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miércoles, 28 de noviembre de 2018

LA METODOLOGÍA DE LA ECONOMÍA


La evolución metodológica de la economía, tiene una pre-historia y una historia. Comenzamos por la pre-historia:

La METODOLOGÍA DE LA ECONOMÍA se inicia formalmente con las manifestaciones escolásticas: siglos XI al XV (Santo Tomás de Aquino), continúa con el Mercantilismo: siglos XVI al XVIII (Colbert, Mun, Becher), que tradujo un enfoque proteccionista de comprensión de la economía. Luego está la Fisiocracia: siglo XVIII (Quesnay), que tradujo un esquema liberal de interpretación de la economía. Metodológicamente, se indica que se trató de un conjunto de aportes que no llegaron a conformar un cuerpo teórico de análisis.7

Se coloca el ejemplo de 1796, del libro “La riqueza de las naciones”, de la Escuela Clásica, cuyo autor es el liberal Adam Smith. Metodológicamente Smith empleó razonamientos diferentes en su obra:  Libros I. y II. método de estática comparativa, los Libros III. IV. y V. utilizó el método inductivo. Otro ejemplos se dan en 1798, en el libro “Ensayo sobre la población”de Thomas Malthus y en la obra de 1817, “Principios de Economía Política” de David Ricardo, que utilizaron el método hipotético-deductivo.

El método hipotético-deductivo, postula que las investigaciones científicas se inician a partir de una observación de los hechos, libre y carente de prejuicios; siguen con la formulación de leyes universales acerca de esos hechos por inferencia inductiva, y finalmente llegan, de nuevo por medio de la inducción, a afirmaciones de generalidad aún mayor, conocidas como teorías. La característica de este método es que emplea las reglas de inferencia lógica, al igual que la deducción.

De todos modos los trabajos realizados en el campo de la economía entre 1827-1890, no explicitaron principios metodológicos y centraron su atención sobre premisas que indicaban que la verificación de las predicciones económicas era una tarea librada al azar.

Muchos connotados economistas de la época, reflejaron en sus trabajos, una concepción análoga; concepciones que reflejaban el pensamiento filosófico de entonces: En 1836, John Stuart Mill, en su obra “Sobre la definición de la Economía Política”. Afirma, una discrepancia entre las anticipaciones y los hechos reales mostrará, no que la proposición original sea errónea y debe por lo tanto ser descartada, sino tan solo que aquella proposición es “insuficiente”. En 1831, Whately, corroborado por Mill: “Las proposiciones tendenciales en Economía deben ser consideradas como promesas que quedarán redimidas, cuando se haya tenido debidamente en cuenta la correspondiente cláusula CETERIS PARIBUS.

Por las causas perturbadoras que podían contradecir las conclusiones de las teorías económicas, los economistas apelaron a la cláusula ceteris paribus, que va invariablemente unida a la formulación de “leyes” económicas. Para Mill, la lógica de la inducción es el único camino que proporciona conocimientos nuevos

En 1875,  John Elliot Cairnes en su obra “Carácter y método lógico de la Economía Política”, señala “Las leyes económicas pueden ser refutadas únicamente si se demuestra, o bien que los principios y condiciones supuestas no existen, o bien si las tendencias que la ley deduce no se siguen como consecuencia necesaria de los supuestos de las mismas”.

Hasta acá, los clásicos sostienen que la “verificación” no es una contrastación adecuada de la validez de las teorías económicas, de su verdad o falsedad, sino que será un método que permita establecer fronteras de aplicabilidad de una teoría que es en sí, obviamente cierta.

En 1891,  John Neville Keynes en su libro “Contenido y método de la Economía Política”, afirma que el método a-priori de la economía política clásica empieza y termina con la observación. Puesto que los supuestos en Economía son ciertos normalmente, sus predicciones también serán normalmente, ciertas, y que siempre que no lo sean, una investigación diligente de los hechos nos revelará en cada caso las causas perturbadoras AD-HOC a las que podemos atribuir la discrepancia observada.

Se llega a la conclusión de que en el siglo XIX , no se llegaron a establecer las bases empíricas sobre las que hubiese sido posible rechazar una determinada teoría económica. Porque se consideraba las premisas como verdades “a priori”, de las premisas se deducía las implicaciones que serían ciertas “a posteriori” y en ausencia de causas perturbadoras. Además que el objetivo de la verificación de las implicaciones consistía en determinar el campo de la aplicación de las teorías económicas, y no en evaluar su validez.

En 1932, Lionel Robbins en su estudio “Ensayo sobre la naturaleza y significación de la Ciencia Económica”, subraya, la validez de una determinada teoría depende de la derivación lógica de los supuestos generales de los que parte. Pero su aplicabilidad a una situación dada dependerá de la medida en la cual sus conceptos reflejen de hecho las fuerzas que operan en dicha situación. En 1949, Von Mises enfatiza en su libro “Acción humana: un tratado sobre economía”, lo que concede a la Economía su posición peculiar y única en la órbita del conocimiento puro y de la utilización práctica de dicho conocimiento es el hecho de que sus teoremas concretos no son susceptibles de verificación o falsación alguna en el terreno de la experiencia...la medida última de la corrección o falta de ella de un teorema económico es únicamente la razón, sin ayuda alguna de la experiencia.

Como balance final, se tiene que en la etapa clásica, el método de la economía ha consistido en la manipulación de supuestos apriorísticos, derivados de la  introspección o de observaciones empíricas casuales. Los clásicos, minimizaron el problema de la elaboración de pruebas empíricas adecuadas para las teorías.

En el período clásico, las discusiones metodológicas asumieron la forma de un desacuerdo sobre el realismo y la pertinencia de los supuestos. Se consideraba tan simple la verificación empírica de la economía que no requería ninguna explicación: era simplemente una cuestión de “mirar y ver”.
No se hizo ningún esfuerzo verdadero para comprobar las doctrinas clásicas con el material estadístico que se había acumulado durante el siglo XIX. La defensa tradicional consistía en atribuir toda contradicción a la fuerza de “tendencias contrarias”.

Las “tendencias contrarias” se tomaban como variables casi siempre exógenas, y casi nunca como constantes o parámetros adicionales a las ecuaciones originales de su modelo. Decían “Las leyes económicas se refutan si sus supuestos están errados o son inconsistentes. La refutación de una predicción, no significa el abandono de una teoría”.

La METODOLOGÍA DE LA ECONOMÍA DEL SIGLO XX, va a impulsar un nuevo enfoque; así en 1938, Terence Hutchison en su obra“Significación y postulados básicos de la Teoría Económica” introdujo explícitamente el criterio metodológico de falsabilidad de Popper en los debates económicos y estableció el criterio fundamental de que las proposiciones económicas que aspirasen al estatus de “científicas”,deberían ser susceptibles, al menos en teoría, de contrastación empírica interpersonal. En el siglo XX, se destaca el importante rol de las escuelas estructuralistas del pensamiento económico8.

Su principal prescripción metodológica es que la investigación científica en economía debería dedicarse únicamente a las proposiciones empíricamente contrastables. Hutchison estaba convencido de que el trabajo empírico en economía puede ser tan útil en la contrastación de los supuestos como en la de las implicaciones de las teorías.9

En 1948, Paul Samuelson en su libro“Fundamentos de Análisis Económico”,se refiere al denominado OPERACIONALISMO. En economía es central obtener teoremas “operacionalmente significativos”. Por teorema significativo se entiende una hipótesis sobre cuestiones empíricas que puede concebiblemente ser refutada, aunque sea, sólo en condiciones ideales. Una proposición operacional se define como aquella que afirma o implica una operación que, en principio, podría realizarse, y cuyos resultados constituirán la contrastación de la proposición. Los supuestos deben ser realistas y las proposiciones deben ser verificables. En resumen, una teoría operacional será una teoría falsable.10

En 1953 Milton Friedman, en su obra “Ensayo sobre Metodología de la Economía Positiva”, afirma que los supuestos son “en gran medida” irrelevantes respecto de la validación de las teorías, las cuales habrán de ser juzgadas “casi” únicamente en términos de su valor como instrumento generador de predicciones fiables. Consideradas como un cuerpo de hipótesis sustantivas, las teorías han de ser juzgadas por su poder predictivo respecto del tipo de fenómenos que intentan “explicar”.Esta tesis toma como negativa la postura que insiste en la verificación directa de los supuestos fundamentales como prueba crítica de la validez de una teoría, considerando tal verificación como cuestión previa a, o independiente de la contrastación de las predicciones de la misma.11

En su visión de metodología económica aplicada a la política económica,  Friedman señala que la capacidad predictiva y la efectividad interventora de las autoridades económicas son siempre reducidas, y de ahí que los propios efectos de las políticas económicas sean forzosamente limitados. Por ello, Friedman propondrá una actuación económica basada esencialmente en unas cuantas normas de política fiscal que garanticen el equilibrio presupuestario, y en el establecimiento de impulsos monetarios basados en el crecimiento estable, y compatible con una inflación limitada de la cantidad de dinero.

La tesis de Lipsey, recogida en su obra: “Introducción a la Economía Positiva”,se basa en la imposibilidad de probar o rechazar una teoría con un grado total de certeza y ello porque, “cualquier ciencia en fase de desarrollo verá rechazarse continuamente algunas de sus teorías existente”. En definitiva, rechazar una teoría por una sola refutación resultaría excesivamente paralizante, pero aceptarla de forma definitiva, por muy grande que sea el número de pruebas favorables, resultaría excesivamente atrevido, si tenemos en cuenta que siempre puede existir una experiencia contraria para la cual la ley no se cumpla. “Todo lo más que podemos hacer es descubrir sobre la base de cantidades finitas de conocimiento imperfecto, cuál es el balance de probabilidades entre hipótesis competitivas” 12

Finalmente, la corriente principal, señala que la verificación directa de los postulados o supuestos de la Teoría Económica resulta tanto innecesaria como superficial; las teorías económicas (paradigmas económicos),deberán ser juzgados, en último término, por sus implicaciones respecto de los fenómenos que pretenden explicar. La Economía – se indica- no es sino una “caja de herramientas”, y la contrastación empírica mostrará, no tanto si ciertos modelos son verdaderos o falsos, sino más bien si aquellos son o no aplicables a una situación dada. Se quiere rebasar la idea popperiana de la refutación y se presenta un enfoque estadístico de la contrastación, que acepta que ni la refutación ni la confirmación  pueden ser nunca definitivas, y que únicamente se puede aspirar a descubrir, basándose en cantidades finitas de un conocimiento imperfecto, cuál es el balance de probabilidades entre las hipótesis alternativas.
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7. Se señala que los mercantilistas aplicaron el método empírico-realista. La economía política se reducía exclusivamente a un arte empírico, una lista de fórmulas prácticas para los gobernantes en defensa de los intereses nacionales contra otros intereses nacionales. No formularon leyes que expliquen el comportamiento económico y posteriormente lo controlen, sino sugerencias y normas de conducta. Se indica que el método de los fisiócratas oscila entre lo inductivo y lo deductivo, puesto que si bien no descuidan el planteamiento teórico basado en una concepción natural de la vida económica, su principal preocupación era de economía práctica. Se da entonces una unión de postulados filosóficos y de cuestiones prácticas. Lograron consolidar leyes, de manera muy limitada y concebían las mismas en base a abstracciones a partir de fenómenos de la vida cotidiana y utilizaban razonamientos deductivos en sus argumentaciones teóricas. De los clásicos, se dice que desde el punto de vista de la metodología aplicada, no se dio un método común, pero que en todos, se da la característica del predominio del método abstracto y deductivo heredado del racionalismo, donde formularon un cuerpo de leyes y principios, sin preocuparse de su contrastación con la realidad. Si bien entre los clásicos se cuentan a Smith, Ricardo, Malthus y Stuart Mill, desde el punto de vista metodológico, también es posible incluir la visión y los trabajos de Marx.
8. Se identifican cuatro tipologías: El estructuralismo antropológico: La metodología estructuralista bajo esta tipología, se apoya en modelos y aporta a las estructuras económicas, cuyo conocimiento resulta imprescindible en el proceder político económico, su formalismo es su rasgo más positivo El estructuralismo empírico: Se dirige al análisis de los rasgos más visibles. Se combina la dinámica temporal y espacial con la dialéctica generalizada, para lograr una representación tan correcta como sea posible de las asimetrías, distorsiones, retardos o aceleraciones, reducciones o amplificaciones, de la propagación de los fenómenos económicos. El estructuralismo fenomenológico: Basa su metodología en una visión fenomenológica del mundo.  Esta corriente se basa en un positivismo absoluto, en el sentido de pretender aprehender los “fenómenos” de la realidad directamente como tales, esto es desprovistos de toda conciencia intencional. El estructuralismo dialéctico: La estructura viene totalmente determinada por el devenir histórico. Se observa en esta tipología de estructuralismo, la articulación de un esquema analítico, que abarca la realidad macroeconómica como totalidad, en su dimensión social, y define sus reglas de transformación, las leyes de correspondencia de sus elementos, las relaciones significativas, las contradicciones, conteniendo en definitiva los elementos básicos de toda estructura: totalidad, interdependencia, transformaciones… 
9. Por ejemplo, desde el punto de vista metodológico, el pensamiento Keynesiano ha supuesto un avance decisivo del método empírico, en su versión moderna y científica, en perfecta conciliación con los métodos matemáticos y deductivos, todo ello en una concepción de la Economía como ciencia positiva. El enfoque Keynesiano también sirvió como base y sostén del método econométrico en su nivel macroeconómico. La econometría, por otra parte, ha tenido un rápido desarrollo en el campo de la microeconomía, en estrecha relación con el análisis de operaciones. La importancia de la obra de Keynes está en su impacto sobre la política económica. Lo innovador de Keynes es que ha facilitado una nueva visión teórica del funcionamiento del sistema económico y ofrece un cuerpo teórico explicativo de la realidad económica a corto plazo.
10. Los economistas de la segunda mitad del siglo XX, monetaristas o keynesianos, liberales o intervencionistas, disintieron o acordaron sobre la agenda de temas y conceptos de una ciencia que tuvo en Samuelson a uno de sus más importantes artífices. La teoría económica moderna es en gran medida aún hoy, la disciplina que modeló Samuelson.
11. En 1953, a sus 41 años, Milton Friedman dio a la imprenta, el libro “La metodología de la economía positiva”, defendía en él la tesis de que la cientificidad de la economía debía evaluarse por el acierto de sus predicciones y no por el realismo descriptivo  de sus hipótesis: aunque un consumidor no se reconozca en el agente económico de los teóricos de la demanda, éste les servirá para predecir acertadamente su decisión, y con eso bastará, según Friedman, para que consideremos su ciencia positiva. El éxito de sus argumentos, convertirá este escrito de circunstancias en el más influyente, en la metodología de la economía del siglo XX.
12. Camilo Dagum propone una nueva metodología para la investigación en la ciencia económica, que puede resultar altamente operativa y sugerente, dado el estado actual de crisis económica y la incapacidad del análisis económico tradicional (fase degenerativa en la terminología de Lakatos), para explicar las causas de dicha crisis y, en consecuencia, deducir los medios más idóneos para combatirla. Esta metodología combina las dos vertientes del análisis económico: la descriptivo-positiva y la teleológico-normativa, desarrollándose en las siguientes fases:
1. Especificación del dominio de investigación.
2. Especificación de un modelo representativo de la estructura observada, es decir, identificación del proceso estocástico que genera las informaciones muestrales.
3. Especificación de un modelo representativo de una estructura objetivo viable.
4. Hipótesis nula, es decir, análisis estadístico sobre la existencia o no de una diferencia significativa entre la estructura observada y la estructura objetivo.
5. Modelo de decisión o filosofía para la acción, concebida en función de la conclusión obtenida en la etapa anterior y en función también de la eficacia del conjunto de variables controlables por el sujeto de las decisiones.

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