Pues no veas cómo las pasé de canutas la primera vez que tuve
que poner a un paciente su primer parche de Durogesic. ¡Si es que no había por dónde abrirlo! Y yo venga a leer las instrucciones, y nada, que no daba con el truco. Cuando más desesperado estaba, sólo por error, acerté.
Por eso, más de una mañana, ante la taza de café humeante y las tostadas calentitas, pienso en mis pacientes ancianos, cada vez que estreno un frasco de mermelada. ¿Cómo coños se las arreglarán ellos para abrir el frasco? Porque yo, con el "open" hacia allá, venga a resoplar mientras lo intento. Al final, claro, a porrazos con el culo del frasco contra el suelo y el alma en vilo: ¡Dios mío, que no se me llenen las manos de mermelada de naranja amarga! Bueno, o sí, y me las chupo, que no me importa.
Si, ya sé que las tostadas con aceite de oliva están a esas horas de muerte. Pero, anda, que con la de naranja amarga... ¡Ni te digo!

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