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miércoles, 31 de julio de 2013

¿Qué tipos Desarrollo hay?

¿Qué tipos Desarrollo hay?

Como lo dije en mi entrada anterior, los distintos tipos de Desarrollo se basan en distintos"stocks de capital" , pero ahora, vamos a ver que tipos de Desarrollo hay, y como afectan a un país.

De los distintos tipos, están los clásicos, o los más conocidos que son tres, el social, el económico y el ecológico. a los cuales se le suman dos, el sustentable y el humano. Para Comenzar:
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El Desarrollo Social, es el desarrollo del capital humano y del bienestar en una sociedad. En si es la mejora de un país a nivel cultural y en relaciones interpersonales, tanto internas como externas. Su objetivo es el bienestar social.

El Desarrollo Económico, se basa en el capital económico y en el incremento de los niveles de vida. Es la capacidad de países o regiones para crear riqueza a fin de promover o mantener la prosperidad de sus habitantes.

El Desarrollo Ecológico es esencialmente Desarrollo económico con respeto por el medio ambiente y los recursos de este.

 El Desarrollo Humano es el incremento de los conocimientos que tiene un población así como una mejora en su calidad de vida y educación.

El Desarrollo Sustentable es el desarrollo cuyo objetivo es sustentar a su población y dar la apariencia de bienestar, sin importar el medio, normalmente termina en la depredación de recursos tanto naturales como económicos y sociales.

Me despido de ustedes con otro cuadrito, y con la promesa de una siguiente entrada sobre el desarrollo sostenible.


 FUENTE

La ficción del desarrollo

La ficción del desarrollo*

Guía del Mundo

La Teoría de la Dependencia seguía apoyándose en la posibilidad genérica del desarrollo, pero ese supuesto cayó por tierra al verificarse que ni la mayor potencia del bloque socialista, la ex Unión Soviética, pudo sobrevivir al margen de la economía mundial

Al finalizar el milenio, las nociones de modernización, progreso y desarrollo, que pautaron durante los siglos XIX y XX las metas y frustraciones de la comunidad internacional de naciones, estaban siendo cuestionadas no sólo por sus presupuestos culturales sino por la propia evolución del sistema económico dominante.

A lo largo del siglo XX, los documentos de todas las instancias internacionales de cooperación y de definición de políticas globales reposaban en nociones tales como modernización, progreso o desarrollo, que daban por sobrentendido que las sociedades humanas perseguían un derrotero único en materia de bienestar general, en donde algunas naciones sólo se encontraban circunstancialmente menos adelantadas que otras.

 A fines de la década de 1940, la palabra desarrollo vino a cumplir una función similar a la que anteriormente habían tenido los términos modernización y progreso que, junto al optimismo desatado por la Revolución Industrial, expresaban la necesidad de las potencias dominantes de subordinar a otros estados menores.

En Africa, Asia y América Latina, por ejemplo, se hablaba de modernización a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, en tanto que, con la eclosión de la Guerra Fría entre los bloques capitalista y socialista, en la década de 1950 se denominó desarrollo al paradigma a partir del cual cobraban sentido otros términos como subdesarrollo, países en vías de desarrollo, etc.

La autonomía imposible

Más allá de sus diferencias, los ideólogos liberales y marxistas compartían una concepción lineal de la historia que, fatalmente, ya fuera por la pujanza del capital o por el avance de las fuerzas productivas (mano de obra, tecnología, etc.), desembocaba en el progreso y el bienestar general.

 La noción de desarrollo, coherente con tales presupuestos, fue impulsada en especial para ajustar la división internacional del trabajo a las nuevas realidades de posguerra, sobre todo para alinear a los nuevos países de Asia y Africa, que comenzaban a emerger luego de finalizado su proceso de descolonización.

Se sostenía que las naciones de la Europa capitalista, Estados Unidos y Japón eran estados desarrollados y que, rezagados con respecto a estos, los países pobres estaban sub, pre o poco desarrollados. En este momento comienza a hablarse también del Tercer Mundo, entendiendo por tal los países que no pertenecían al Primer Mundo, capitalista, ni al Segundo Mundo, socialista, dando por sobreentendido que ambos estaban en un estadio superior.

 Dentro de este marco, el interés del campo capitalista por mantener el control sobre sus antiguas zonas de influencia (América Latina para el caso de Estados Unidos y las ex colonias de Asia y Africa para el de las potencias europeas) se tradujo en la promesa del progreso y el desarrollo, que llegaría a esos países por medio de la ayuda financiera y las inversiones. Al comenzar los años 60, economistas y sociólogos del Tercer Mundo elaboraron la Teoría de la Dependencia, según la cual desarrollo y subdesarrollo eran dos caras de la misma moneda: uno no podía existir sin el otro. Esta interpretación sirvió de base a los movimientos más radicales de los años posteriores, que postulaban la salida del sistema capitalista y un desarrollo autónomo.

La Teoría de la Dependencia seguía apoyándose en la posibilidad genérica del desarrollo, pero ese supuesto cayó por tierra al verificarse que ni la mayor potencia del bloque socialista, la ex Unión Soviética, pudo sobrevivir al margen de la economía mundial. Algunos autores de la dependencia hicieron después una autocrítica de esa teoría y empezaron a hablar del no-desarrollo. Con el derrumbe del campo socialista, desapareció la confrontación ideológica entre los dos sistemas. En los hechos, los flujos de inversión internacional adquirieron el perfil descarnado de la simple búsqueda de maximización de las ganancias y la ayuda al desarrollo decreció sin remedio. No obstante, la terminología del desarrollo no desapareció, sirviendo ahora para sostener la tesis de que todo el orbe habría de seguir un único rumbo capitalista.

El desarrollo insustentable

En 1992, los gobiernos de todo el mundo y miles de organizaciones no gubernamentales se reunieron en Rio de Janeiro para hablar del medio ambiente. La Cumbre de la Tierra fue convocada para buscar soluciones al creciente daño ecológico infligido al planeta por el ser humano. Sin embargo, el Programa 21, surgido de esa reunión, no hizo más que reactivar la noción de desarrollo, ahora con la ayuda de un nuevo adjetivo: desarrollo sustentable.

Se delineó entonces un compromiso mundial que prentendió alcanzar el desarrollo sustentable que no deteriorase los ecosistemas. Los gobiernos ricos del Norte se comprometieron a apoyar financiera y tecnológicamente a los estados pobres del Sur, los cuales a su vez se comprometieron a ejecutar planes para erradicar la pobreza y satisfacer las necesidades básicas de sus poblaciones.

Según lo establecido en dicha cumbre, el objetivo común era alcanzar un sistema mundial de desarrollo que hiciera posible "satisfacer las necesidades de las generaciones actuales sin sacrificar las posibilidades de las generaciones futuras".

Por incapacidad o falta de voluntad política para lidiar con las fuerzas motoras reales del sistema capitalista, el compromiso de Rio de Janeiro no pudo ser cumplido. Este incumplimiento puso en mayor evidencia aún la caducidad de las propuestas desarrollistas.

Mientras se acuñaba el término globalización para explicar el nuevo curso de los hechos, la crisis ineluctable de los estados-nación y el irrefrenable triunfo de la economía especulativa hizo cada vez más irrisorios los viejos patrones de comparación.

 La crisis del estado-nación 

Más allá del prejuicio etnocentrista encerrado en el propio origen de la noción de desarrollo, cuyo fin era en definitiva imponer un modelo (el de la democracia capitalista occidental) a las diversas culturas del mundo, las realidades se encargaron de señalar la completa caducidad económica y política del argumento.

A fines del siglo XX entró en crisis la definición del estado-nación y de las organizaciones internacionales que le servían de marco, en favor de megacorporaciones privadas como las empresas trasnacionales y entidades políticas supraestatales (como la CE, el NAFTA, el Mercosur, la ASEAN) que respondían a aquéllas.

Al mismo tiempo, abandonado el patrón oro en favor de la flotación del dólar y otras divisas, la actividad financiera escapó de todo control. Ya no prevalecía la antigua relación entre países inversores y países productores sino el flujo indiscriminado de capitales especulativos, que invertían en cualquier región del globo terráqueo y sobre todo en sus mercados financieros.

Era extremadamente difícil entonces determinar de qué manera se sustentaba la economía planetaria. Del mismo modo que la economía informal se había convertido en el mayor ingreso de muchos países, así también el multimillonario flujo de capitales ilícitos (como los provenientes del tráfico de drogas, armas, diamantes, etc.) hacía muy difícil detectar hacía dónde y cómo se debía apuntar para alcanzar la proclamada meta del desarrollo.

El dinero electrónico, que se depositaba instantáneamente en las diversas bolsas del mundo y cambiaba de manos constantemente, era una figura que escondía tenazmente su rastro y que forzaba a replantear los viejos esquemas, tanto de desarrollo como de intercambio entre las naciones. En un esfuerzo por dar coherencia a la velocidad e incertidumbre de la actividad especulativa y los impactos en cadena sobre otros países de sus efectos locales, se comenzó a pensar en términos de interdependencia.

 Pero esta interdependencia, lejos de ser manejable, parecía seguir el principio de indeterminación de Heisenberg, elaborado para los fenómenos atómicos. Se había vuelto inmedible por dónde pasaba ni a dónde iba a llevar -o llegar- el flujo casi neutrónico de los capitales. La burbuja financiera, en México y Singapur, ya había dado indicios de que el frágil equilibrio de la interdependencia estaba al borde de su propio estallido.

Más allá de su capacidad de renovación en los discursos, la idea de que fuera factible un desarrollo único y global fue perdiendo legitimidad: de hecho no era una meta razonable ni posible de ser alcanzada por todos. Se hacía necesario entonces repensar los paradigmas que dieron origen a esa noción y que habían conducido a este estado de marasmo.

*Publicado en La Guía del Mundo 1999-2000 

Guía del Mundo


La Guía del Mundo: el mundo visto desde el Sur, publicada regularmente desde 1979 hasta 2012, fue publicada en castellano, inglés, portugués, italiano y danés. Publicada por el Instituto del Tercer Mundo, en Montevideo- Uruguay, comprende temas que afectan al mundo actual y brinda información completa sobre todos los países del planeta.

GLOBALIZACIÓN - GLOBALIZACIÓN ECONÓMICA -


Entender la globalización(económica)*

Guía del Mundo

Una serie sin precedentes de metamorfosis económicas, sociales y culturales se sucedieron en las últimas décadas del siglo XX. Los muros y barreras entre naciones se desplomaron, mientras que la tecnología y el acceso a la información aceleraron los procesos de liberalización. Al mismo tiempo, la brecha económica entre el Norte y el Sur, ricos y pobres, continúa creciendo.


Globalización es un término que va de la mano de la palabra integración, de países, regiones, mercados, economías, costumbres, culturas, etc. Se trata de un proceso que se observaa nivel mundial. Pero existe un problema: nadie puede explicar lo que realmente quiere decir el término “globalización”.
La expansión del capitalismo nacida en las prácticas imperiales que comenzaran con las conquistas europeas de ultramar en siglo XV, relanzadas con la Revolución Industrial del siglo XIX, crearon un modelo en el que hoy día se hace especial énfasis, y que denominamos globalización. Dinámica que, desde el orden económico, estimula preferentemente una demanda más homogeneizada de los consumidores a nivel internacional y variados tipos de asociaciones, alianzas y conexiones.
Hoy en día, este proceso está acompañado también de disposiciones de orden político y cultural que conforman en el escenario mundial, una nueva definición de los papeles que cumplen los gobiernos, Estados, empresas, organizaciones no gubernamentales (ONGs), etc. en los lineamientos estratégicos de poder y en la concentración de esfuerzos por no claudicar ante la meta última y salvadora de conquistar mercados mundiales que trasciendan las economías nacionales. Esto lleva a una competencia donde lo único que importa es lograr mejor calidad de producción para alcanzar más mercados, aunque esto vaya en detrimento de los seres humanos.
La mayor articulación de las economías de mercado se cumple por varios factores: a través del crecimiento de la inversión extranjera directa, el aumento de las empresas de responsabilidad compartida (joint venture), y la integración de losmercados financieros internacionales. Gracias al mayor flujo de información (comercio electrónico), este mercado de capitales goza de una apertura que le permite operar más allá de las regulaciones nacionales. El aumento del capital de corto plazo dentro del flujo global de capital internacional genera mayores posibilidades de inestabilidad económica y social.
La decisión de abrir el mercado nacional y local, por parte de quienes definen las políticas gubernamentales, se implementa a través de políticas fiscales, presupuesto, tasa de cambio e impuestos. Históricamente, los gobiernos que sufren una escasez crítica de capital financiero se han visto en la necesidad de tomar tales medidas, debido a los condicionamientos que lasinstituciones financieras bilaterales y multilaterales ponen a sus préstamos.
Éstas exigen que los gobiernos tomen políticas fiscales acordes a la globalización. Pero, es obvio que si esas políticas de ajuste estructural no van acompañadas de políticas sociales apropiadas(alivio a la pobreza, cuidado de la salud, educación, etc.) excluirán a lospobres de los beneficios del crecimiento económico e incluso determinarán su mayor empobrecimiento.
El condicionamiento en el otorgamiento de créditos a la adopción de dichas políticas ha sido el principal instrumento para obligar a los países pobres a la liberalizaciónprivatización, desregulación y retirada del Estado en las actividades socio-económicas. El condicionamiento de los créditos se ha convertido así en el principal mecanismo para la difusión mundial de paquetes de medidas macroeconómicas que cuentan con el beneplácito de los gobiernos de los países desarrollados.
Junto con la mayor apertura en el flujo de bienes y capital, se pueden ver contradicciones en las políticas nacionales de los países industrializados que promueven la globalización. Por ejemplo, las políticas de migración de muchos países, que restringen el movimiento poblacional a través de la frontera, son contrarias a la creciente liberalización del mercado de capital financiero, bienes y servicios.
La globalización y el incremento de la desigualdad
Según Martin Khor, director de la Red del Tercer Mundo, el proceso de globalización es posible gracias a opciones políticas nacionales e internacionales que han permitido una rápida liberalización financiera, comercial y de las inversiones. Si bien es cierto que los países del tercer mundo participaron de este proceso de integración, fueron los gobiernos de los países industrializados y las instituciones internacionales los que tomaron las decisiones políticas.
A su vez, Khor, en su libro La globalización desde el sur, hace hincapié en que éste es un proceso muy desigual, en el que no hay una distribución equitativa de las pérdidas y beneficios. Este desequilibrio hace que se agrande la brecha entre los pocos países y corporaciones que obtienen las ganancias del proceso y las muchas naciones y sectores sociales que resultan perdedores o quedan al margen. Esto incluye a la mayoría de los países en vías de desarrollo.
Por lo tanto, la globalización afecta de manera diferente a los países, en la medida en que sean tecnológicamente desarrollados o no. Este fenómeno se puede explicar de la siguiente manera:
* crecimiento y expansión en las naciones que lideran el proceso o que participan completamente en él.
* crecimiento moderado o fluctuante en ciertas economías que intentan incorporarse al marco de liberalización y globalización.
* marginación o deterioro en los numerosos países que no logran superar problemas acuciantes como el bajo precio de los productos básicos o el de la deuda, que no pueden resolver los conflictos acarreados por la liberalización y que no se benefician de las oportunidades de exportación.
En sucesivos informes de desarrollo humano realizados por elPrograma de Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD), se puede ver cómo la relación económica entre los países ricos y pobres se acrecienta cada día más. En las últimas dos décadas, la inequidad en el ingreso ha empeorado en 33 de los 66 países en vías de desarrollo tecnológico sobre los que existen datos. El ingreso promedio del 20% de las personas más ricas ha aumentado prácticamente en todas partes desde los inicios de la década de 1980, en tanto que los más pobres no han mejorado su situación de ningún modo. Los ingresos de la clase media de los países en desarrollo también se derrumbaron. Cada vez más, y en todas las regiones, más países en desarrollo se ven afectados.
Algunos aspectos de la desigualdad creciente son particularmente preocupantes. Primero, la progresiva concentración del ingreso nacional en manos de unos pocos no se ha traducido en un aumento de las inversiones ni en un crecimiento más veloz. En segundo término, los factores que provocan las disparidades en el mundo globalizado son también los que desestimulan la inversión y dificultan el crecimiento a nivel mundial.
Kofi Annan, secretario general de Naciones Unidas, señaló que la transferencia negativa de recursos a los países en vías de desarrollo (un eufemismo de la contabilidad para describir el éxodo deldinero de los países pobres hacia los desarrollados) es una constante desde 1997. Las causas incluyen la caída en los precios de materias primas, la no-reinversión de las ganancias, el éxodo de capitales, la corrupción y la deuda externa. Las condiciones políticas atadas a los préstamos y paquetes de renegociación son un obstáculo para la recuperación de varios países y, a su vez, conducen a un deterioro de los servicios sociales. El desarrollotecnológico, particularmente los servicios de información y lascomunicaciones, solamente ensancha la brecha existente entre las economías desarrolladas y las subdesarrolladas. Por ende, la velocidad de la liberalización causa más daños que beneficios, en parte, debido a la carencia de capacidad y preparación de los países en desarrollo.
Las debilidades de los países en desarrollo se deben, en parte, a que carecen de fuerza en las negociaciones internacionales. Elendeudamiento y su dependencia de los donantes y de los créditos otorgados por organismos multilaterales llegaron a una pérdida de la capacidad de negociación, incluso en cuanto a las condiciones de los créditos.
Los países industrializados están bien emplazados para decidir la agenda de la globalización; tienen buena organización interna, departamentos con personal capacitado para ocuparse del comercio y de las finanzas internacionales, académicos que participan y debaten sobre el tema, y grupos de expertos que ayudan a la hora de obtener información e implementar políticas y estrategias. En cambio, los países poco industrializados carecen de una buena organización interna; también de personal especializado, sobre todo debido a la rapidez con que se desarrollan la globalización y las negociaciones respectivas.

*Publicado en la Guía del Mundo


"PROBLEMAS DE LA GLOBALIZACIÓN"

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Análisis y perspectivas de la crisis económica mundial desde el Perú

"Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. 
Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, 
 porque sin crisis todo viento es caricia." 
Albert Einstein 


Prólogo: Algunas reflexiones y posibles causas de la crisis Fernando D’Alessio

Perspectiva sistémica de los efectos de la crisis financiera internacional en el Perú. Ricardo Rodríguez Ulloa

Burns (1979) afirmó vivamente que “Liderazgo es un aspecto de poder, pero también es un proceso separado y vital en sí mismo” 

[PDF] 

ETICA PERSONAL Y PROFESIONAL: LA ECONOMÍA Y LOS ECONOMISTAS - Máximo Vega-Centeno B. Mayo, 2007

RESUMEN 

A partir de la preocupación de muchos en la sociedad, real y permanente en unos y circunstancial en otros, por la moralidad en la vida pública y aún privada, se presentan y discuten algunos conceptos relevante en la materia y se los refiere a las profesiones y en particular a la de Economía. Se trata en seguida de precisar las condiciones para un ejercicio ético de la profesión de economista y lo que esto implica para el conjunto de la profesión y para las personas. Por último, se plantean algunos problemas específicos que aparecen en el ejercicio profesional dado el importante grado de desarrollo de la disciplina y el conjunto de problemas y de expectativas en la sociedad, así como el riesgo de convalidar faltas de ética por ausencia de sanción oportuna y adecuada. 

DOCUMENTO DE TRABAJO 257 

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