Escriba lo que desea buscar en este blog

viernes, 6 de noviembre de 2020

El estado de bienestar en el marco del sistema capitalista. ¿Tiene futuro o es inviable en el sistema globalizado actual?

 El estado de bienestar en el marco del sistema capitalista. ¿Tiene futuro o es inviable en el sistema globalizado actual? 

Manuel Fernando Cabrera Jiménez *Candidato a Doctor en Estudios Políticos; profesor, Fundación Universitaria Monserrate, Bogotá, Colombia

Recibido el 14 de mayo de 2013; aceptado el 15 de junio de 2014

*Autor para correspondencia. Correo  electrónico:  fernando.cabrera@academia.fum.edu.co  (M.F. Cabrera Jiménez).

© 2014, Fundación Universitaria Konrad Lorenz. Publicado por ELSEVIER ESPAÑA, S.L.U.  

Resumen

El importante rol que el Estado ha desempeñado en la esfera económica, política y social durante todo el siglo XX ha permitido generar una serie de reacciones a favor y en contra desde la mirada de diversas posturas ideológicas al interior del capitalismo. El objetivo de  este  artículo  es  abordar  el  análisis  del  rol  del  estado  de  bienestar  al  interior  de  la  sociedad  capitalista  del  siglo  XX  revisando  diferentes  aportes  desde  la  mirada  de  sus  defensores y sus opositores y partiendo del principio que todo Estado debe enfrentarse al  proceso  complejo  que  genera  la  interacción  de  diferentes  estructuras  sociales  y  las  consecuencias que de esta se desprenden, que afectan a la ciudadanía.

PALABRAS CLAVE: Estado de bienestar; Liberalismo; Fordismo; Socialdemocracia

Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la Licencia Creative Commons CC BY-NC-ND (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/). 

Abstract

The important role played by the State in the economic, political, and social field during the 20th Century has engendered some reactions in favor or against from the point of view of several ideological thinkers within capitalism. Regardless of the point of view from where it is  observed,  it  can  be  said  that  it  has  had  an  influence  on  individual  freedom,  in  the  relationships  generated  around  the  development  conception  and,  in  general,  in  current  social-economic growth. The aim of this article is to review the study of the welfare State role in the capitalist society in the 20th Century, analyzing different contributions from the point of view of those who defend this theory, as well as those who are opposed to it. It recognizes that every State must confront the complex process that generates the interaction of different social structures interaction and their outcome that affects the people. © 2014, Konrad Lorenz University Foundation. Published by Elsevier España, S.L.U. This is an open-access article distributed under the terms of the Creative Commons CC BY-NC ND Licence (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/).

KEYWORDS Welfare State; Liberalism; Fordism; Social democracy 

The welfare state within the framework of the capialist system. Does it have a future or is it nonviable in the current globalized system?

Introducción

En la evolución del pensamiento capitalista a través de la historia  moderna,  se  han  vuelto  recurrentes  las  tensiones  políticas  y  sociales  generadas  por  el  control  y  dominio  de  recursos e intereses particulares y colectivos producto de la acumulación de riqueza de actores tradicionales y no tradi-cionales a través de la evolución y los mecanismos que facilita el Estado. 

Desde mediados del siglo XIX y el transcurrir del siglo XX, como consecuencia de las dos guerras mundiales y los procesos de recesión económica, sumados a la crisis institucional de algunos países europeos, se generó una transforma-ción del Estado capitalista que, tras la década de los años treinta, ha tendido a convertirse en un actor omnipotente, proveedor  de  bienestar  social  y  económico  denominado  Welfare State, sustentado en teorías keynesianas y tendencias  políticas  socialdemócratas,  las  cuales  se  evidencian  hasta  los  inicios  de  la  década  de  los  años  setenta,  como  consecuencia,  entre  otras,  de  la  crisis  del  petróleo;  esta  tendencia de modelo de gobernabilidad se evidencia principalmente en Estados Unidos y algunos países del norte de Europa.

Con el trascurrir del tiempo y los acontecimientos acaecidos en la posguerra, el estado de bienestar ve amenazada su coexistencia como consecuencia de la crisis del sistema de Bretton Woods, el desarrollo del posfordismo en el en-torno de la economía de mercados, el gran desarrollo y la consolidación  de  las  economías  europeas  de  posguerra,  la  crisis del petróleo de 1973, el surgimiento de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) entre otras causas, que van en contraposición del desarrollo propuesto en perspectiva ortodoxa en el manejo de la política económica internacional liderada en gran medida por organismos multilaterales.

Sumado a lo anterior, el estado de bienestar se ve amenazado por la consolidación de la revolución conservadora denominada neoconservadores (neocon) de los años ochenta, movimiento iniciado en Estados Unidos con el gobierno de Ronald Reagan, que después influyó principalmente a Japón  y  Reino  Unido,  donde  Margaret  Thatcher  asumiría  el  poder. 

Esta  ideología,  que  va  en  contra  del  comunismo  y  las  ideas  de  izquierda  fortalecidas  en  la  década  de  los  años  sesenta, se caracteriza por defender la contracción económica del Estado, la libertad de mercado y el fomento del individualismo  sustentados  en  enfoques  económicos  que  permitan racionalizar el gasto estatal a lo esencial para garantizar la seguridad, la soberanía del Estado y el sistema jurídico  normativo.  Varios  de  estos  lineamientos  son  retomados de la obra de Frederick Hayek, representante de la escuela austriaca que, en el texto “Camino a la servidumbre” (1944), manifestaba la necesidad de potenciar la economía de mercado y, a la vez, disminuir la esfera de influencia de la gestión estatal. 

En este contexto, en la década de los años ochenta, se cuestionó  fuertemente,  desde  el  ámbito  de  lo  político  y  económico, el sentido y la viabilidad del Welfare State, ya que desde esta nueva ideología se evidencian falencias de fondo  en  la  estructura  del  Estado  de  bienestar  planteado  por Keynes en los años treinta; esta crisis dio paso al fortalecimiento  de  una  corriente  de  pensamiento  económico  más que político, mal llamada neoliberal (ya que dista ampliamente  de  los  principios  fundamentales  del  liberalismo  del siglo XVIII). El neoliberalismo sustentado en el tecnicis-mo económico de la Escuela de Chicago cuestiona el papel del estado de bienestar y los avances sociales que se habían logrado en algunos países industrializados del centro geopo-lítico global, así como algunos avances en los países periféricos.

El neoliberalismo propende por la competencia perfecta, el derecho a la individualidad productiva, los bajos niveles de  intervención  del  Estado  en  el  sector  económico,  la  estandarización de medidas macroeconómicas para todos los países periféricos dependientes de empréstitos de organismos supranacionales, con lo que se evidencia una marcada tendencia  intervencionista  de  organismos  tales  como  el  Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y las grandes potencias económicas, que influyen notablemente en lo relacionado con la inversión y las particulares políticas sociales de cada Estado, con lo cual se replantea el rol del gobierno local nacional y la intervención externa en asuntos internos de los países. 

En esta nueva dinámica de relaciones internacionales, los gobiernos nacionales deben preocuparse por el control del gastofiscal,  garantizar  la  seguridad  militar  del  territorio,  privatizar la acciones de producción estatal, la libre circulación de capitales con el fi n de potenciar el fl ujo de la in-versión extranjera y dar libre paso al mercado como fuente de las interacciones económicas y sociales en el nuevo escenario global, dejando de lado el principio fundamental de bienestar y de responsabilidad del Estado frente al ciudadano, principalmente en los países pobres con bajo nivel de desarrollo  económico  y  social;  con  ello  se  condena  a  las  generaciones existentes y venideras a la dependencia eco-nómica  y,  por  qué  no,  cultural  del  centro  del  sistema  de  aquellos que tienen el poder para influir en asuntos propios de la soberanía nacional. 

Aportes del pensamiento keynesiano a la consolidación del Estado de bienestar

John Maynard Keynes es considerado uno de los economistas más influyentes del siglo XX, en primera instancia por su postura crítica frente al sistema social y económico reinan-te en Inglaterra a principios del siglo XX, lo cual se evidencia en sus críticas al sistema económico y social:

“Los nuevos ricos del siglo XIX no fueron educados en un clima  de  grandes  gastos,  y  prefirieron  el  poder  que  la  inversión les proporcionaba a los placeres de un consumo indiscriminado.  En  realidad  fue  precisamente  la  des-igualdad en la distribución de la riqueza lo que permitió aquellas vastas acumulaciones de riqueza fi ja y mejoras de capital que distinguieron esta edad de todas las restantes.  En  esto  reside,  de  hecho,  la  principal  justificación del sistema capitalista” (Leckchman, 1970).

Más  allá  de  su  postura  crítica,  en  su  obra  destacan  los  importantes aportes planteados frente a la teoría de la renta, el capital y el dinero; factores que potencian el desarrollo económico principalmente a partir de la segunda mitad del siglo XX en los países que acogen su modelo económico y social. 

A diferencia de las teorías de la Escuela Clásica de economía, donde autores como Adam Smith o Ricardo argumentan que el potencial de la economía y el libre cambio está en la capacidad de regularse por sí solas y generar riqueza a partir de la interacción automática entre medios de producción y mercados, Keynes argumenta que para encontrar dicho equilibrio es necesario el pleno empleo, como bien se expone en su obra sobre la teoría general.

Dicho planteamiento rebate la postura de la Escuela Clásica y pone en evidencia que los análisis de los clásicos en términos microeconómicos son válidos en momentos en que la sociedad no se encuentra frente a una crisis económica. En eso precisamente es relevante el aporte de Keynes, que analizó  otros  factores  como  el  pleno  empleo  y  el  capital  integrados a los procesos de producción.

Keynes  propuso,  en  contra  de  la  teoría  clásica,  que  la  restricción  al  gasto  de  dinero  en  momentos  de  depresión  económica y de crisis es beneficiosa para la estabilidad eco-nómica, ya que, al no comprarse un bien, el precio de este tenderá a la baja, así como las tasas de interés y los sueldos serán  menores  y,  por  consiguiente,  se  podrá  adquirir  después a un precio más favorable. En este sentido, la gente tenderá a disminuir la utilización de préstamos, y se genera así un equilibrio económico en el que se articulan todos los factores  de  producción,  incluidos  el  trabajo  y  el  capital.  

Robert Leckchman plantea:

“En la teoría general, Keynes formuló de nuevo el contenido de la teoría económica, y transformó su vocabulario. Es difícil exagerar el impacto liberador del resultado de su empresa sobre la política económica oficial.  Keynes mostró al mundo que el fatalismo respecto a la de-presión económica, el paro masivo y las fábricas cerradas era un error. Demostró que una actuación inteligente que aplicara sin restricciones los instrumentos de análisis conocidos estaba perfectamente capacitada para hermanar de nuevo las necesidades y los recursos humanos...” (Leckchman, 1970).

Su planteamiento es consecuente con el interés de resaltar que la necesidad de fomentar unas mejores condiciones económicas  y  humanas  de  la  sociedad,  y  de  estas  con  el  mercado se ven reflejadas en una mejor calidad de vida o bienestar del ciudadano, en las que el Estado promueve la equidad e igualdad de oportunidades y a su vez incide di-rectamente en el nivel de bienestar de su población. Para Keynes, no es la producción lo que determina la demanda, sino la demanda lo que determina la producción, como bien se  explica  en  su  obra  “Teoría  general  sobre  el  empleo,  el  interés y el dinero”.

En sus teorías sobre el capital y el trabajo, Keynes planteó que son necesarias las políticas estatales que fomenten la redistribución de ingresos para posibilitar la mayor tendencia al aumento del consumo y, por consiguiente, el estímulo del crecimiento económico, el empleo y los ingresos al incrementar la demanda agregada. 

De este modo Keynes teorizaba sobre uno de los principales  problemas  que  obstruye  una  distribución  de  la  renta  equitativa y justa argumentando que la relación de compatibilidad  entre  equidad  en  la  distribución  de  la  renta  y  el  crecimiento económico está atada a la capacidad que tiene el ahorro para convertirse en inversión, proceso que solo es posible lograr con la intervención del Estado, que logra armonizar estas variables. 

Argumentado en el desarrollo de su teoría de pleno empleo,  se  comienza  a  evidenciar  el  alcance  del  Estado  de  bienestar a partir del periodo de posguerra, cuando facto-res como los procesos de producción bajo el modelo fordista (líneas de producción en serie) dinamizan las relaciones económicas  y  productivas,  orientadas  al  incremento  de  la  demanda de bienes en grandes volúmenes y, por ende, mayor demanda de mano de obra en los países con mayor nivel de industrialización. En este contexto, el Estado cobró gran relevancia  en  los  procesos  económicos,  principalmente  a  partir de los años treinta y hasta la década de los setenta, con lo que se potenció el Welfare State.

Durante ese periodo de la historia contemporánea, es in-discutible el crecimiento económico que mostraban principalmente países como Estados Unidos, donde se consolidó el sistema de consumo masivo, el pleno empleo y la capacidad  de  compra  de  la  población,  procesos  que  demandan  políticas  restrictivas  en  torno  al  desarrollo  industrial  y  el  librecambio.

Asimismo se instauraron restricciones proteccionistas en torno al comercio exterior y las políticas de subsidios. Con estas  nuevas  normas,  el  Estado  requiere  fortalecer  su  en- en el caso de algunos países exportadores de petróleo o recursos  naturales  con  demanda  en  el  comercio  internacional,  Estados  donde  la  diversificación  e  industrialización  era  baja.

Crisis del estado de bienestar

El estado de bienestar, como ya se ha citado, tiene sus orí-genes en el periodo de entreguerras; busca principalmente fortalecer a la sociedad frente a los posibles altibajos del mercado, con base en los principios de la socialdemocracia y el pensamiento keynesiano. Es necesario controlar la economía en función de garantizar el bienestar de la sociedad mediante la intervención del Estado. Para garantizar dicho situación, se asume el gasto social como una inversión, es necesario el pleno empleo que garantice buena capacidad de consumo de los trabajadores. 

El  Estado,  en  el  contexto  de  la  socialdemocracia,  debe  estar en capacidad de controlar y regular el libre mercado, incluso  participar  activamente  en  los  procesos  de  producción,  ser  proveedor  de  programas  sociales  en  torno  a  la  educación,  la  salud  y  la  recreación  de  los  trabajadores  y  posibilitar  el  acceso  a  varios  partidos  políticos  que  representen  diferentes  intereses  al  interior  del  Estado.  Dicho  modelo  ha  funcionado  en  algunos  países  europeos,  como  [...]

VER AQUÍ

https://reader.elsevier.com/reader/sd/pii/S2215910X14700096?token=29DA085EB9D5B3E4D8F0ED4111F2839CD58E3590FB402E262E2FF3A6B9663950B05E493A39A6B69F670297DEEAEF032A

No hay comentarios:

Publicar un comentario

ENTRADAS/SPOTS