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miércoles, 14 de julio de 2021

 

Amartya Sen: "El desarrollo es más que un número"

  • Alejandra Martins
  • BBC Mundo

Han transcurrido 20 años desde que Naciones Unidas comenzara a publicar el Índice de Desarrollo Humano (IDH). El indicador, que tiene en cuenta factores como la expectativa de vida y la educación, surgió ante el reconocimiento de que los indicadores macroeconómicos de los países no necesariamente reflejan cómo viven en realidad sus habitantes.

Amartya Sen
Pie de foto,

El trabajo de Amartya Sen está en la base del IDH.

El IDH se basa en gran medida en el trabajo del Premio Nobel de Economía, Amartya Sen, y su visión de una economía en la que lo central es el ser humano. Sen es el propulsor del concepto de desarrollo como libertad, en el que la pobreza y la falta de oportunidades económicas son vistas como obstáculos en el ejercicio de libertades fundamentales. Desarrollo significa entonces expandir la libertad de los seres humanos.

Amartya Sen habló con BBC Mundo sobre dos décadas del IDH y el "compromiso con la humanidad".

¿Cómo ha cambiado el concepto de desarrollo desde la aparición del Índice de Desarrollo Humano (IDH) hace 20 años?

No veo que el concepto de desarrollo haya cambiado. El IDH surgió en el primer informe de Desarrollo Humano en 1990, en reconocimiento de las limitaciones de las medidas estándar de desarrollo, como Producto Interno Bruto o Producto Nacional Bruto. Éstas medidas se concentraban en el ingreso y los recursos que tenía la gente, no en el tipo de vida que podían vivir en la práctica.

No creo que el concepto de desarrollo haya cambiado desde entonces. Había trabajos teóricos sobre desarrollo antes del IDH en los 70 y 80.

Pero desde entonces, los trabajos siguen básicamente la misma línea, reemplazando características de propiedad, medios y posesión de ingreso, por características que tienen que ver con la vida humana y la libertad de la gente para vivir la clase de vida que valora según su propio raciocinio.

Así que el cambio ha sido desde materias primas hacia la libertad y las capacidades de las personas, y ese cambio aún sigue en pie.

Cuando miramos el índice vemos por ejemplo que Argentina tiene un puntaje cercano a 0,8 y Alemania 0,9. ¿En qué medida son estos datos útiles para alguien en Argentina? ¿Cómo se aplica el índice?

No creo que pueda juzgarle ningún índice por el valor que tenga para un país en particular, porque el objetivo principal del mismo es evaluar el desempeño de países comparando unos con otros así como el desempeño de un país determinado a lo largo del tiempo.

Los número absolutos del IDH son sólo números abstractos. Lo que debemos ver son las magnitudes relativas de esos números al comparar un país con otro.

Puede haber un país que sea muy rico pero no gasta mucho en salud y educación. Su ranking en el IDH tenderá a ser más bajo que su ranking en ingreso per capita. En forma similar, pueden verse en el tiempo cambios o la ausencia de cambios y el IDH apuntará a ciertas políticas.

Así que creo que sería un error concentrarse en el valor del índice para un país determinado, en lugar de examinar las magnitudes relativas del índice en un país en distintos períodos o de diferentes países en un momento determinado.

¿Podría explicarnos en términos simples su idea de desarrollo como libertad y justicia?

Creo que el concepto básico es muy simple. Cuando vemos qué tan bien está yendo la vida de una persona, miramos las características de esa vida, principalmente qué cosas puede hacer esa persona que según su propio razonamiento desea y valora.

La libertad para tener esas cosas es en lo que se enfoca el desarrollo como libertad. Ahora, para gozar esas libertades es útil tener ingreso, recursos, riqueza, etc., pero éstos no son los únicos determinantes de la vida que podemos tener y, en segundo lugar, la relación entre nuestros recursos y la capacidad para lograr algo depende no sólo de varios factores.

Así que en lugar de mirar los medios, el desarrollo como libertad se enfoca en los fines, o más exactamente, en la libertad para lograr los objetivos en la vida que una persona elige con su razonamiento. Ése es el cambio de enfoque que implica pasar del desarrollo como crecimiento económico al desarrollo como libertad.

España tiene un IDH muy alto, pero ahora tiene más de cuatro millones de desempleados. ¿Qué impacto ha tenido en el desarrollo la crisis económica de los dos últimos años, en la que millones de personas han perdido su trabajo?

Hay dos cosas que debemos mirar aquí. El empleo no es una de las variables incluidas en el IDH, pero cuando un país tiene desempleo muchas de las características en el IDH serán afectadas en forma indirecta, como salud, expectativa de vida y oportunidades de educación.

Pero estos datos no son tan gráficos como las cifras de desempleo que usted mencionó. El enfoque del desarrollo como libertad es mucho más general que el IDH.

Mercado en Tegucigalpa
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Para Sen, el desarrollo es la libertad para tener las cosas que uno desa y valora.

Si una persona tiene motivos para no querer estar desempleada -y esa razón existe porque nos gusta trabajar, nuestra seguridad, el ingreso y el auto respeto y el respeto de otros asociado con el empleo- entonces el empleo mismo se convierte en una virtud importante.

El IDH es una cifra, un concepto muy rudimentario. En un número no se pueden incluir muchas cosas. El IDH mira conceptos elementales y es útil para mostrar las diferencias entre países con distintos grados de desempeño.

Si miramos a India, por ejemplo, el estado de Kerala, con un nivel relativamente bajo de ingreso, tiene la mayor expectativa de vida y logros educativos del país. Eso muestra que el IDH puede divergir del Producto Interno Bruto.

Pero hay otras consideraciones que no capta el IDH. Cuando miramos la situación de desempleo actualmente en Estados Unidos o Europa, es preciso utilizar el enfoque de desarrollo como libertad, de una manera más amplia que el simple índice numérico que se obtiene del IDH.

Yo trabajé a pedido del presidente Sarkozy de Francia junto a Joseph Stiglitz y Jean Paul Fitoussi para recomendar un índice que tuviera en cuenta las condiciones europeas y el hecho de que los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) difieren de los países en desarrollo en los que se concentra el IDH.

Aún enfocándonos en Europa, no pensamos que un índice pudiera captar todo lo que queríamos medir en Europa. Ningún número puede hacer eso.

Por ello sugerimos considerar una serie de cifras, y el desempleo es una de ellas. Otra es el nivel de descontento. Hay una serie de indicadores que debemos ver.

El IDH hizo bien el trabajo elemental, pero nunca pretendió captar todo el desarrollo como libertad.

¿La actual crisis económica, con millones de desempleados, significa que la libertad de millones de personas ha sido disminuida?

Definitivamente. No tener empleo es una de las mayores disminuciones de libertad que la gente puede tener en una sociedad con un sistema asalariado, a diferencia de las sociedades agrícolas de campesinos, donde el empleo no es fácilmente mensurable.

Pero en el caso de Europa, Estados Unidos, y a estos efectos, América Latina, el empleo y el desempleo son factores muy importantes cuando hablamos de libertad.

De hecho, mi trabajo sobre desarrollo como libertad comenzó con una preocupación en torno al empleo. El libro "Empleo, tecnología y desarrollo" (1975) trata sobre el empleo y cómo afecta nuestra libertad. De modo que es un factor central al evaluar la libertad humana.

No lo usamos en el IDH porque se trataba de comparar países muy pobres en África, Asia y algunos en América Latina, con las estadísticas sobre empleo no son indicadores claros en sociedades de campesinos como en economía asalariada. Y por eso no lo usamos en el IDH, pero nunca dudamos que el desempleo es una disminución muy importante de la libertad humana.

Cuando era niño, el contacto con las víctimas de una hambruna en India lo marcó para toda su vida. ¿Qué mensaje le daría a los jóvenes economistas?

Creo que los jóvenes en América Latina y en otras partes del mundo están intrínsecamente interesados, están comprometidos con pensar sobre el destino de la humanidad. Nuestra visión tiende a ser muy amplia cuando somos jóvenes. Yo he sido profesor toda mi vida y siempre me ha impresionado la amplitud de la visión de los jóvenes.

Amartya Sen
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Sen obtuvo el Premio Nobel de Economía en 1998.

A veces la tecnocracia de la economía puede paralizar sus intereses, porque la disciplina tiende a concentrarse en cuestiones muy específicas.

Es importante ocuparnos no sólo de esos temas técnicamente importantes pero puntuales que deben ser estudiados, sino también del tema más amplio de cómo son las vidas humanas. Esto por un lado.

Por otro lado, para hacer eso a veces hay que cambiar el enfoque y la tecnología de la economía que se utiliza para ser más sensible a los temas que tienen que ver con el bienestar y la libertad de la humanidad. Y esto requiere un verdadero compromiso.

No suelo dar mensajes porque no creo que la gente los necesite, pero diría que el compromiso de preocuparnos por la humanidad en su conjunto es un gran compromiso para todos nosotros, y eso se aplica también a los jóvenes economistas.

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