"Las empresas no sobrevivirán sólo con sus viejas rutinas"
Las empresas europeas tendrán que demostrar que los altos salarios que cobran sus trabajadores en comparación con los de potencias emergentes como China, India o Brasil están justificados. Bengt-Ake Lundvall, profesor de Economía en la Universidad de Aalborg (Dinamarca) y experto en innovación, es uno de los especialistas que participaron en la elaboración de la Estrategia de Lisboa de la UE, que se planteó a principios de esta década el hoy lejano objetivo de convertir Europa en la economía del conocimiento más competitiva del mundo. De paso por San Sebastián tras participar recientemente en un taller organizado por el Instituto Vasco de Competitividad, aconseja a Euskadi que se centre en sus puntos fuertes, como su particular forma de organizar las cosas: "Veo potencial, por ejemplo, en la tradición de organización de las cooperativas. Es única. Mondragón es el mejor ejemplo. Muchos sectores podrían aprender de ella".
Pregunta. ¿Cómo lograr que la innovación forme parte de la cultura de una empresa cuando unas organizaciones tradicionales tienden a hacer las cosas de manera estandarizada?
Respuesta. Es cierto que muchas de las grandes, como las del sector del automóvil, ganaron mucha eficiencia gracias a las rutinas instauradas y a un funcionamiento jerárquico. En los últimos 20 o 30 años la competición global ha cambiado las reglas. Deben estar más orientadas hacia la innovación para salir adelante, sobre todo en países que no pueden competir en precio. Esta realidad afecta a cada vez más sectores, incluso los tradicionales como ropa, mueble o agroalimentario, cada vez más dependientes de la ciencia y los avances tecnológicos. Las empresas no sobrevivirán sólo reproduciendo viejas rutinas. La innovación es una cuestión de supervivencia para Europa.
P. ¿Qué papel deben jugar los directivos en este cambio?
R. Las crisis más serias, como la del automóvil, corresponden a sectores que han tenido muy poca innovación. Nuestra impresión es que, a menudo, la cúpula directiva es una fuerza conservadora y los cambios radicales de estrategia suelen llegar cuando tienen serios problemas o cuando se tiene la suerte de encontrarse una oportunidad inexplorada. Para que haya un cambio de rumbo estratégico, a veces hay que cambiar a las cúpulas directivas. Probablemente surgirán nuevos líderes en la industria automotriz en EEUU por la crisis. Los antiguos se hallan demasiado anclados en el pasado.
P.¿Existen diversos modelos de economías basadas en la innovación?
R. Se podría decir que hay dos. Uno está basado en la comunidad científica, los laboratorios y en intentar implementar lo nuevo desde la cúpula hacia los niveles inferiores, muy jerarquizado. Éste sería el modelo estadounidense y el de los sectores tradicionales. El otro sería el de los países nórdicos, basado en la participación. Los empresarios que trabajan en estos países destacan que existe mucha colaboración entre los operarios especializados, los ingenieros y los laboratorios y el departamento de I+D. Es como usar la fábrica como un laboratorio. El primero sería el más adecuado para desarrollar nuevas tecnologías, mientras que el segundo es el más apropiado para absorberlas e implementar las innovaciones, algo también fundamental.
P. ¿Dónde se situaría el País Vasco entre esos dos modelos?
R. Diría que entre ambos. En comparación con otras partes del sur de Europa creo que el nivel de calificación es superior al de Portugal, Grecia y la propia España. Tienen ustedes un buen punto de partida, pero hay que invertir más en formación de los trabajadores y en romper de alguna manera la jerarquía. Tener jefes demasiado alejados de los trabajadores no es eficiente. Se tarda mucho en implementar las cosas, y ser rápido se está convirtiendo en fundamental. En líneas generales, en el Sur y el Este de Europa se están centrando demasiado en la formación académica y poco en ligarla a cuestiones prácticas.
Bengt-Ake Lundvall
Bengt-Ake Lundvall (Karlsborg, Suecia, 1941), máster en Economía por la Universidad de Gotemburgo y profesor de esa materia en la de Aalborg (Dinamarca), fue director de Ciencia, Tecnología e Industria de la OCDE entre 1992 y 1995. Trabajó en la elaboración de la Estrategia de Lisboa de la UE y es profesor invitado en universidades de Francia e Italia.