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miércoles, 31 de julio de 2019

¿Cuál es el economista que planteó y fundamentó la nueva ingeniería económica?


¿Cuál es el economista que planteó y fundamentó la nueva ingeniería económica?

La respuesta a la pregunta del título es aparentemente fácil: bastaría con señalar el nombre del (o los) economista(s); sin embargo, esto, así de sencillo llevaría, sin duda alguna, únicamente a confundir a legos y no-legos (en economía)[1]. En todo caso, se prestaría a especulación de los que no conocen a fondo los teoremas de los economistas que vamos a mencionar y, aunque esto ayudaría al debate entre investigadores y estudiosos, preferimos llevar de la mano a nuestros lectores de modo que signifique responsabilidad académica más que impacto para quienes tienen curiosidad y deseo de  saberlo. Por lo que, consideramos necesario establecer una salvedad y una introducción taxonómica previa, antes de entrar a responder la pregunta del título de lo que hoy entendemos por "Ingeniería Económica".

Una salvedad previa:

En los actuales medios académicos se conoce y se diferencia claramente la nueva “Ingeniería Económica” (que se enseña en las Facultades del mismo nombre) de la vieja reliquia de otra época[2], reliquia que estaba personificada por DeGarmo[3] desde 1942. Sin embargo, muchos docentes irresponsables[4] siguen usando el texto-manual de DeGarmo para enseñar el aspecto económico (métodos de riesgo, sensibilidad, análisis de intangibles) en las diferentes Facultades de Ingeniería como si fuera una disciplina vigente. 

Una introducción taxonómica previa:

La mayoría desconoce la existencia de los dos grupos de economistas-teóricos cuyos enfoques parecen antagónicos; sin embargo, aunque a simple vista parezcan ser opuestas (por la diferencia en sus principio operativos), sus postulados y teoremas conviven desde mediados  del siglo pasado como las dos riberas del mismo río: 
El 1° grupo: 
La economía ortodoxa (convencinal)[5], asociada con la economía neoclásica[6],  que contemplan la economía desde fuera y, además, keynesiana (que custodia)[7] y plantea los lineamientos políticos (dejando la participación activa a los gobernantes, para corregir las fallas y los errores del orden natural del mercado moral); y (el 2° grupo), la teoría económica activa que promueve la ruptura del estatu quo económico, participando proactivamente[8] en el «cambio», que considera que el problema central de la economía no es el equilibrio sino el cambio estructural para el desarrollo económico y social (Llamada economía de la innovación y del cambio tecnológico[9]). Sin embargo, estas dos vertientes (grupos de teorías) no son sustitutivas sino complementarias –a favor del crecimiento y el progreso económico y social.

Los economistas defensores del segundo grupo se involucran y comprometen: al procurar el cambio del statu quo económico; mientras qué, los economistas defensores del primer grupo, solo se involucran; sin embargo, deben ser versalistas (como Keynes)[10], por ello, la mayoría son keynesianos[11]. 
Sin embargo, el lector debería tener en cuenta que estas dos vías o progresiones han sido a menudo enrevesadas y no lineales.
Después de esta introducción, asumimos que nuestros lectores ya pueden estar adivinando a cuál de los dos grupos pertenece el «ingeniero economista».
Para alguien ajeno a los estudios económicos, ésta aclaración puede resultar sorpresiva, sin embargo debemos argumentar que la economía como ciencia ha perdido desde hace más de 100 años la unidad que caracteriza a muchas otras ciencias. Tal como lo señalara Murray Newton Rothbard (2004, p.23) en el prefacio de la edición española de su Tratado de Economía “Man, Economy and State”:
“desde que Wicsksteed (1910), Taussig (1911) y Fetter (1915) nos dieron sus brillantes obras, este tipo de tratado ha desaparecido del pensamiento económico y la economía se ha vuelto totalmente fragmentada, desvinculada hasta tal punto que ya casi no existe economía; en cambio tenemos miles de fragmentos de análisis sin coordinación. Primero se dividió la economía en campos ‘específicos’ –‘economía urbana’, ‘economía agrícola´,  ‘economía laboral’, ‘economía de finanzas públicas’, etcétera, inconexos entre sí. Aún más grave fue la desintegración  de lo comprendido en la categoría de ‘teoría económica´. La teoría de la utilidad, la teoría del monopolio, la teoría del comercio internacional, etcétera, hasta la programación lineal y la teoría de los juegos, cada uno se mueve dentro de su comportamiento rigurosamente aislado, con su propia y muy refinada literatura”.
A pesar de lo resumido, creemos que –para nuestros lectores– no es posible aún explicarse fácilmente la génesis de ésta nueva ingeniería. Con este propósito, lo que sigue a continuación ayudará a entender mejor, al mismo tiempo que nos aproximaría al economista (o economistas) que contribuyeron a la conceptualización de éste nuevo profesional.
Primeramente, diremos que lo  que establece la diferencia entre economistas e ingenieros (economistas) es el principio operativo (de funcionamiento profesional[12]); en este sentido, dilucidar sobre el método que usan los economistas (neoclásicos), comparado con el método de los economistas (ingenieros), explicará  mejor el concepto de ingeniería y develar qué economista lo planteó, y, cuál es la base teórica fundamental de esta nueva ingeniería, y qué economista lo teorizó. Veamos:
Para empezar,  diremos que ambos (economistas e ingenieros) aplican el cambio de A a B como estrategia metodológica (para buscar la eficiencia económica ). Así, al comparar los métodos, del paso de A a B  que, también se aplica en la «ingeniería económica», tanto como en la economía neoclásica[13] (dentro de la «teoría del bienestar»[14]), estaríamos diferenciando cómo solucionan el problema económico los economistas (neoclásicos) y como lo hacen los economistas (ingenieros).
 
En la economía neoclásica, se compara dos asignaciones que las llaman A y B, para determinar si una de esas asignaciones es mejor que la otra[15]. Parte de que A es una asignación existente y que B es una alternativa, y lo que se busca es «cambiar» de A a B que sea la mejor deseable. En general, pasar de una asignación a otra implicará que algunos individuos se sientan en mejor posición (ganen) y otros se sientan en peor posición (pierdan). Pero, con el criterio de compensación, un cambio de A a B es una mejora si los que ganan pueden compensar a los que pierden y aun así sentirse en mejor posición. De ahí la necesidad del criterio de compensación (potencial más que real, de los economistas neoclásicos) que está estrechamente relacionada con el concepto de eficiencia asignada.
La ingeniería, por su lado, cambia el estado las condiciones de un bien inicial “A” a otro estado “B” mejorado (haciendo uso de su ingenio, en el proceso de transformación, propio de la ingeniería). Por ejemplo, cambia pulpa de madera a papel (como aplicación de la ingeniería tradicional); cambian las funciones de las computadoras, teléfonos móviles y los televisores (incorporando las funciones de las computadoras)…
Pero, este «cambio» de A a B, que hace el ingeniero, es idéntico a su método (para resolver los problemas[16]), establecido por el teorema de Jean Baptiste  SAY cuando explica el «cambio» que hace el «entrepreneur»[17]. Veamos:
SAY[18], en 1802, dijo:
“el entrepreneur «cambia» recursos económicos de zonas de baja productividad y eficacia a zonas de alta productividad y eficacia”
Palabras clave explícitas: “entrepreneur, «cambio», recursos económicos, zonas,  productividad,  eficacia”
Palabras clave implícitas: ingeniería, economía activa, destrucción creativa, innovación, statu quo…
En efecto, Jean Baptiste Say[19],  determinó (estableciendo) también el método ingenieril: del nuevo ingeniero (economista)[20], genuino de todo ingeniero.
Pero, este “Cambio”, que para el ingeniero tradicional significa mejora de condiciones; para el nuevo ingeniero (economista), necesariamente significa innovación. En el sentido estricto, se dice que de las ideas solo pueden resultar innovaciones luego de que ellas se implementan como nuevos productos, servicios o procedimientos, que realmente encuentran una aplicación exitosa, imponiéndose en el mercado a través de la difusión.
Say[21] decía que el estudio de la economía no debía comenzar con análisis matemáticos y estadísticos abstractos sino con la experiencia real de la persona humana.[22]
Veamos, brevemente lo que significa –en el enunciado de Say–  cada una de las palabras clave:
ENTREPRENEUR, entrepreneurship y entreptrepreneural
Son palabras –de origen francés–  que no tiene un equivalente en castellano. Un entrepreneur no es necesariamente un pequeño empresario que inicia o dirige un nuevo negocio, ni un capitalista, ni un propietario, ni un empleador. J.B. Say añadió a la definición anterior (que Richard Cantillon, en 1755, definió el término como «el proceso de enfrentar la incertidumbre».) que el entrepreneur era también un «líder del cambio»  que atraía a otras personas, con el objetivo de constituir organizaciones productivas. Hoy sabemos que (por Peter Drucker, quien en su libro “El entrepreneur y el entrepreneurship) se puede formar. Peter Drucker, uno de los autores más importantes en el tema, define al entrepreneur como aquel empresario que es innovador (y al entrepreneurship como el empresariado innovador), y aclara la común confusión de creer que cualquier negocio pequeño y nuevo es un emprendimiento, y quien lo lleva a cabo un emprendedor. Destaca que, aunque quien abra un pequeño negocio corra riesgos, eso no quiere decir que sea innovador y represente un emprendimiento.
A principios del siglo XVIII, los franceses extendieron el significado del término a los constructores de puentes, de caminos y a los arquitectos.  El entrepreneur aparece a principios del siglo XVI haciendo referencia a los aventureros que viajaban al Nuevo Mundo en busca de oportunidades de vida sin saber con certeza qué esperar o también a los hombres relacionados con las expediciones militares.
Un ejemplo de entrepreneurs, quienes obsoletaron definitivamente a los famosos navegadores (buscadores en Internet) Los encontramos en Google Inc. Esta es la historia de cómo dos Jóvenes «entrepreneurs»  crearon lo que hoy es la empresa más conocida del mundo. Google Inc. es la empresa propietaria de la marca, cuyo principal producto es el motor de búsqueda del mismo nombre. Fue fundada el 7 de septiembre de 1998 por Larry Page y Sergey Brin (dos estudiantes de doctorado en Ciencias de la Computación de la Universidad de Stanford). La empresa ofrece también entre otros servicios: un comparador de precios llamado Froogle, aunque luego pasó a llamarse Google Product  Search, un motor de búsqueda para material almacenado en discos locales Google Desktop Search, y un servicio de correo electrónico llamado Gmail, el cual pone a disposición para sus usuarios más de 7 GB (24 de   septiembre de 2008) de espacio y va aumentando constantemente a razón aproximada de 36 bytes por segundo. También es famoso su programa Google Earth, mapamundi en 3D con imágenes de alta resolución. Recientemente lanzó su versión beta de un servicio de mensajería instantánea basado en Jabber/XMMP llamado Google Talk.
CAMBIO y ZONA
Para entenderlo mejor, es necesario percibir el trasfondo del enunciado como unidad fraseológica, que Jean Baptiste Say nos dejó como un legado cultural. Solo de esta forma, podríamos darnos cuenta que el término[23] “entrepereneur”,  dista mucho del concepto convencional “del emprendedor” que equivocadamente[24] se le otorga. Pues el significado no es producto de ninguna sumatoria, sino que, para su intelección, hay que desentrañar el proceso cognitivo en que se sustentan –no como el concepto de “entrepreneur” difundido, desde 1775, por Cantillon[25] (en su obra Essai sur la nature du commerce en general) como  él lo entendió. Para  Say, «entrepereneur» no implica ni empresario emprendedor[26] ni riesgo empresarial[27].
Ahora, recién sabemos cuánta razón tuvo Say (cuál si fuera un profeta moderno): –ningún empresario, en la actualidad,  se arriesgaría a lanzar un nuevo producto (o iniciar un servicio) sin hacer el estudio de mercado correspondiente; y qué mejor seguridad que la que ofrece la creación de un nuevo «segmento de mercado»[28] (que Say lo formuló como “Zona”). En otras palabras: Say, implícitamente (en este enunciado) hablaba de «Innovación»; como  palabra clave implícita (escondida) qué, finalmente Joseph Alois Schumpeter[29] devela y teoriza posteriormente.
PRODUCTIVIDAD Y EFICACIA
Cuando Say se refería a productividad no está hablando de «eficiencia productiva»[30] y menos aún de «eficiencia económica»[31], o Eficiencia asignativa; de lo que trataba Say es de la creación de un nuevo segmento de mercado[32] (al que llamó “Zona”), que beneficiaría con nuevos valores (subjetivos) a consumidores, valores creados talvez por los nuevos deseo impulsados por el nuevo producto.
El típico ejemplo lo encontramos en el legado que nos dejó Steve Jobs: Cuando Steve Jobs cambia la tipografía tradicional a la digital: de la zona de Gütemberg a la zona creada por él: la topografía digital nació con Macintosh[33]. Desde aquella fascinación inicial de Jobs por el arte de Palladino, hasta el toque mágico de Kare que finalmente les diera nombres propios. Más de 10 años debieron pasar para que las tipografías digitales pudieran cobrar vida. Una gestación que fue tan delicada y sutil como un fino trazo de tinta. En un notable giro de los acontecimientos (decía Jobs), Apple compró NeXT, yo regresé a Apple y la tecnología que desarrollamos en NeXT es el corazón del actual renacimiento de Apple. Y Laurene y yo tenemos una maravillosa familia. Estoy bastante seguro de que nada de esto habría ocurrido si no me hubieran echado de Apple. Creo que fue una medicina horrible, pero supongo que el paciente la necesitaba. A veces, la vida te da en la cabeza con un ladrillo. No perdáis la fe: 10 años de gestación y un final feliz. Definitivamente que Steve Jobs fue uno de los más geniales «Entrepreneurs»-, mientras que Susan Kare fue una «Intrapreneur»[34], de los últimos años. Aquí surge el tercer economista del hilo conductor: Wilfredo Pareto, con su famoso principio y diagrama ( «Principio de Pareto, el secreto de la prosperidad») ( «Diagrama de pareto - Que es el diagrama de pareto»)  es también conocido como la regla del 80-20, distribución A-B-C, ley de los pocos vitales o principio de escasez del factor.( The Application Of The Pareto Principle In Software Engineering. Ankunda R. Kiremire 19th October, 2011).
RECURSOS ECONÓMICOS
Para los ingenieros todos los recursos, finalmente, son recursos económicos incluyendo el “tiempo”; el cerebro humano (que puede mejorar su % de uso): la didáctica (técnicas educativas) y los recursos humanos que pueden ser transformados con la educación; el conocimiento, que dio lugar a la economía del conocimiento donde el trabajador (de conocimiento) es el actor principal… Veamos un claro ejemplo en la educación con Jan Amos Komensk  (Comenio,) quien «cambia» los apuntes de un curso (recurso didáctico) A al recurso standard libro texto impreso B. Creando como consecuencia la nueva tecnología del libro texto. La tecnología no es cuestión de artefactos sino de la forma como se hacen las cosas. En este caso, la nueva forma didáctico de enseñanza/aprendizaje. A Comenio, hombre del siglo XVII,  se le conoce como el Padre de la Pedagogía, ya que fue quien la estructuró como ciencia autónoma y estableció sus primeros principios fundamentales.
Para los economistas, sin embargo, los recursos vienen a ser los factores de producción tierra, trabajo, capital y organización y los asocian con el uso que hacen los emprendedores en los procesos productivos; sin embargo, un emprendedor solamente inicia un nuevo negocio que aunque con riesgo (por no hacer el estudio de mercado correspondiente) su rol no es de entrepreneur; precisamente, porque no se proponen cambiar los recursos económicos en otros de mayor valor; por lo tanto, solamente consideran que el emprendedor es quien al organizar creativamente los factores, tierra, trabajo, capital y organización, creando nuevos productos o bien mejorando los planes de producción de los actuales.
Veamos, ahora, como se inicia el hilo conductor:
Say estudió el libro de Smith y, aunque estuvo de acuerdo en todos los puntos, encontró que la omisión de empresarios innovadores era un defecto serio. Los empresarios buscan oportunidades de lucro y, al hacerlo, crean nuevos mercados y nuevas oportunidades. Al interrumpir constantemente el equilibrio de la competencia, los empresarios evitan que los monopolios se formen y creen una amplia diversidad de productos que mantienen a los consumidores y productores. El cambio de paradigma (rompiendo el statu quo) que hicieron los empresarios exitosos como Bill Gates y Henry Ford cosecharon fortunas mucho más allá de los agentes normales en la economía.
Joseph Alois Schumpeter[35] hablaba de «Innovación» (como  palabra clave implícita escondida que mencionamos líneas arriba) que, finalmente Joseph Alois Schumpeter devela y teoriza posteriormente. Él conceptualizó la «innovación» en su «teoría de las innovaciones», en la que la define como el establecimiento de una nueva función de producción. La economía y la sociedad cambian cuando los factores de producción se combinan de una manera novedosa. Sugiere que invenciones e innovaciones son la clave del crecimiento económico, y quienes implementan ese cambio de manera práctica son los emprendedores. –Es así como surge el hilo conductor (hacia la “ingeniería económica”) con éste aporte de Joseph Alois Schumpeter. Él fue el primer economista importante en reemprender la línea de Say en su clásico Die Theorie der Wirtschanftslichen Enrwicklung (La teoría del desrrollo económico), publicada en 1911, Recordemos que Schumpeter rompió con la Economía clásica, de una manera más radical de como John Maynard Keynes lo haría veinte años después. Schumpeter postuló que el equilibrio dinámico causado por el empresario innovador, más que el equilibrio y la optimización es la «norma» de una economía sana y la realidad central de la cual debe partir la teoría y las prácticas económicas. Según Joseph Schumpeter [en: Theorie der wirtschaftlichen Entwicklung (Teoría del desarrollo económico), 1911] la innovación es la imposición de una novedad técnica u organizacional en el proceso de producción y no simplemente el correspondiente invento. Un innovador es para Schumpeter el «empresario creador», en contraposición con el empresario de arbitraje, quien simplemente aprovecha para obtener ganancias las diferencias de precios existentes.[37] Según él: la estructura económica (…) experimenta un cambio permanente con la introducción de nuevos bienes de consumo, nuevos métodos de producción y nuevas formas de organización industrial en un proceso continuo de destrucción creativa.  La superioridad de los nuevos productos y métodos (en eficiencia, precio y calidad) frente  a los viejos conduce a la eliminación de estos últimos, a una revolución de la estructura económica y a la creación de periodos cortos de crisis y ajustes[38]. Las innovaciones, resultado del proceso de competencia dinámica de los empresarios, son el motor del sistema económico y la razón principal de sus increíbles tasas de crecimiento. Para él éxito del capitalismo depende de su habilidad para recompensar la iniciativa y el ingenio de los individuos y las empresas, y de penalizar a quienes son socialmente improductivos, pero generalmente produce pérdidas significativas a muchos actores en el largo plazo. Si los perdedores no reciben ninguna compensación, es muy probable que surjan conflictos sociales que repercutan de forma negativa en la inversión privada y la propensión al riesgo de los empresarios. La redistribución del ingreso adquiere entonces un papel económico fundamental como forma de asegurar la estabilidad política y social y fomentar la inversión.
El economista Ludwig von Mises (otro de los que continúan con el hilo conductor) dijo: El hombre es un ser pensante, un homo sapiens. Esta es una característica puramente humana. Pero también el hombre es el único ser que actúa persiguiendo propósitos o fines. Es también un homo agens; característica que al igual que la anterior los diferencia de todos los restantes seres.
Mientras qué,  para Keynes, la «innovación» es solo un evento aislado, tal como lo sería un terremoto o el Fenómeno del Niño. Sin embargo la innovación no es solo un término tecnológico o científico: es un término económico. Para poder sacar provecho a la innovación, primero hay que entenderla. Lo nuevo no siempre es bien aceptada, no es fácil cambiar las costumbres –como sucedió hace unos 45 años, en el Perú con el envase de cartón para la leche –se tuvo que esperar treinta años para romper con el estatu quo basado en costumbres ancestrales (ahora, con el neuro-marketing, se hace estudios previos antes de su lanzamiento) . Ésta es la tarea del ingeniero economista que implica la creación de nuevas necesidades; y no dedicarse solo a estudiar la satisfacción de  las (necesidades) existentes.
Para el austríaco Joseph Schumpeter, la innovación (y el emprendimiento) son los motores esenciales de una economía efectiva. A esto se denomina “Desequilibrio Dinámico”. Es decir, en vez de penetrar mercados insistentemente con los mismos bienes; desafiar lo establecido y favorecer el desarrollo de soluciones más efectivas para las personas. Lo viejo por lo nuevo. La innovación, efectivamente, no es un evento aislado. Es consecuencia de una importante fórmula planteada en 1988 por el economista americano Edward B. Roberts: Innovación = Invención + Explotación
El  economista Schumpeter teorizó[39], lo que hacía falta para completar la definición de «ingeniería económica». Ésta es, precisamente, la contribución (a la ingeniería económica) de Joseph Schumpeter[40], quien en 1934, decía: Los emprendedores son innovadores que buscan destruir el estatus-quo de los productos y servicios existentes para crear nuevos productos y servicios[41]. Schumpeter postuló que el equilibrio dinámico causado por el empresario innovador, más que el equilibrio y la optimización es la «norma» de una economía sana y la realidad central de la cual debe partir la teoría y las prácticas económicas.[42]
Cuando se analiza la obra de Keynes en raras ocasiones se hace mención a su visión sobre el papel del empresario. Se considera que el sector público puede desempeñar su tarea, o que mediante la política fiscal se puede estimular al empresario a invertir. Sin embargo, Keynes le concede una gran relevancia a la hora de reducir el desempleo, señalando la importancia que tiene la eficacia marginal del capital. Cuando se cita a Keynes, lo primero que se suele pensar es que se va a defender una política intervencionista caracterizada por un aumento del gasto público que supondrá un incremento importante del déficit público, cuyo objetivo fundamental es el de generar más empleo, aunque ello suponga una mayor inflación. Se supone que el decisor político a través de las medidas que implanta, es capaz de «manipular» o alterar el comportamiento de los agentes económicos en sus decisiones de gasto, para estimular la demanda agregada, que es considerada como un factor esencial a la hora de reducir el desempleo. Además, se pretende conseguir este objetivo en el menor tiempo posible, ya que «en el largo plazo todos estamos muertos» (Keynes, 1923, página 65).
En 1983, en el centenario del nacimiento de Keynes, la revista Forbes declaró que no era Keynes quien conocía el camino, sino otro economista que compartía el mismo año de nacimiento que Keynes –Joseph Schumpeter. En lugar de la intervención gubernamental que los keynesianos exigen para apuntalar la economía y fracasar negocios de todo tipo, Schumpeter creía que el capitalismo está dirigido por empresarios cuyas innovaciones reemplazan viejos modelos de negocios desgastados en un proceso que él llamó "destrucción creativa". Forbes bautizó a Schumpeter, no Keynes, el mejor navegante a través de los turbulentos mares de la globalización. El tiempo ha demostrado que la evaluación es precisa.
La carrera presidencial de 2012 en Estados Unidos, fue, en parte, un enfrentamiento entre dos modelos diferentes de crecimiento económico. El presidente Barack Obama en su gobierno demócrata no defendió la teoría de que el gobierno debe actuar como "tutor" de la economía y utilizar los fondos públicos para estimularla. El nominado republicano, presumiblemente Mitt Romney, avanzó el argumento del libre mercado de que la fuente principal de nuevo crecimiento es la energía innovadora de los empresarios estadounidenses y que el gobierno necesita salir del camino. Sin embargo, él no sabía que una parte esencial del argumento del libre mercado es la "destrucción creativa", una teoría propuesta por el gran economista austríaco y profesor de la Universidad de Harvard Joseph Schumpeter. Lástima que no entendía la visión de Schumpeter --expresada más poderosamente en su libro clásico de 1942, Capitalismo, Socialismo y Democracia--, por lo que tuvo dificultades para comprender por qué los mercados libres funcionan tan bien para generar prosperidad. –la destrucción creativa es un concepto complicado, mal entendido por el público en general y no siempre fácil de defender. Schumpeter en la casa blanca. Así, Schumpeter superó a Keynes en las elecciones de 2012.
Schumpeter dejó escrito en el Preliminar de su libro “Capitalismo, Socialismo y Democracia”: “La mayoría de las creaciones del intelecto… desaparecen para siempre tras un plazo que varía entre una sobremesa y una generación. Con algunas sin embargo, no sucede así. Sufren eclipses, pero aparecen de nuevo, y reaparecen no como elementos  de un legado cultural, sino con su ropaje propio y sus cicatrices personales que pueden verse y tocarse. A éstas podemos darlas el calificativo de grandes, y no es inconveniente para ésta definición el que se convine la grandeza con la vitalidad...” En este sentido, nosotros diremos tal es indudablemente lo que debemos de aplicar a Jean Baptiste Say (después de más de doscientos años) y al mismo Schumpeter (más de cien años): genios cuyos pensamientos tienen carácter rizomático y no arborescente (que se pueden deducir sus raíces de su altura) coma la mayoría de las teorías económicas de vigencia temporal. No necesitamos creer que una gran obra tenga necesariamente que ser una fuente de luz y perfección en sus fundamentos y en sus particularidades ni menos impactantes.
Pocos economistas tienen reservado el privilegio de no solo ser recordados sino de estar plenamente vigentes más de seis décadas después de su muerte. Este es el caso de Joseph Schumpeter. En un ensayo publicado en 2009 bajo el título de Schumpeter versus Keynes: En el largo plazo no todos estamos muertos, Arthur N. Diamond pudo constatar, comparando el número de referencias realizado en revistas especializadas de 1956 a 2006, que “en general, Keynes es más citado desde 1956 hasta aproximadamente mediados de los 90. Pero a continuación y hasta 2006, Schumpeter es citado más a menudo que Keynes.” (A. N. Diamond, “Schumpeter vs. Keynes: ‘In the long run nor all of us are dead’”, Journal of the History of Economic Thought, Volume 31, Number 4, December 2009, p. 531.)
En 1983, en el centenario del nacimiento de Keynes y Schumpeter Peter Drucker. Escribió:
En cierto sentido, Keynes y Schumpeter reeditaron la famosa confrontación de filósofos en la tradición occidental –el diálogo platónico entre Parménides, el brillante, hábil e irresistible sofista, y el lento y feo pero astuto Sócrates. Nadie en el periodo  entre las dos guerras fue más brillante, más hábil que Keynes. En cambio Schumpeter parecía pedestre –pero tenía sabiduría. La habilidad sale airosa, pero la sabiduría perdura.
Mientras vivió, Schumpeter fue uno de los economistas más importantes del mundo, y a partir de su muerte, se ha convertido en un ícono. John Maynard Keynes es considerado el maestro entre los economistas. No obstante, las ideas de Schumpeter tienen un mayor impacto en este nuevo milenio, que algunos economistas han denominado el “siglo de Schumpeter.” El estudioso Thomas K. McCraw ofrece una vívida descripción de este hombre destacado, sus teorías económicas y su profunda influencia.  getAbstract recomienda conocer a Schumpeter por su aporte fundamental para comprender la economía empresarial de nuestros días. El libro de McCraw es un buen camino para llegar a conocerlo.
Por otro lado, sin embargo, es importante señalar que, no son suficientes los teoremas económicos de los economistas-teóricos (Say y Schumpeter) para lograr la formación profesional del economista ingeniero, a pesar que sus planteamientos son tan necesarios y fundamentales (a propósito de esta nueva profesión) –hace falta formar la mentalidad del ingeniero para comportarse como tal. Es, por lo tanto, necesario el aprendizaje de otras materias ingenieriles y, sobre todo, realizar  las prácticas pre-profesionales con los demás estudiantes de las facultades de ingeniería, para completar su formación integrada.
Al menos, fue así como se formaron  los primeros ingenieros economistas que se  separaron definitivamente del tradicional economista[43]: por su mentalidad ingenieril. Para tal propósito, se los hizo convivir académicamente con estudiantes de las otras facultades de ingeniería, compartiendo aulas, profesores, prácticas profesionales, como fue desde 1964 en la “Escuela de economía aplicada” en la UNI.
En conclusión, diremos que: no son las ciencias[44] ni las matemáticas, sino su formación actitudinal del  ingeniero en ciernes, preparándolo para usar eficazmente su «ingenio»[45] que necesitará para la resolución de problemas[46].
Precisamente, esto es lo que aleja al ingeniero del economista. Lo dicho por Say determina la función de éste tipo de economista (que no teme al cambio, sino que lo enfrenta, provoca el cambio y aprovecha la energía generada) que se encarga de cambiar recursos económicos. Ejemplo: reestructurando un negocio, innovando un producto o servicio, que, a diferencia del economista tradicional, no parte de las necesidades existentes, sino que crea nuevas necesidades, desplazándolo del mercado (con la destrucción creativa de Schumpeter). De modo que compita,  no con precios bajos (dentro del orden natural del mercado) sino compitiendo con valores (funcionales) mejorados, es decir Innovando[47].
--por ejemplo un teléfono móvil “A”(actual), para agregar las nuevas funciones, necesitamos  pasar del estado (funcional actual), a otro con más funciones “B” (o más sofisticado) y asequible al mercado, transformándolo, para lograr nuevas y mejores funciones usando el «ingenio» (propio de la ingeniería) que convierta en obsoleto el actual dando lugar (en el mercado) al otro mejorado, sacándolo del mercado al teléfono inicial.
Así, el ingeniero economista  aplicará su «ingenio» para  pasar del primer estado A al segundo estado B, para lo cual transformará los primeros recursos económicos convirtiéndolos  en otros mejorados (con mayores funciones). Innovar es contribuir al progreso. Porque la innovación, en la famosa frase de Schumpeter, junto con la  "destrucción creativa." Convierte en obsoletos el equipamiento y las inversiones de capital del  pasado. Cuanto más progresa una economía, más formación de capital va a necesitar. En cierta forma, la destrucción creativa es lo que hace el “Entrepereneur, de J. B. SAY.
Esto es:
Cambiar recursos económicos de zonas de baja productividad y eficacia a zonas de alta productividad y eficacia (es decir, romper el statu quo del mercado)
Pero que este cambio tenga el propósito, como ya lo mensionamos, de alterar el statu quo económico (que, sólo es posible gracias al uso del ingenio, más que con la ayuda de las disciplinas económicas[48]).
Las aportaciones al pensamiento económico de Schumpeter fueron de importancia vital para la ciencia económica, dominada por la teoría del equilibrio general de 1879 a 1900.[49] No podríamos entender a Schumpeter sin situarlo en su tiempo teórico y el espacio natural[50] de la transición de dos siglos caracterizados por crisis económicas. El estudio profundo del Essai de Cantillon y en sí la secuencia de Petty-Cantillon-Quesnay le hizo interesarse en el crédito y la hacienda pública. Posteriormente, profundizó en la abstracción de dichos conceptos en Adam Srnith y David Ricardo y sus colegas, como Marshall. Sin embargo, Walras lo lleva a crear la teoría del desarrollo económico, respuesta al equilibrio general, y posteriormente, en 1912, a publicar su libro «Teoría del desenvolvimiento económico». En el primer capítulo de la obra mencionada sobre la corriente circular, Schumpeter explica que "la teoría del valor denominada de los costos, y la de Ricardo, del trabajo, sugieren con fuerza la misma conclusión, explicándose por ello algunas tendencias doctrinales, como la que pretende reducir a trabajo toda clase de ingresos, incluyendo a veces el interés”.
Por otro lado, autores como Freeman (1987), Porter (1990) y Nelson (1993), señalan que la obtención de tecnologías nuevas y avanzadas es un determinante importante de la posición competitiva de un país o región, por lo tanto la innovación sería la única forma para que un país pueda generar, a largo plazo, una mejor posición competitiva y un crecimiento económico sostenible.
Según Paul Romer (Endogenous Technological Change, 1990: S71), el producto por hora trabajada en los Estados Unidos es ahora diez veces el producto por hora trabajada hace cien años. La explicación estaría en el cambio tecnológico.
Resumiendo: (Schumpeter, 1911; Kondratiev, 1925; Freeman et al., 1985; Freeman y Louca, 2002) señalan que los ciclos económicos de crecimiento a largo plazo (ondas largas) están correlacionados con las “oleadas” de innovaciones por lo que la innovación se puede considerar el determinante principal del crecimiento. Schumpeter ya en 1939 planteaba que la aparición de un agrupamiento de innovaciones provoca un desequilibrio del sistema económico y desata toda una fase de movimiento en onda larga, y que incluso antes de llegar a un nuevo equilibrio aparecería otra oleada de innovaciones.

Agradeceríamos sus comentarios.
Autor responsable: cortezhonorio@gmail.com


[1] Un lego o un no-profesional (en inglés layperson o layman) es una persona que no es un experto en un determinado campo de conocimiento (en general, que no tiene formación en ningún área muy especializada o calificada). Originalmente, el término era sinónimo de laico, o sea un no-clérigo, aunque con el paso del tiempo el concepto fue evolucionando. ("Layman, n.1", OED Online, Septiembre 2011, Oxford University Press) El concepto que describe algo en términos legos ha tenido amplia difusión en el mundo anglófono. Poner algo en términos legos, es describir o explicar un tema complejo y técnico, usando palabras y expresiones que el individuo promedio (una persona sin formación profesional en la materia) pueda entender con cierta facilidad, logrando al menos algún grado de comprensión sobre el asunto en cuestión. En forma breve y por su parte, podemos decir que 'laico' (originalmente y aún hoy) significa "gente común", término que viene del griego 'laikos' que significa "del pueblo", "común", "impío", "usual", "profano", o similar.
[2] La ingeniería económica tradicional se encargaba de los aspectos monetarios de las decisiones tomadas por los empleados de las organizaciones desde los años 20 cuando J. C. L. FISH Y O. B. Coldman empezaron a utilizarla mediante el análisis de las inversiones efectuadas desde la perspectiva de las matemáticas, formulando un modelo donde representaba la inversión y la relación con el mercado. Los métodos que se utilizaban antes, aún siguen siendo utilizados para reflejar los recursos y fondos públicos. Posteriormente, el profesor Eugene L. Grant formula los Principios de Ingeniería Económica en 1930 en su texto Principles of Engineering Economy. Él examinó la importancia de los factores de juicio y de la evaluación de inversiones. Desde entonces los desarrollos modernos estuvieron empujando fronteras de la “Ingeniería Económica” hasta hacerlas abarcar nuevos métodos de riesgo, sensibilidad, análisis de intangibles. Los métodos tradicionales siguen siendo refinados para reflejar la preocupación actual por la conservación de los recursos y la utilización eficaz de los fondos públicos. DeGarmo, contemporáneo de Woods, era uno de los pocos pares, que aceptaron los principios de la ingeniería económica de Eugene Grant (escrito en 1930). Ésta aceptación quizá tenía razón de ser, y en rigor la explicaba el éxito económico de la ingeniería de aquel entonces. Resultaba muy claro que DeGarmo era partidario de la aplicación de los principios de Grant, mientras ella dirigía los buenos criterios económicos; pero ya era muy extraño que después de unos años aceptáramos que  esto es ingeniería económica, ni siquiera es la aplicación de la teoría económica, hasta ahora llamada ciencia.
[3] En 1942, Woods y DeGarmo escribieron la primera edición del libro texto de Eugene Grant “Principles of Engineering Economy” (New York: The Ronald Press Company, 1930).
[4] “Numerosas son las cátedras, pero escasos los profesores sabios y nobles. Numerosos y grandes son las aulas pero pocos los jóvenes que realmente tienen sed de verdad y justicia”  “¡Que cada cual juzgue ateniéndose a su opinión personal, basada en sus  propias lecturas, pero que no se base en lo que dicen otros!” Einstein, de “La libertad de enseñanza”, a propósito del caso Gumbel.
[5] La economía ortodoxa y la economía heterodoxa: La economía ortodoxa o convencional (en inglés Mainstream economics) es la forma más ampliamente aceptada de enseñar economía en las universidades, en contraste a la economía heterodoxa. Ha sido asociada con la economía neoclásica (ver: David C. Colander, 2000). y con la síntesis neoclásica, la cual combina métodos y aproximaciones keynesianas a la macroeconomía. (ver: Olivier J. Blanchard, 2008, "neoclassical synthesis," The New Palgrave Dictionary of Economics, 2nd Edition.). Mientras que la economía heterodoxa puede ser definida en términos de instituciones-historia-estructura social, la economía ortodoxa se define en términos de racionalidad-individualismo-equilibrio. La heterodoxia considera a la economía como una ciencia social, donde el comportamiento de los actores se caracteriza por su imprevisibilidad y donde las interpretaciones son subjetivas, mientras que la ortodoxia tiende a identificar a la economía como una ciencia exacta, racionalizando el comportamiento de las personas y el curso de acción a emprender con resultados
[6] Si bien algunos economistas neoclásicos, al llegar a conclusiones similares a las de Solow (Denison, E., 1962. “Source of economic Growth in the United States and The Alternatives Before Us.” Committee for Development Vol. pp.), al considerar al progreso técnico como origen diferenciador del crecimiento de la productividad y describir como una difusión irregular del mismo entre distintas industrias lleva a un crecimiento diferencial de la productividad (Salter, W, (1960). “Productivity and technical ghange.” Cambridge University Press, Vol. pp.), no logran explicar con claridad, e incluir en sus modelos la relación de éste progreso técnico con el resto de las variables económicas, progreso técnico que resultó ser algo inesperado y raro para estos economistas. Esta condición llevó a considerarlo como un elemento exógeno al sistema económico, sobre el cuál los agentes económicos carecían de control, exogeneidad que se ve reflejada en los modelos de crecimiento, al presentar al progreso técnico, como un elemento residual que no es claramente observable ni tampoco explicable.
[7] John Maynard Keynes alguna vez llamó a los economistas "custodios, no de la civilización, sino de la posibilidad de civilización".
[8] Los proactivistas no buscan los cambios del sistema integral o del entorno sino el interior del sistema mismo. Ackoff señala que no se debe buscar ir con la corriente ni contra ella, sino viajar delante. Plantean que de este modo pueden aprovechar oportunidades antes de que otros accedan a ellas. Se orientan hacia la obtención de un control sobre el futuro. Los proactivistas diseñan el futuro que desean y crean los mecanismos y herramientas para lograrlo. No se conforman con la supervivencia o el crecimiento; buscan el autocontrol, el autodesarrollo y la autorrealización. Se proponen incrementar su habilidad para influir o controlar el cambio o sus efectos con el fin de responder con rapidez y eficacia a los cambios que no pueden controlar. El proactivismo se preocupa por eliminar amenazas y aprovechar oportunidades. Los proactivos intentan ser mejores en el futuro en contrario con su situación presente; se proponen alcanzar niveles ideales, procuran que la organización se desarrolle. Los proactivistas creen que el futuro es mejor que el presente y el pasado, y que el grado de mejoría depende de lo adecuado de su preparación; la predicción y la preparación son las dos etapas de ese tipo de planeación. Estos planificadores desean incrementar su habilidad para pronosticar los cambios que ocurrirán. Se ocupan de aprovechar las oportunidades y de “optimizar” los recurso con el propósito de lograr que la organización crezca. Russell Acroff et al., Guía para controlar el futuro de la empresa, México, Limusa. 1986, y Russell Acroff, Rediseñando el futuro, Mexico, Limusa, 1984.
[9] Cada vez resulta más evidente que el cambio tecnológico no es un procedimiento mecánico que consiste simplemente en encontrar mejores productos y procesos, sino que para introducir rápidamente innovaciones  es necesario fomentar la iniciativa empresarial.  Y para esto se requiere de gente preparada, con visión del futuro, que perciba lo que es mejor de lo que hoy se tiene… Según Paul Romer (Endogenous Technological Change, 1990: S71), el producto por hora trabajada en los Estados Unidos es ahora diez veces el producto por hora trabajada hace cien años. La explicación estaría en el cambio tecnológico.
[10] El economista perfecto: "Un economista debe ser en cierta medida un matemático, un historiador, un estadista, un filósofo... tan distante e incorruptible como un artista y, sin embargo, a veces con los pies tan en el suelo como un político" Así describía John Maynard Keynes, uno de los economistas más importantes del siglo pasado y de toda la historia, las características que debía reunir un buen compañero de profesión. Un buen economista debe poseer varias habilidades, en apariencia no difíciles de manejar, pero sí raras de reunir. No se  pueden cubrir la gran cantidad de variables que convergen en la economía sin varias aptitudes y puntos de vista: Debe conocer la historia para no repetir errores, debes hacer cálculos matemáticos, debes estudiar el presente pensando en el futuro y el futuro pensando en el presente, debe actuar ante la realidad con la sangre fría de un ser ajeno a este mundo y a la vez introducirte en él de lleno.
[11] El paradigma keynesiano de los ajustes macroeconómicos que dominó el mundo académico y económico en las décadas subsiguientes a la  posguerra, consideró, al cambio tecnológico, solo como progreso técnico, al interior de sus funciones de producción, es decir simplemente como una tendencia en el tiempo, sin lograr de ésta manera plantear en su real dimensión la relación entre productividad y cambio tecnológico. La teoría neoclásica del crecimiento, al introducir formalmente el progreso tecnológico en su análisis, incorpora implícitamente el supuesto de que el progreso técnico pude expresarse en términos de una taza global, en la forma de un facto exógeno que aparece reflejado en términos residuales. (Abramovitz, 1956; Solow, 1957; Solow, 1956.). Si bien algunos economistas neoclásicos, al llegar a conclusiones similares a las de Solow (Denison, E., 1962. “Source of economic Growth in the United States and The Alternatives Before Us.” Committee for Development Vol. pp.), al considerar al progreso técnico como origen diferenciador del crecimiento de la productividad y describir como una difusión irregular del mismo entre distintas industrias lleva a un crecimiento diferencial de la productividad (Salter, W, 1960. “Productivity and technical ghange.” Cambridge University Press, Vol. pp.), no logran explicar con claridad, e incluir en sus modelos la relación de éste progreso técnico con el resto de las variables económicas, progreso técnico que resultó ser algo inesperado y raro para estos economistas. Esta condición llevó a considerarlo como un elemento exógeno al sistema económico, sobre el cuál los agentes económicos carecían de control, exogeneidad que se ve reflejada en los modelos de crecimiento, al presentar al progreso técnico, como un elemento residual que no es claramente observable ni tampoco explicable. Sin embargo, no es hasta la crisis económica de la década de los años setenta, donde el crecimiento de las industrias basadas en los avances de la microelectrónica, específicamente los ordenadores y los sistemas de procesamiento de la información, los cuales presentan tasas de crecimiento que serán la capacidad explicativa desde los planteamientos neoclásicos de capital y trabajo. Se plantea así, en el análisis económico, como centro explicativo de este crecimiento económico, las variables relacionadas con el progreso tecnológico (Romer, 1990 ). Educación, Investigación y Desarrollo Experimental e Innovación, serán entonces los elementos centrales en la explicación de dicho crecimiento, relegando el papel de las inversiones en capital a un segundo plano (OCD, 1998: Romer, 1986).
[12] Muchos economistas se dedican principalmente a enseñar e investigar. Los economistas juegan un papel muy importante en el mundo de los negocios, sobre todo en el sector financiero. Pero la principal vinculación de los economistas en el mundo “real” es su participación en el gobierno. Los economistas hacen fundamentalmente Economía positiva (entendida ésta como la elaboración de modelos, como lo planteaba Friedman): analizan el funcionamiento del mundo donde hay cosas que funcionan bien y cosas que funcionan mal, y elaboran previsiones. Pero en la Economía normativa, la cual percibe cómo las cosas deberían funcionar, se establece juicios de valor. Los economistas discrepan —aunque no tanto como se piensa—  debido a dos razones fundamentales: por un lado, discrepan sobre las simplificaciones necesarias en un modelo; por otro lado, los economistas también debido a la diferencia de valores.
[13] La escuela neo clásica se caracteriza por tres aspectos:
-El criterio económico fundamental el subjetivo: satisfacción y beneficio.
-El objeto de estudio es micro-económico: el equilibrio del consumidor y de la empresa. Se busca maximizar y optimizar los recursos,
- En lugar del análisis histórico de los clásicos,  los neoclásicos consideran factores (tierra, capital y trabajo).
Los neoclásicos conciben que el libre juego de la oferta y la demanda en el mercado establezcan los precios que permiten asignar más eficientemente los recursos. Trabajo más capital producen mercancía, en cantidades limitadas,  sus características le permiten ser combinados de acuerdo al producto. Productores y consumidores viven todos en un mundo donde: todos cuentan con plena información sobre los precios, los costos, la disponibilidad de factores y necesidades planeada por la demanda; hay plena movilidad de factores los empresarios pueden trasladar su  inversión; los factores se suponen divisibles y sustituibles; el mercado opera libremente sin intervención del estado, y está abierto al ingreso y salida.
[14] “Economía del bienestar es una aproximación metodológica para juzgar la asignación de recursos y establecer criterios para la intervención gubernamental”. La economía del bienestar es una rama de las ciencias económicas y políticas que trata de cuestiones relativas a la eficiencia económica y al bienestar social. Analiza el bienestar general -cualquiera que sea su medida- en términos de las actividades económicas de los individuos que conforman una sociedad. “La economía del bienestar provee las bases para juzgar los logros del mercado y de los encargados de decisiones políticas en la distribución o asignación de los recursos”. Amartya Sen y Martha Naussbaum, compiladores del texto “La Calidad de Vida” (1996), manifiestan que, “El término “Bienestar” debe ser usado en un sentido amplio. No solo debe incorporar los elementos de las teorías del bienestar que postulan como elemento primordial, la satisfacción de las necesidades o el placer (teoría utilitarista) y las que afirman que los bienes que controla una persona son lo más importante (teorías objetivas del bienestar). El término “Bienestar” debe relacionarse con aspectos como las capacidades, las oportunidades, las ventajas y otros elementos no cuantificables que hacen referencia a la calidad de vida de las personas”.
[15] "En la literatura contemporánea, el tema de la racionalidad económica se presenta bajo la for­ma de dos preguntas: 1º) ¿En qué forma deben comportarse los agen­tes económicos en un sis­tema económico dado para alcan­zar los objetivos que se propo­nen?  2º) ¿Cuál es la racionalidad del sistema económico en sí y cómo comparar­la a la de otros sistemas?”
[16] En cualquier problema existe un estado original de condiciones al que nos referiremos como estado A; o como el insumo, o datos de entrada. Igualmente, existe un estado de condiciones (objetivo o resultado) respecto al cual la persona encargada de la solución del problema trata de hallar el medio de alcanzarlo, y al cual lo llamamos estado B, resultado, producto, o salida. Un problema existe si hay un deseo de lograr una transformación de un estado de situaciones a otro, siempre y cuando haya más de una manera posible de lograr dicha transformación, que las diferentes soluciones posibles no tengan el mismo grado de aceptación y que no sea palpable el grado de aceptación relativa de las diferentes soluciones posibles. Por eliminación, podemos concluir que un problema involucra algo más que hallar una solución cualquiera; requiere encontrar el mejor método para lograr la transformación deseada. A las bases que permiten seleccionar la mejor solución posible se les conoce como el criterio, bases éstas que pueden variar dentro de límites muy amplios.
[17] Entrepreneur: ninguna de estas palabras –de origen francés–  tiene un equivalente en castellano. Un entrepreneur no es necesariamente un pequeño empresario que inicia o dirige un nuevo negocio, ni un capitalista, ni un propietario, ni un empleador. Tampoco es un «emprendedor» que corre riesgos. Richard Cantillon, en 1755, definió el término por primera vez como «el proceso de enfrentar la incertidumbre». Así se fue utilizando para identificar a quien comenzaba una empresa y fue ligado a empresarios innovadores. Famosos economistas ingleses, como Adam Smith, David Ricardo y John Stuart Mill, interpretaron el término como "Gerentes de negocios". Sin embargo, posteriormente, ellos   llegaron a la conclusión de que ser empresario no requería de habilidad extraordinaria alguna, y que habían subvalorado el significado que en francés tenía el concepto de entrepreneur. J.B. Say añadió a la definición de Cantillon que el entrepreneur era también un líder que atraía a otras personas, con el objetivo de constituir organizaciones productivas.
[18] La aproximación de Say a la economía, en términos filosóficos, es la de un realista y un esencialista.[Sin embargo, no está claro si Say adopta la postura aristotélica de que las “esencias” son metafísicamente reales, es decir, que los objetos concretos “comparten” la esencia de la clase de los objetos o la postura del realismo contextual de que la “esencia” es un dispositivo necesariamente epistemológico, pero que no posee realidad metafísica. Ver David Kelley, The Evidence of the Senses: A Realist Theory of Perception (Baton Rouge: Louisiana State University Press, 1986).] Combina un sano escepticismo con respecto a la utilidad de las investigaciones estadísticas con un énfasis en observar los hechos de la realidad. Una descripción estadística “no indica el origen y consecuencias de los hechos que ha recogido”.[ Say, Tratado, p. xix.] Para Say, solo un análisis causal basado en las naturalezas esenciales de las entidades implicadas pueden alcanzar ese fin y un análisis así es la tarea central de la economía política. Ve a la economía como una ciencia genuina capaz de establecer “verdades absolutas”,[Ibíd., p. xlix] pero insiste en que “solo se ha convertido una ciencia desde que se ha limitado a los resultados de la investigación inductiva”.[Ibíd., p. xxxvi, cursivas añadidas] De hecho, Say declara que la economía política “forma parte de la ciencia experimental” y es por tanto bastante similar a la química y la filosofía natural.[Ibíd., p. xviii.] Taxonómicamente, divide todo los hechos en (a) aquellos que se refieren a objetos y (b) aquellos que se refieren a acontecimientos o interacciones. El primero es el ámbito de la ciencia descriptiva (por ejemplo, la botánica), mientras que el segundo es el ámbito de la ciencia experimental (por ejemplo, la química o la física). Sobre todo, Say busca ser práctico, pues “nada puede ser más ocioso que la oposición de teoría y práctica”.[Ibíd., p. xxi] Para ese fin, siempre trata de emplear un lenguaje que sea preciso y aun así tan sencillo como sea posible, de forma que cualquier persona razonablemente inteligente y con formación puede entender su significado.[Ibíd., p. xlvi.] Para Say, como para la mayoría de los austriacos modernos, la economía no es un reino sombrío del que sólo pueden entrar los expertos, sino un asunto o de enorme importancia práctica accesible para todos. Por tanto no es una sorpresa descubrir que Say, al mantener ese objetivo de luminosidad e inteligibilidad, critique La riqueza de las naciones de Adam Smith por ser “carente de método”, oscuro, vago y deslavazado, así como por contener demasiadas digresiones largas y distractivas sobre temas como guerra, educación, historia y política.[Ibíd., p. xliv]
[19] Say decía que el estudio de la economía no debía comenzar con análisis matemáticos y estadísticos abstractos sino con la experiencia real de la persona humana. Say estudió el libro de Smith y, aunque estuvo de acuerdo en todos los puntos, encontró que la omisión de empresarios emprendedores era un defecto serio. Los empresarios buscan oportunidades de lucro y, al hacerlo, crean nuevos mercados y nuevas oportunidades. Al interrumpir constantemente el equilibrio de la competencia, los empresarios evitan que los monopolios se formen y creen una amplia diversidad de productos que mantienen a los consumidores y productores. A cambio de tomar estos riesgos, los empresarios exitosos como Bill Gates y Henry Ford cosechan fortunas mucho más allá de los agentes normales en la economía.
[20] Podemos deducir entonces que el primer economista teórico que formuló la aplicación de la economía y formuló (al mismo tiempo) el método ingenieril, fue  Jean Baptiste  SAY. ¿Por qué? Porque él planteó la proactividad y la vocación para provocar el cambio (como propio del «entrepreneur»); pero no lo hace como ejemplo de conducta a seguir (actitudinal), o como son los líderes, sino como un ejemplo de  ruptura del status quo económico –cambiando el Pero, este “Cambio”, que para el ingeniero tradicional significa mejora de condiciones; para el
equilibrio (las estructuras económicas) del mercado.
[21] Thomas Malthus y Sismondi, luego reivindicados por Keynes, rechazaron la ley de Say argumentando la posibilidad de atesoramiento, que podría conducir al subconsumo. Say y otros clásicos respondieron aseverando que el atesoramiento era un fenómeno de importancia marginal.
[22] La aproximación de Say a la economía, en términos filosóficos, es la de un realista y un esencialista.[Sin embargo, no está claro si Say adopta la postura aristotélica de que las “esencias” son metafísicamente reales, es decir, que los objetos concretos “comparten” la esencia de la clase de los objetos o la postura del realismo contextual de que la “esencia” es un dispositivo necesariamente epistemológico, pero que no posee realidad metafísica. Ver David Kelley, The Evidence of the Senses: A Realist Theory of Perception (Baton Rouge: Louisiana State University Press, 1986).] Combina un sano escepticismo con respecto a la utilidad de las investigaciones estadísticas con un énfasis en observar los hechos de la realidad. Una descripción estadística “no indica el origen y consecuencias de los hechos que ha recogido”.[Say, Tratado, p. xix.] Para Say, solo un análisis causal basado en las naturalezas esenciales de las entidades implicadas pueden alcanzar ese fin y un análisis así es la tarea central de la economía política. Ve a la economía como una ciencia genuina capaz de establecer “verdades absolutas”,[Ibíd., p. xlix] pero insiste en que “solo se ha convertido una ciencia desde que se ha limitado a los resultados de la investigación inductiva”.[Ibíd., p. xxxvi, cursivas añadidas] De hecho, Say declara que la economía política “forma parte de la ciencia experimental” y es por tanto bastante similar a la química y la filosofía natural.[Ibíd., p. xviii.] Taxonómicamente, divide todo los hechos en (a) aquellos que se refieren a objetos y (b) aquellos que se refieren a acontecimientos o interacciones. El primero es el ámbito de la ciencia descriptiva (por ejemplo, la botánica), mientras que el segundo es el ámbito de la ciencia experimental (por ejemplo, la química o la física). Sobre todo, Say busca ser práctico, pues “nada puede ser más ocioso que la oposición de teoría y práctica”.[Ibíd., p. xxi] Para ese fin, siempre trata de emplear un lenguaje que sea preciso y aun así tan sencillo como sea posible, de forma que cualquier persona razonablemente inteligente y con formación puede entender su significado.[Ibíd., p. xlvi.] Para Say, como para la mayoría de los austriacos modernos, la economía no es un reino sombrío del que sólo pueden entrar los expertos, sino un asunto o de enorme importancia práctica accesible para todos. Por tanto no es una sorpresa descubrir que Say, al mantener ese objetivo de luminosidad e inteligibilidad, critique La riqueza de las naciones de Adam Smith por ser “carente de método”, oscuro, vago y deslavazado, así como por contener demasiadas digresiones largas y distractivas sobre temas como guerra, educación, historia y política.[Ibíd., p. xliv]
[23] Si Adam Smith purgó del pensamiento económico la existencia misma del empresario, JB Say, en su haber eterno, lo trajo de vuelta. No es tan lejos para estar seguro de que en los días de Cantillon y Turgot, pero lo suficiente como para continuar de manera irregular y "underground" en el pensamiento económico continental, aunque ausente de la corriente dominante del clasicismo británico.
[24] Jean-Baptiste Say, un economista francés que difundió la palabra en 1800, dijo: "El empresario desplaza los recursos económicos de un área inferior a un área de mayor productividad y mayor rendimiento". "Quien emprende una empresa, especialmente un contratista que actúa como intermediario entre el capital y el trabajo". El espíritu empresarial es la colección especial de habilidades poseídas por un empresario. Incluyen una propensión a asumir riesgos más allá de lo normal, y un deseo de crear riqueza. Los empresarios son personas que encuentran la manera de hacer frente a las dificultades comerciales; Ellos perseveran con un plan de negocios en momentos en que otros corren para el refugio del empleo a tiempo completo en otra parte. También son oportunistas, a veces despiadados. Abraham Zaleznik, profesor de Harvard Business School, dijo una vez: "Creo que si queremos entender al empresario, debemos mirar al delincuente juvenil". (http://www.economist.com/node/13565718)
[25] El término emprendedor fue utilizado por primera vez por el economista Richard Cantillon en su obra Essai sur la nature du commerce en general (1755), para referirse básicamente a un empleador o a una persona de negocios que opera bajo condiciones donde los gastos son conocidos y ciertos y los ingresos desconocidos e inciertos, por cuanto existe un alto grado de incertidumbre en la demanda. J.B. Say añadió a la definición de Cantillon que el emprendedor era también un líder que atraía a otras personas, con el objetivo de constituir organizaciones productivas, Cabe destacar que estos dos autores eran hombres de negocios de la época y que fueron los primeros en definir con claridad la función del empresario, a diferencia del capitalista o el que aporta el capital, alejándose de las teorías clásicas que solo concedían importancia al funcionamiento de los mercados.
[26] No es un «emprendedor» que corre riesgos. Fue utilizando para identificar a quien comenzaba una empresa y fue ligado a empresarios innovadores. Famosos economistas ingleses, como Adam Smith, David Ricardo y John Stuart Mill, interpretaron el término como "Gerentes de negocios". Sin embargo, posteriormente, ellos   llegaron a la conclusión de que ser empresario no requería de habilidad extraordinaria alguna, y que habían subvalorado el significado que en francés tenía el concepto de entrepreneur. Éste término ha sido mal interpretado desde los inicios del siglo XVIII por el economista francés Richard Cantillon, quién define al entrepreneur como el “agente que compra los medios de producción a ciertos precios y los combina en forma ordenada para obtener de allí un nuevo producto, además, no posee un retorno seguro, a diferencia de otros agentes (Crissien Castillo, J. O. (2009). Investigando el entrepreneurship tras un marco teórico y su aporte al desarrollo económico de Colombia. Publicación Mensual No. 66: Revista EAN, 76-77.)”. Según este autor el aporte ha sido verdaderamente significativo pues permitió comprender el concepto, y el papel que juega en la economía. También el economista británico, como Adam Smith, trato brevemente el tema del “entrepreneurship”, para obtener el máximo rendimiento de los recursos y así lograr el equilibrio e incluye al empresario en el marco de los factores externos o fuerzas externas que afectan la dinámica económica. Sin embargo, cabe aclarar que la dinámica del fenómeno emprendimiento no es acorde a la teoría clásica, porque la misma realiza su análisis partiendo de que la economía optimiza lo que ya existe y bajo este contexto y estos supuestos, la teoría clásica no puede explicar la dinámica del emprendedor. A su vez, Mill, otro autor de origen británico hizo referencia al mismo, bajo el término inglés “business management” y enfatizó la importancia del emprendimiento en el crecimiento económico y que su desarrollo requiere de habilidades no comunes. La precisión del entrepreneurship para la producción fue formalmente reconocida por Alfred Marshall, en 1880. Él establece el concepto de que los factores de producción no son tres, sino cuatro. Agregó, a los factores tradicionales: tierra, trabajo y capital, la organización, y la puntualizó como el factor coordinador, el cual atrae a otros factores y los agrupa. También, estableció que el entrepreneurship es el elemento que está detrás de la organización, manejándola. Y, los emprendedores son líderes por naturaleza y están preparados para actuar bajo las circunstancias de incertidumbre que origina la ausencia de información completa. Al igual que Mill, afirmó que los entrepreneurs poseen cuantiosas habilidades especiales y que son pocas las personas que pueden definirse de esa manera, y dichas habilidades pueden ser conquistadas por una persona. Hoy sabemos que (por Peter Drucker, quien en su libro “El entrepreneur y el entrepreneurship) se forma.
[27] El enemigo de todo inversor es el “riesgo”, elemento de inestabilidad en las inversiones, que no son más que apuestas de futuro en entornos con mayor o menor incertidumbre. Todo empresario asume riesgos dentro de su campo para poder ser más competitivo y satisfacer las necesidades del consumidor.
[28] El segmento de mercado es un grupo relativamente grande y homogéneo de consumidores que se pueden identificar dentro de un mercado, que tienen deseos, poder de compra, ubicación geográfica, actitudes de compra o hábitos de compra similares y que reaccionarán de modo parecido ante una mezcla de marketing.
[29] Schumpeter, por su parte, en su libro Teoría del desarrollo económico (1934), define a los «entrepreneurs» como a aquellos individuos que con sus actividades generan inestabilidades en los mercados. Él, planteó la creación de empresas innovadoras como factor de desarrollo económico en el marco de su teoría de «destrucción creativa». Para este autor, la actividad emprendedora es el proceso de desarrollar nuevas combinaciones de medios de producción para aprovechar las oportunidades de beneficio que ofrecen los mercados en un periodo de tiempo limitado. Estas nuevas combinaciones de conocimientos son las que promueven el cambio tecnológico y contribuyen a la creación de innovaciones y la formación de nuevas empresas, a través de la citada destrucción creativa. Schumpeter señala que la competencia en la economía capitalista era un proceso dinámico, que resulta incompatible con la concepción neo clásica del desarrollo como un proceso de progresión armonioso en constante evolución. Niega la posibilidad de alcanzar un equilibrio estático, puesto que serán precisamente los emprendedores quienes a través de su actividad lo modifiquen para establecer nuevas posiciones  monopolísticas a través de la introducción de innovaciones.
[30] Eficiencia productiva (también conocida como eficiencia técnica) se produce cuando la economía está utilizando todos sus recursos de manera eficiente, produciendo el máximo de producción con el mínimo de recursos. El concepto se ilustra en la Frontera de posibilidades de producción (FPP) en la cual todos los puntos de la curva son los puntos de máxima eficiencia productiva (es decir, no se puede lograr más productos a partir de las recursos presentes). (Standish, Barry. Economics: Principles and Practice. South Africa: Pearson Education. pp. 13-15. ISBN 978-1-86891-069-4.)
[31] En economía, economía política, ciencia política, etc, se puede definir eficiencia económica como la eficiencia con la cual un sistema económico utiliza los recursos productivos a fin de satisfacer sus necesidades. De acuerdo a Todaro el concepto significa en materias de “producción, utilizar los factores de producción en combinaciones de menor coste, en consumo, asignación de gastos que maximicen la satisfacción ( utilidad) del consumidor” (Michael P. Todaro: “Economic Development”. Longman (Londres y New York) 1997 (6th edition) p 687) Una definición alternativa se refiere al uso de los recursos a fin de maximizar la producción de bienes y servicios. (Sullivan, Arthur; Steven M. Sheffrin (2003). Economics: Principles in action. Upper Saddle River, New Jersey 07458: Pearson Prentice Hall. p. 15. ISBN 0-13-063085-3)  Se dice que un sistema económico es más eficiente que otro (en términos relativos) si provee más bienes y servicios para la sociedad utilizando los mismos recursos económicos. En términos absolutos, la situación puede ser llamada económicamente eficiente si: -Nadie puede mejorar su situación sin que empeore la de algún otro. (ver Eficiencia de Pareto); -No puede obtenerse producción adicional sin aumentar la cantidad de insumos. (eficiencia asignativa) -El producto se obtiene al costo por unidad más bajo posible. (eficiencia técnica o productiva)
[32] La segmentación de mercado es el proceso, como su propio nombre indica, de dividir o segmentar un mercado en grupos uniformes más pequeños que tengan características y necesidades semejantes, la segmentación de muchos sociales mercados se puede dividir de acuerdo a sus características o variables que puedan influir en ...
[33] La tipografía digital nació con Macintosh, Steve Jobs fue definitivamente su padre (Y Susan Kare, la madre de la tipografía digital). Y fue él mismo quien se encargó de reconocerlo y difundir la historia detrás de su creación, en aquel famoso discurso que brindara en la Universidad de Stanford en 2005. El cofundador de Apple recordaba entonces la anécdota que se vinculaba a una de las decisiones más difíciles que tuvo que tomar en su juventud: abandonar por motivos económicos los estudios en el Reed College Desde aquella fascinación inicial de Jobs por el arte de Palladino, hasta el toque mágico de Kare que finalmente les diera nombres propios, más de 10 años debieron pasar para que las tipografías digitales pudieran cobrar vida. Una gestación que fue tan delicada y sutil como un fino trazo de tinta.
[34] En el año de 1992, el American Heritage Dictionary definió al intrapreneur como “aquella persona dentro de una organización que se responsabiliza por convertir una idea en un producto terminado, económicamente viable, a través de la toma de riesgos y la innovación”.
[35] Schumpeter, por su parte, en su libro Teoría del desarrollo económico (1934), define a los «entrepreneurs» como a aquellos individuos que con sus actividades generan inestabilidades en los mercados. Él, planteó la creación de empresas innovadoras como factor de desarrollo económico en el marco de su teoría de «destrucción creativa». Para este autor, la actividad emprendedora es el proceso de desarrollar nuevas combinaciones de medios de producción para aprovechar las oportunidades de beneficio que ofrecen los mercados en un periodo de tiempo limitado. Estas nuevas combinaciones de conocimientos son las que promueven el cambio tecnológico y contribuyen a la creación de innovaciones y la formación de nuevas empresas, a través de la citada destrucción creativa. Schumpeter señala que la competencia en la economía capitalista era un proceso dinámico, que resulta incompatible con la concepción neo clásica del desarrollo como un proceso de progresión armonioso en constante evolución. Niega la posibilidad de alcanzar un equilibrio estático, puesto que serán precisamente los emprendedores quienes a través de su actividad lo modifiquen para establecer nuevas posiciones  monopolísticas a través de la introducción de innovaciones.
[38] De hecho si la economía estuviera en pleno empleo antes de introducir una nueva innovación, el ajuste al nuevo equilibrio produciría una expansión del crédito, un incremento de precios y un proceso de ahorro forzoso que cambiaría temporalmente la distribución del ingreso, generalmente en perjuicio de los asalariados (Taylor, 2004).
[39] El enfoque schumpeteriano difiere de otras ópticas porque reemplaza la noción del equilibrio por un circuito dinámico transformado por medio del proceso de innovación; es decir, que este circuito evoluciona por medio de un proceso de destrucción creadora producto del medio y al mismo tiempo con consecuencias sobre el medio de donde proviene.  Joseph Alois Schumpeter fue uno de los principales gurúes de la economía del siglo XX.
[40] En 1934 Joseph Alois Schumpeter dio la siguiente definición de emprendedor: Un emprendedor es un innovador que busca destruir el estatus-quo de los productos y servicios existentes para crear nuevos productos y servicios. Schumpeter fue uno de los principales gurúes de la economía del siglo XX. Es célebre por su innovadora teoría del empresario como factor del desarrollo económico. Nacido en 1883 en el Imperio Austro-Húngaro (en una ciudad de la actual República Checa), Joseph Alois Schumpeter alternó la cátedra universitaria en Czernowitz, Graz, Bonn y Harvard con puestos públicos y privados.
[41] El próximo trienio será más decisivo que los 50 años anteriores: Ya no hay verdades absolutas. Todo está sujeto a revisión. Las grietas en el ‘statu quo’ hacen que los directivos estén muy preocupados. Esta sensibilidad a la transformación disruptiva que viene de la mano de la tecnología queda patente en la última encuesta realizada por KPMG el pasado mes de junio. Este trabajo, bajo el título Global CEO Outlook señala que los próximos tres años traerán consigo una transformación sin precedentes y serán mucho más decisivos para la evolución de la economía que los 50 anteriores. Así lo cree el 78% de los consejeros delegados españoles (el 72% a nivel global). Con la creencia que se debe actuar “ahora o nunca”, casi siete de cada diez ejecutivos de todo el mundo admiten su preocupación por tener que abordar asuntos ante los que tienen poca experiencia, como la transformación digital de la compañía o la adecuación de sus negocios a los nuevos gustos y exigencias de los consumidores. Un tercio de los ejecutivos españoles admite que su empresa “se transformará en otra significativamente diferente” en los próximos tres años. Un mayor foco en el cliente, el uso de sistemas de análisis de datos y tecnología cognitiva en sus organizaciones, así como la lealtad de los consumidores y la ciberseguridad son algunos de los temas que más les preocupan.
[42] El enfoque schumpeteriano difiere de otras ópticas porque reemplaza la noción del equilibrio por un circuito dinámico transformado por medio del proceso de innovación; es decir, que este circuito evoluciona por medio de un proceso de destrucción creadora producto del medio y al mismo tiempo con consecuencias sobre el medio de donde proviene.  Joseph Alois Schumpeter fue uno de los principales gurúes de la economía del siglo XX. Es célebre por su innovadora teoría del empresario como factor del desarrollo económico. Nacido en 1883 en el Imperio Austro-Húngaro (en una ciudad de la actual República Checa), Joseph Alois Schumpeter alternó la cátedra universitaria en Czernowitz, Graz, Bonn y Harvard con puestos públicos y privados.  Su obra cumbre, "Historia del Análisis Económico" es de tal erudición y profundidad que, a más de 50 años de su publicación póstuma, sigue siendo el mejor tratado sobre la materia. En la "Teoría del Desarrollo Económico" (1934), Schumpeter investigó los ciclos económicos y realizó una innovadora caracterización del empresario capitalista. Para este eminente economista austríaco, el empresario desempeña un papel clave como motor del desarrollo económico. Él es quien aporta los componentes de innovación y cambio tecnológico que hacen avanzar los negocios. En este punto, su análisis contrasta con el poco realista empresario neoclásico, que toma los precios como dados y se limita a adaptar su producción. Con Schumpeter, por el contrario, renace el empresario real, el empresario ubicado en el centro del proceso productivo con su importante papel de creador de nuevos productos, nuevas formas de organización y nuevos mercados. Sin embargo, no fue sólo un eximio economista. Hombre de fenomenal erudición, en su "Capitalismo, Socialismo y Democracia" (1942) plasmó sus profundos conocimientos de historia, filosofía política, economía y sociología en un análisis global de la sociedad, coronado por una inquietante predicción: el capitalismo se acerca a su derrumbe: su éxito sería su fracaso.
[43] El economista se centra en conseguir los máximos resultados de los recursos existentes y persigue establecer el equilibrio. No sabe tratar al empresario y lo condena al reino oscuro de las «las fuerzas externas», junto al clima y el tiempo meteorológico, el gobierno y sus políticas, las pestes y las guerras y, también, la tecnología. El economista tradicional, a pesar de las diferentes escuelas o «ismos», no niega, evidentemente, que dichas fuerzas externas existen y que son relevantes. Pero no son parte de su mundo, no cuenta para su modelo, sus ecuaciones, o sus predicciones.
[44] Ninguna ingeniería es una ciencia. Se describe a la ingeniería como actividad humana y su impacto en la evolución de la sociedad. La ingeniería nace de la necesidad de supervivencia y el crecimiento de los hombres y con ellos construye bienes que permiten el desarrollo de la sociedad. La Revolución industrial constituyó un cambio trascendente para la profesión de los ingenieros. Junto con la importancia creciente de la productividad, la aparición del “management” o teoría de la dirección impulsaron la creación de una nueva especialización como la ingeniería económica. La ingeniería, como actividad humana, tiene un protagonismo esencial en esa evolución  del hombre: sus necesidades de sobrevivencia y crecimiento.
[45] Desde un punto de vista histórico, ha habido períodos en los que las novedades aparecen por oleadas. Aparentemente, esto sería porque ciertas condiciones sociales favorecen el surgimiento de innovaciones. También se ha observado que las condiciones de sobrepoblación o la mala cosecha las fomentan («la necesidad trae el ingenio»). La innovación puede surgir de manera casual (un ejemplo famoso es el del descubrimiento de la penicilina) o tras una búsqueda sistemática, por ejemplo, vía I&D investigación y desarrollo (en inglés, R&D research and development). Una invención no es aún una innovación. Con el concepto de invento, se engloba desde las nuevas ideas hasta la construcción de prototipos o el desarrollo concreto de una concepción, pero en la fase previa al mercado. En cambio, se puede hablar de innovación en el sentido económico recién cuando ella transforma el proceso de producción de algo en una economía política determinada.
[46] A diferencia de los problemas que normalmente deben resolver los estudiantes de ingeniería, los problemas reales a menudo no están estructurados y son de carácter abierto. En ocasiones, no se conocen o están disponibles todos los datos requeridos. En otros casos, es necesario buscar entre una gran cantidad de información e identificar qué partes de ésta se necesitan para resolver el problema en cuestión. Algunas veces los ingenieros novatos se sorprenden al descubrir que un problema puede no tener una única solución definitiva. Con frecuencia, el objetivo consiste en seleccionar una cierta solución entre otras alternativas. Tal vez se requiera sopesar varias consecuencias conflictivas de una acción ingenieril y entonces seleccionar la solución que mejor satisfaga las necesidades y deseos de un empresario, cliente o del público en general.
[47] Un innovador es para Schumpeter el «empresario creador», en contraposición con el empresario de arbitraje, quien simplemente aprovecha para obtener ganancias las diferencias de precios existentes. Pero la innovación es, en la famosa frase de Schumpeter, también "destrucción creativa." Convierte en obsoletos el equipamiento y las inversiones de capital del  pasado. Cuanto más progresa una economía, más formación de capital va a necesitar. En cierta forma, la destrucción creativa es lo que hace el “Entrepereneur, de J. B. SAY.
[48] Desde la perspectiva de Hal Varian (economista de google.com), muchos estudiosos del pensamiento metodológico han perdido de vista el aspecto más relevante de la ciencia económica. Es un error comparar la economía con la física, ya que hacerlo con la ingeniería podría ser una mejor comparación. Similarmente, es un error comparar la economía con la biología; en todo caso sería mejor compararla con la medicina. Me parece que Keynes estaba bromeando en parte cuando dijo que los economistas deberían ser más como dentistas. Los dentistas dicen que ellos pueden mejorar la vida de la gente, al igual que los economistas. La premisa metodológica de la odontología y la economía es similar: se valora lo que es útil. Ninguno de estos “temas de política” (policy subjects) —ingeniería, medicina, u odontología— están más relacionados con la metodología y los economistas, por mucho, tampoco lo están.
[49] La teoría del equilibrio se ha formado por las aportaciones de los economistas más importantes de fines del siglo pasado: Menger en Austria; Jevons, Edgeworth y Marshall en el Reino Unido; Walras en Francia; Pareto y Barone en Italia; Clark y Fisher en Estados Unidos, y Wicksell en Suecia. Claudio Napoleoni, El pensamiento económico en el siglo XX, Oikos-Tau Ediciones, Barcelona, 1983.
[50] El pensamiento schumpeteriano recobra su vigencia 100 años después, luego de los cambios ocurridos en el proceso de producción en escala internacional en el marco de la transición de dos milenios. Hoy, en la esfera financiera, los productos, los servicios y la informática han revolucionado conceptos y conformado la llamada "nueva economía". El pensamiento económico actual, en especial el latinoamericano, debe rescatar las brillantes aportaciones de la obra de Schumpeter, que de alguna manera fueron desplazadas en su época por la presencia de John Maynard Keynes y su influencia en la posguerra. Los cambios estructurales del modelo económico conformado después de la segunda guerra mundial y el quiebre de Bretton Woods han marcado la economía internacional constituyendo un sistema productivo cuya economía en transición ha recogido, creado y conformado nuevos conceptos que no se habían presentado antes de la década de los noventa del siglo XX, propiciando una nueva etapa en la reconstrucción del pensamiento económico y del mundo global. En este entorno la obra de J oseph Schumpeter cobra actualidad y fortalece la teoría económica y la ciencia económica en las tendencias actuales de la ciencia social. La "destrucción creativa" es un concepto que a lo largo de la obra de Schumpeter muestra su importancia para el desenvolvimiento del desarrollo económico y la vigencia de la ciencia económica en el marco de una transición de ciclos económicos en el tiempo y espacio. En la obra de este gran pensador se afirma que la innovación tecnológica desplaza las viejas tecnologías y propicia la "destrucción creativa". En este marco del aná- lisis, las innovaciones para el financiamiento del desarrollo económico durante los últimos dos decenios han transformado significativamente la orientación de los flujos de capital en escala internacional, no sólo en su origen sino también en sus destinatarios y en la canalización hacia los diferentes sectores de los países receptores.

Ver más: http://revistas.bancomext.gob.mx/rce/magazines/41/7/RCE.pdf

martes, 30 de julio de 2019

Examen epistémico de la socioeconomía como disciplina intersectada


Epistemic analysis of socio-economics as an intersected discipline 
Exame epistêmica dos sócio-economia como uma disciplina cruzaram
Carlos Medina Labayru y Jorge Gibert Galassi.


Introducción

1 La socio-economía, aparentemente, invita a tener más dudas que certezas como disciplina. Como toda disciplina, amerita de un examen de sus dificultades epistémicas.

Pero además, si se define como disciplina híbrida, cabe el examen de su status en cuanto tal, como disciplina científica e intelectual en propiedad.

2 Como se sabe, la concepción disciplinaria surge en el seno de la idea que ciencia y filosofía eran la misma cosa, por tanto, la especialización disciplinaria sólo representaba una diferenciación interna de la filosofía (Lindberg, 1992). 
Pero en el siglo XIII aproximadamente, las universidades comienzan a institucionalizar de facto cierta separación entre disciplinas, mediante la enseñanza del trívium y el quadrivium. 
A finales de la edad media, con la aparición de las ciencias naturales entendidas como philosophia naturalis, las ciencias descriptivas fueron separadas de la filosofía como tal. 
En el siglo XVIII y XIX, la ciencia emerge bajo la supervisión empirista y en contraposición a las formas teóricas sucedáneas de la filosofía tradicional. 
En 1950 ya existían medio centenar de disciplinas y a comienzos del siglo XXI hay varias cientos, que se expresan en algo más de 16.000 revistas especializadas de prestigio (Thomson Reuters – Science, Master Journal List). Es en ese contexto en que surge a finales del siglo veinte, la socio-economía.

3 Las disciplinas y los enfoques de prácticas científicas novedosas, habitualmente emergen de movimientos intelectuales (Gross & Frickel, 2005) o necesidades públicas a lo largo de la historia (Lindberg, 1992). 
Por un lado, la filosofía y la historia de la ciencia, sintetizan frecuentemente los esfuerzos analíticos de la teoría del conocimiento, la epistemología y la filosofía de la ciencia. 
Por otro lado, los empeños de la sociología de las ideas, los estudios sociales de la ciencia y la literatura de los movimientos científicos e intelectuales nos permiten ver, como en el caso de la teoría de la evolución (Kitcher, 2001), el origen de disciplinas como la biología evolutiva, la genética ecológica, la psicología evolucionista y otras.

4 Nuestra tesis es que la socio-economía es una respuesta novedosa a varios problemas y necesidades, entre los que cabe señalar, por su importancia, la “crisis imperial” de la economía y la sociología, además del reforzamiento del pensamiento dialógico para una mejor comprensión del mundo social contemporáneo.

5 En una primera parte, se discute la forma en que la socio-economía podría definirse como un campo epistémico intersectado, y argumenta las ventajas de ese enfoque respecto del modo multidisciplinario y transdisciplinario. Basado en el realismo científico, se defiende la idea que los fenómenos sociales pueden ser explicados de mejor forma mediante este enfoque. La segunda parte, avanza en la discusión de los condicionamientos históricos para la emergencia de la socio-economía, en especial el problema del rol cambiante de la política como fenómeno a considerar en la dinámica de la modernidad occidental.

6 Finalmente, se ofrecen algunas conclusiones, entre las que destacan los argumentos para postular que el enfoque intersectado de la socio-economía permite superar la ineptitud epistémica de cada disciplina por separado, mientras que históricamente aclara las pretensiones imperialistas de la sociología y de la economía, sugiriendo que se debe a una incomprensión del rol disciplinar de la ciencia política en el análisis social.

7 El problema epistémico de la socio-economía puede abordarse desde dos perspectivas.
Una perspectiva analítica que examina el enfoque de la socio-economía, y una perspectiva histórica que se pregunta por la existencia real de su objeto de estudio. La primera se centra en el tipo de análisis o en el método de pensar de la socio-economía. La segunda es una interrogación acerca de la existencia efectiva de una dimensión socio-económica, o de problemas “socio-económicos” en la realidad social.

8 Un intento preliminar de definir la socio-economía parece más fácil desde la perspectiva histórica identificando simplemente una serie específica de problemas reales que no se conciben como únicamente sociológicos, o económicos, por separado. Pero este tipo de constatación nos lleva indefectiblemente de vuelta al problema analítico, pues la afirmación de que esos problemas serán mejor abordados, o tratados más completamente por la socio-economía, coloca en primera línea la pregunta por la particularidad de su enfoque propio en relación con los enfoques independientes de la economía y la sociología. Esto sugiere una preeminencia del problema analítico sobre el histórico de la socio-economía, y en primera instancia, podríamos vernos inclinados a pensar que esto se debe a la naturaleza híbrida de esta disciplina; a su carácter integrado, y precisamente intermedio, entre dos disciplinas ya asentadas y conocidas.

9 Más certeramente, la preeminencia de la perspectiva analítica se observa en el hecho que su problema específico deroga el problema de la perspectiva histórica. De hecho, puede plantearse que en rigor los fenómenos de la realidad no pertenecen a ningún ámbito de estudios en particular. No hay fenómenos económicos propiamente tales, por ejemplo, o políticos en sí mismos, sino que hay sólo fenómenos de la realidad como un todo. Esto sugiere que la pregunta histórica acerca de la existencia del objeto de estudio queda subordinada a la pregunta por el enfoque.

10 La prevalencia del enfoque como estrategia epistémica podría implicar una controversia respecto de la validez puntual de un contenido del conocimiento científico al interior de una disciplina. Pero esta objeción, no obstante, queda resuelta si consideramos el propio carácter de la ciencia moderna. La ciencia, en su sentido moderno, es una ciencia especializada porque su conocimiento es específico respecto de una particular porción de la realidad. Esto significa que toda ciencia, en el sentido moderno, restringe su campo de estudios -de la realidad como un todo-, y lo delimita según una forma de comprender los fenómenos que es específica de su interés. El hecho que estos fenómenos sean susceptibles de ser estudiados desde otras perspectivas, que los lleven a ser incluidos en el campo de estudios de otras ciencias, no implica que ninguna de estas dos ciencias, que comparten –en rigor- el estudio de un mismo fenómeno real, deban poner en duda que exista ese fenómeno, tal como lo conciben ellas mismas, nominalmente, desde su punto de vista. Actuar de otro modo significaría dejar a las ciencias especiales sin ningún objeto de estudio; sin ningún fenómeno que les competa. Esto significa, en definitiva, que la delimitación del propio campo, que realiza toda ciencia teórica, es la premisa de su propia posibilidad, tal como sugiere la primacía del enfoque.

11 En el caso de la socio-economía, la legitimidad de su especialización nos conduce a darnos cuenta que, al igual como acontece con las otras disciplinas, no es necesario que la socioeconomía someta como su campo de estudios una colección de fenómenos únicos, o exclusivos, que sólo le competen a ella en particular. No es un problema entonces, para la necesidad de la socioeconomía, que los fenómenos que le interesen formen parte expresa también de las ciencias de la economía y la sociología. No es necesario que existan “problemas socio-económicos”. La socio-economía puede ocuparse de los mismos problemas de los que se ocupa la economía o la sociología. Pero la diferencia es que la socio-economía no agotará su análisis sobre la base de un enfoque únicamente económico, o únicamente sociológico, sino que integra estas dos perspectivas. A esto nos referimos, en efecto, con el hecho que el problema central, primero a tratar, es el problema epistémico de la socio-economía desde la perspectiva analítica. Esto es, el problema de su enfoque.

12 Una vez que hemos justificado que para abordar el problema epistémico de la socioeconomía la perspectiva fundamental es la perspectiva analítica, podemos hacer abstracción de la forma específica que tenga la realidad. Esto es así puesto que nuestro problema se convierte en un problema de enfoque. Supongamos, para efectos del ejercicio, que la realidad es como un mapa, en el que pueden distinguirse varias  “regiones” de esa realidad según el enfoque que las define. Asimismo concebimos la socioeconomía como un particular enfoque y –por lo tanto- definiendo una región.

13 La característica principal de la socio-economía, sobre esta base, es la de ser una disciplina intersectada, o una disciplina de intersección. Esto significa que sus contenidos están en una región delimitada que es común a la sociología y a la economía. La posición de la socio-economía se define entonces en relación con estas otras dos disciplinas ya establecidas. Así, decir que es una disciplina intersectada significa rechazar, por una parte, que sea una disciplina independiente, y rechazar, por otra, que sea una disciplina agregativa. Si fuese una disciplina independiente ocuparía una región delimitada completamente exterior a la región delimitada autónomamente por la economía, y a la región delimitada, de igual forma, por la sociología. En este caso, no se justificaría tratar sobre sus contenidos como de problemas “socio-económicos”. El rechazo de su carácter agregativo supone una dificultad mayor. Significaría que la socio-economía trataría sobre todos los asuntos de la economía, y sobre todos los asuntos, a su vez, de la sociología. Esto es discutible y podría ser así. De hecho, existen algunas propuestas teóricas en este sentido. El examen realizado por Latour y Lépinay (2009) acerca de la obra de Gabriel Tarde muestra que éste concebía la economía principalmente en su función cuantitativista de medición. No obstante, Tarde proponía extender esta cuantificación no sólo a las cantidades de “valores” de la concepción clásica de la economía, sino a todas las “cantidades sociales” que para él comprendían una gama mucho más amplia de valores “intersubjetivos”, como el poder, la gloria, o la belleza (Latour 2009: 24). Esta posición como se puede ver, postula una ciencia de la economía tan amplia, que podríamos identificarla con una socio-economía de tipo agregativo. Es decir, que abarcaría, desde el punto de vista de la cuantificación, todas, o muchas de las motivaciones humanas y sociales, concebidas como valores de intercambio.

14 Otro paradigma de la economía que podría acercarse a este tipo de socio-economía agregativa es el que presenta Etzioni en su libro “La dimensión moral” (2007). El examen de este autor aborda el problema desde diversos ángulos, de modo que no es fácil hacer una observación concluyente sobre su postura sin realizar un mayor examen. No obstante, cuando Etzioni sostiene que la economía no puede estudiarse sin integrar los factores sociales, culturales y políticos “en un paradigma único” (Etzioni, 2007,p. 33), pareciera que –en primera instancia- podríamos clasificar su concepción de la economía dentro del tipo de la socio-economía agregativa.

15 En suma, la discusión central respecto del tipo de enfoque de la socio-economía consiste en indagar de qué manera constituye una disciplina intersectada. Asimismo, esto implica determinar de qué modo queda delimitado este rasgo de la intersección en relación a la posibilidad que sea una disciplina agregativa. Cabe decir además que estas dos posiciones se pueden identificar también con el carácter inter-disciplinario o multi-disciplinario de la práctica científica. Así, la disciplina intersectada se asocia con el carácter interdisciplinario de su práctica, mientras que una disciplina agregativa corresponde a una práctica científica que es multi-disciplinaria. La inter y la multi-disciplina; el espacio de la delimitación.

16 Detengámonos en la relación entre los caracteres agregativo e intersectado de la socioeconomía, y sobre cómo esta relación queda delimitada. Para estos efectos, podemos apoyarnos en un esquema gráfico de dos círculos que representan las disciplinas de la economía y la sociología respectivamente, y concebir que la región sombreada constituye el espacio epistémico de la socio-economía. A continuación, en la Figura 1, se muestra el caso de la socio-economía como disciplina intersectada, agregativa, e independiente.


Figura 1: Socio-economía como disciplina intersectada
Fuente: Elaboración propia
17 La disyuntiva acerca de la naturaleza intersectada o agregativa de la socio-economía se podría resolver provisoriamente afirmando de modo categórico que es intersectada, pero Examen epistémico de la socio-economía como disciplina intersectada admitiendo que la proporción del espacio que representa esta intersección podría variar según distintos grados. Desde esta óptica, las concepciones de la socio-economía como disciplina agregativa, y casi independiente, representan nada más los casos extremos de la intersección. Así, el primero, se realiza cuando la región epistémica intersectada es muy grande, es decir ocupa un espacio importante de las regiones autónomas de la economía y la sociología (los círculos se superponen casi exactamente). Y el segundo, cuando este espacio es muy pequeño, o casi nulo (γ)1.

18 La ventaja de definir a la socio-economía de esta manera, centrando la atención en su carácter interdisciplinario, o intersectado, es que esta solución nos obliga en definitiva a indagar acerca de la particularidad de la socio-economía en relación con las disciplinas de la sociología y de la economía. La concepción multidisciplinaria (β), en cambio, aunque permite esta reflexión, no nos obliga, porque enfrentados a un objeto específico, bien podríamos definirlo exclusivamente como un objeto de estudio de la economía, o bien de la sociología, y afirmar que ha quedado ya definido epistémicamente. Dicho de otro modo; la concepción de un objeto de estudio de la socio-economía, como un objeto intersectado nos obliga a precisar no sólo en qué sentido es también sociológico y económico, sino asimismo en qué sentido puede no serlo. Esto nos constriñe a una especificación mayor.

19 Esta conclusión es consistente también con otras formas de concebir el carácter multidisciplinario en relación con la inter-disciplina. Nicolescu (2010) sostiene qué el enfoque multidisciplinario, consiste en observar un fenómeno desde el punto de vista de distintas disciplinas, pero manteniendo intacta la concepción fundamental del fenómeno sobre la base de la disciplina original a la cual originalmente se adscribía. El enfoque inter-disciplinario, en cambio, supone más bien un diálogo de métodos –o perspectivasque permite comprender mejor un fenómeno, de tal modo que el fenómeno no puede definirse a priori, epistémicamente, por ninguna de las disciplinas originales. El diálogo de los métodos, en este caso, da origen a una nueva disciplina.

20 Desde este punto de vista, entonces, es claro que bajo la concepción multidisciplinaria cualquiera de las varias disciplinas involucradas puede reivindicar la posibilidad de haber definido suficientemente al objeto de estudio desde su propia perspectiva. En el peor de los casos, asumirá que esa delimitación es parcial, y que la definición total sólo es accesible desde el punto de vista de la disciplina original a la cual se adscribía. La condición última del objeto, en este caso queda abierta. No hay una afirmación tajante a este respecto.

21 Esto difiere de la situación que genera el enfoque interdisciplinario. Aquí la premisa es precisamente que ninguno de los puntos de vista particulares de las disciplinas involucradas puede definir al objeto, delimitándolo. Esta situación en nuestro esquema, corresponde a un punto intermedio entre la caracterización de la multi-disciplina y la disciplina independiente. No se ubica en esta última porque si el fenómeno en cuestión fuese realmente extraño a cualquiera de las disciplinas consideradas, no podría admitirse la posibilidad de ser estudiado bajo sus métodos. Pero tampoco está en la primera, por las razones ya aducidas. Esto significa que la inter-disciplina (α) corresponde, de hecho, al esquema intersectado.

22 Ahora bien, si el enfoque multidiscipinario, como lo define Nicolescu, admite la definición epistémica de un objeto por cualquiera de las disciplinas que lo estudian, entonces, aplicado a nuestro caso, no se vuelve necesario demostrar que un fenómeno de estudio de la socio-economía no sea sólo un fenómeno económico, o sólo sociológico. Bastaría con decir que es económico para asumir que se ha comprendido epistémicamente. De modo alternativo, se podría admitir también que es sociológico.

23 La posición de la inter-disciplina es distinta porque al no admitir que ninguna de las perspectivas o métodos, aportados por las disciplinas originales, definan realmente al objeto, no basta con ver que un objeto de la socio-economía es económico y también sociológico, sino que debemos demostrar también que no sólo es eso, sino que es algo diferente a la mera adición de ambos.

24 Podemos obtener algunas conclusiones de lo dicho hasta aquí. Nuestra primera afirmación ha sido que el problema epistémico de la socio-economía puede ser tratado desde el punto de vista de su enfoque, o desde el punto de vista de la realidad de su objeto. Esta última forma de abordarlo, que hemos denominado como un problema histórico, supone preguntarse por la existencia real y efectiva de “fenómenos socioeconómicos”.
A esto respondimos afirmando que no existen en rigor problemas disciplinariamente pre-definidos, lo que aplicado al caso que nos interesa, significa decir que no existen, propiamente, fenómenos socio-económicos en sí. Mediante este camino hemos justificado que el problema epistémico de la socio-economía debe abordarse en primer lugar desde el punto de vista de su enfoque. En contraste con el problema “histórico”, a este problema lo hemos denominado “analítico”.

25 El examen del problema analítico de la socio-economía nos ha conducido luego a ponderar los diversos enfoques de la socio-economía, los que hemos identificado bajo dos formas distintas. Según estos la socio-economía puede caracterizarse como una disciplina intersectada, o agregativa. Hemos mostrado que la forma más adecuada de definir a la socio-economía es concebirla como una disciplina intersectada. 

26 Finalmente, vimos que la razón de esta conveniencia se funda en que nos obliga a delimitar el objeto de estudio con mayor rigurosidad. Pero debemos precisar esto todavía más en función también de las observaciones que podemos obtener sobre el problema epistémico de la socio-economía desde el punto de vista de la realidad de su objeto.

Los condicionamientos históricos de la socioeconomía.
27 La diferencia entre la interdisciplina y la multidisciplina, como las entiende Nicolescu (2010), implica una diferencia en relación a la importancia del objeto de estudio con respecto a la importancia de la perspectiva del análisis. Es decir: podemos ver que en el caso de la multidisciplina, se deja en libertad al observador para definir el fenómeno. Esto significa que se permite a cada disciplina definir el objeto desde su propia perspectiva, y acotarlo en este sentido epistémicamente. En este caso es la perspectiva la que prevalece por sobre la condición propia del objeto. En el caso de la inter-disciplina, en cambio, es el objeto el que dicta y determina la viabilidad del enfoque. Lo que se hace prevalecer aquí es la condición propia del objeto.

28 Es sobre la base de esta misma diferencia que juzgamos que la inter-disciplina es más adecuada para la concepción de la socio-economía puesto que al constreñir al conocimiento desde el punto de vista del objeto debiera empujarnos a su mejor comprensión. Pero esto supone de algún modo decir que el examen del objeto pertenece a un tipo específico (de ciencia) pues no de otro modo podría delimitar por si mismo qué enfoques son relevantes para su estudio y cuales no. En primera instancia, puede parecer entonces que existe una contradicción entre esta afirmación sobre la superioridad de la inter-disciplina, y nuestra afirmación inicial de la conveniencia de concebir el problema epistémico de la socio-economía, como un problema analítico, y no histórico. Esto último –recordemos- se basaba justamente en la premisa de que no existen objetos específicos de ningún tipo de ciencias.

29 La aparente contradicción de esto queda solucionada si vemos que evidentemente hay un condicionamiento histórico en las mismas formas de estudio, en las mismas disciplinas. Es decir, como las condiciones históricas cambian y estos cambios repercuten en el estado de las ciencias, cambia el punto de vista del observador, las perspectivas. Esto lejos de refutar confirma que no existen en si mismos fenómenos de tipos específicos. Podemos ver esto en el caso de la sociología y la economía.

30 La sociología surge como disciplina a partir de la pregunta por el problema del orden social2. Las preguntas fundamentales ¿cómo es posible que la sociedad se mantenga cohesionada, y no se destruya a sí misma?, ¿cómo es posible que el orden se realice en las condiciones sociales de la agrupación humana?, son parte ineludible del pensamiento sociológico (Nisbet, 1977). Este tipo de problemas, no obstante, no era algo nuevo, pero anteriormente su tratamiento se enmarcaba en la esfera de estudios de la filosofía política, o la ciencia política (Taylor, 1992, p.131).

31 Esta agregación de una nueva disciplina para abordar el problema del orden social no es un hecho fortuito sino que obedece a un cambio histórico en las condiciones reales.
Tampoco es sólo una agregación sino que es casi una sustitución completa. Hoy en día la ciencia “política” es considerada una ciencia “social”, y la sociología política es sólo una rama de la sociología en general (Bobbio, 2006, p. 81). La novedad consiste, de hecho, en que el término “política” ha sido subordinado al término “sociedad” como concepto relativo al conjunto más vasto de la agrupación humana, y la situación histórica de la cual deriva esto es, en efecto, el nacimiento de la “sociedad civil” en los tiempos modernos, como un ámbito separado de la esfera de lo político transformada en Estado-nación.

32 Antiguamente, la concepción del hombre como un animal político, implicaba, en efecto, que la totalidad de la vida social del hombre se encontraba abarcada en la organización política. Como afirma Sartori, cuando Aristóteles define al hombre como un zôon politikón3 hace con ello una observación antropológica, no sociológica (Sartori 1994: 147). El hombre es, en esencia, un ser político. El hombre no político es un carente, un privatus (idion), incluso en un sentido práctico, pues la carencia no implica sólo una falta de inteligencia, sino que puede aplicarse también a aquél que no está libre de la sujeción de ganarse el sustento, de trabajar, y que por tanto no tiene tiempo de dedicarse a los asuntos políticos.
El concepto corresponde a una noción particular de la libertad como “libertad del ciudadano”; pues sólo el hombre político, el ciudadano, es un hombre libre. La libertad en este caso es entonces participar de la identidad social, y esto es un asunto “político”.

33 Con el advenimiento histórico de la modernidad todo esto se invierte, y la libertad es concebida como la libertad del individuo en el ámbito privado. Esto implica que la esfera política, o el ámbito público -del cual el Estado moderno es la instancia representativa-, pasa a ser concebido negativamente como aquél espacio donde se despliega solamente una particular forma, o especie de la libertad, que es la libertad política, pero que ésta no es, en lo absoluto, la libertad entendida en su sentido completo. Para llegar a esto, hemos pasado de una polis pequeña, cuyos habitantes vivían en simbiosis, para llegar ahora a sociedades inmensas donde sus habitantes son extraños recíprocamente.

34 La diferencia es importante, y da cuenta del nuevo espacio surgido con los tiempos modernos. Este espacio que se define como el ámbito de lo privado, donde se realiza la libertad del individuo, es la sociedad civil. El ámbito de lo público, en cambio, se opone a este espacio, como la esfera de relaciones regulada por lo político. Es este cambio histórico el que pone los cimientos para la nueva concepción, en las ciencias, de las formas fundamentales de la organización humana, y la que permite, en definitiva, que hoy en día nos parezca natural que la ciencia “política” se encuentre subordinada, o sea un subconjunto de la ciencia “social” (Bobbio, 2006, p. 39-44).

35 El surgimiento de la economía política también está relacionado con este surgimiento de la sociedad civil. La economía surge precisamente bajo el descubrimiento, o la caracterización de una esfera de relaciones entre los individuos que no está reglamentada por el Estado -como poder coactivo- sino que se autorregula. Esto significa que la esfera de las relaciones económicas es concebida en el plano de la sociedad civil. Que es un asunto de los privados, o que corresponde al ámbito de lo privado (Ibid, p. 43-49).

36 En suma, la economía y la sociología tienen en común que nacen bajo este nuevo contexto del pensamiento en el que lo político, identificado con lo público (como ámbito del Estado-Nación), queda concebido como un ámbito ajeno a la libertad individual. En esto hay una subordinación relevante. Lo político se reduce porque queda subordinado a lo social. Lo social, la sociedad, es la concepción que corresponde ahora al todo, o al conjunto de la agrupación humana, y su estudio se le atribuye a la sociología. Asimismo, es en esta esfera nueva -de la sociedad- donde se funda la economía puesto que aquí es donde se realizan las relaciones de intercambio e influencia que ella describe. El Estado, en efecto, es concebido como un agente perturbador que es mejor que se mantenga al margen o se entrometa lo menos posible en la espontánea organización económica.

37 En este contexto se puede observar que la sociología surge como reflexión acerca de un problema que se plantea en términos conservadores. La sociología está preocupada, primeramente, por las condiciones del orden social. Esto se debe a una circunstancia histórica más que a una disposición epistémica. La respuesta teórica a esta circunstancia es consagrada por el liberalismo sobre la base de la nueva concepción de la libertad.

38 Este conservadurismo, no obstante, no agota el contenido de la sociología. Con Marx la sociología se identificará también con un discurso emancipador, y revolucionario, desbordando así la óptica de un liberalismo conservador (Marx, 2008). Con la economía acontece algo similar. Afirmada también en el seno del liberalismo, con Marx adquiere asimismo un carácter revolucionario, e inaugura una nueva corriente, dentro de su campo de estudio (Marx, 1999).

39 El pensamiento marxiano ha jugado así un rol fundamental en la concepción de los distintos enfoques de las ciencias sociales modernas. La misma coexistencia dentro de la sociología y de la economía, de posiciones más conservadoras y otras más revolucionarias, se contempla en relación al contexto ideológico constituido por el marxismo, hasta nuestros días.

40 Esto ha tenido consecuencias que todavía se dejan ver. Un rasgo importante del marxismo es el contenido intrínsecamente político de su teoría central. Dado que las relaciones económicas, tal como se describen en esta tradición, se realizan dentro del ámbito de la sociedad civil, al sostener entonces que estas relaciones materiales constituyen la base de la estructura política (y jurídica), Marx otorga un carácter “político” a la “sociedad civil”, y establece así las premisas para la actual concepción de la “sociedad civil” como “sistema político”4 (Bobbio, 2006, p. 45-51).

La politización de la sociedad civil
41 Una consecuencia de la politización del concepto de sociedad civil realizada por el lenguaje marxista es la instalación de la economía política como un meta-relato de la historia bajo la pretensión de ofrecer, con esto, una explicación cabal también para el devenir político. Asimismo, por su parte, la subordinación propia de la ciencia política a la sociología, producto de la sustitución de la polis -como organización política- por la sociedad civil, sienta las bases para la ampliación de la sociología, pues vuelve admisible dentro de su órbita cualquier explicación sobre lo “social”. Como la política queda dentro de esto como el estudio de una zona particular, la sociología se vuelve una disciplina hegemónica. Es cierto que desde algún ángulo podría plantearse esto como un retorno. Es decir, podría plantearse que con la teoría marxista, la “sociedad civil” -entendida como el conjunto más vasto de la agrupación humana-, “vuelve” a entenderse como un sistema político. Pero si así lo pensamos, habría que ver que la forma en que esto se concibe difiere completamente del sentido en que es definido lo político en la concepción antigua (clásica). Las reivindicaciones políticas actuales del papel de la sociedad civil están lejos de restablecer al “ciudadano” en el sentido clásico. Aunque quizás, los movimientos sociales surgidos luego de la crisis financiera subprime del 2008 podrían estar apuntando a ello.

42 Esta politización de la “sociedad civil” debe ser examinada también en relación con sus efectos sobre la teoría y la filosofía política. 

La pretendida incorporación del problema político tanto al interior de la sociología como de la economía no puede identificarse, no obstante, con ninguna posición ideológica a priori por parte de estas disciplinas. Esto no es sólo el producto de la supuesta separación de las ciencias de su consideración de elementos valóricos, o programáticos. Hay unas condiciones reales en el marco de la historia del pensamiento. La reformulación del concepto de sociedad civil realizada por Marx hizo que el originario matiz conservador de estas disciplinas quedara desbordado.

Por tanto, existe un espacio, en la sociología, y en la teoría económica para tipos de análisis que se sitúan en cualquier punto del espectro ideológico. Nadie podría afirmar, por ejemplo, que la sociología es una ciencia de izquierda, o bien de derecha. Ni tampoco respecto de la economía. Pero esta circunstancia, que puede parecer una garantía de objetividad científica es asimismo el resultado de una mayor vaguedad teórica. Es una circunstancia que se basa, de hecho, en la pretensión tanto de la economía como de la sociología de incorporar una explicación teórica completa sobre lo político, que las desborda, y que no pueden definir.

43 En suma, podemos sintetizar lo dicho hasta este punto del siguiente modo. La redefinición de la sociedad civil en los tiempos modernos y los distintos sentidos que posteriormente adquirió el concepto permitieron que la sociología se erigiera como una disciplina con pretensión imperial. Esta hegemonía es importante sobre todo respecto de la política. La economía se estableció con este escenario de fondo como la ciencia que estudia una particular forma de las relaciones sociales y por tanto se desarrolló –de manera estrictasobre esta misma base de comprensión “sociológica”. Desde la economía, no obstante, fue planteada pronto una nueva formulación acerca de la dimensión política de la sociedad, la que fundaba esta politización precisamente en el ámbito de las relaciones económicas. La economía se erigió entonces asimismo como disciplina con pretensión imperial respecto de la política, y quedó establecida en un primer plano, en conjunto con la sociología, como sistema teórico dominante. Cuando el sistema marxista demostró ser impracticable, lo que cayó con esto fue su explicación teórica. Pero la economía en sí misma no bajó de su pedestal hegemónico. De hecho, la caída del marxismo confirmó para muchos que la corriente originaria, no revolucionaria, de la economía, constituía su versión más acertada, y consagró en definitiva a esta corriente, denominada “clásica”, como a la economía en su óptica predominante. Como esta corriente, además, presentaba unas prescripciones prácticas pasivas, bajo el principio del laissez faire, y de la mano invisible, adquirió rápidamente mayor prestigio como explicación sobria de la realidad política, en comparación con los antiguos meta-relatos del sentido de la historia. De este modo, la economía siguió llenando el espacio vacío de la teoría política, pero ahora bajo el imperio de la corriente neoclásica. Actualmente, cuando proyectos de tipo histórico, o revolucionarios están en descrédito, y cuando se ha llegado a decir incluso que la historia se acabó, la economía, en su versión neoclásica, se ha presentado casi como el único ámbito para la discusión prudente y sensata de los asuntos políticos más relevantes.

44 Asimismo, puede agregarse otro factor muy importante en la afirmación de la ciencia económica como disciplina autónoma, y en el prestigio adquirido por ella. Éste ha sido el desarrollo teórico, en su interior, de la Macroeconomía. Una diferencia central de esta rama específica en relación con la Microeconomía consiste en que la primera aborda el estudio de los fenómenos globales directamente, sin preocuparse para ello del comportamiento de las diversas unidades económicas (James, 2002, p.306). Esto es fundamental, porque para hacer eso la Macroeconomía recurre a los datos macro estadísticos, y no necesita, en cambio, hacer suposiciones sobre la psicología de las unidades, o del homo æconomicus. Esta característica ha dotado a la teoría económica –o a ciertos aspectos de ella- de una utilidad práctica ajena al campo de las meras especulaciones teóricas, y que ha confirmado su posicionamiento dentro de las ciencias positivas. Por otra parte, esta consagración de la economía práctica, ha tenido efectos también sobre algunas implicancias provenientes de las discusiones de la filosofía política contemporánea. En particular, de hecho, la afirmación de la economía ha tendido a centrar el debate económico contemporáneo alrededor de la contraposición crecimiento/distribución. En un repaso de las críticas de los filósofos comunitaristas a las ideas de John Rawls, Cristi apunta a la descripción de Sandel, que afirma que el “liberalismo político” rawlsiano, refleja el ascenso y el triunfo actual de la república jurídica, o “procesal”, en desmedro de la idea republicana clásica, preocupada históricamente, en el ámbito económico, más bien por la estructura económica que mejor conducía al autogobierno.

Esta transformación, según Sandel, se debe en parte a la influencia de Keynes.

 “La nueva economía coincide con Keynes en sostener que el incremento de la propensión al consumo mediante el manejo de la demanda efectiva es la principal y única tarea de la actividad económica” (Cristi, 1998, p. 63-64).

Resultados y discusión.

45 Las condiciones históricas han modificado las perspectivas y enfoques internos de las ciencias sociales. Puntualmente, hemos dicho, sentaron las condiciones para que la economía y la sociología se erigieran como disciplinas con pretensiones imperiales. Esta hegemonía se vuelve evidente, en su mayor medida, al verificar que han sometido a la política, bajo su imperio. La posterior politización del concepto de “sociedad civil”, bajo el sistema marxista, confirmó esta tendencia y la desarrolló más, pues en cierta forma amplió el espectro ideológico de las explicaciones que podían caber dentro del campo epistémico de la economía y de la sociología, que antes se habían plasmado estrictamente bajo un matiz liberal más bien conservador. Con la caída del marxismo, estas disciplinas no perdieron su aspecto hegemónico, y esto aunque los sociólogos y los economistas ya no pretendan deliberadamente conceder unas explicaciones totales sobre la historia, y se remitan a un tipo de investigaciones muy acotadas y delimitadas de los aspectos sociales bajo premisas espontaneístas o neo-darwinianas5.

46 Después de absorber a la ciencia política, ni la sociología ni la economía, no obstante, han sido capaces de mostrar de qué manera el problema político se puede explicar en sus términos ni de qué manera lo político puede entenderse como un engarce de lo económico y lo sociológico. Esta sola circunstancia basta para advertir que la hegemonía de estas ciencias no se justifica desde el punto de vista del conocimiento que entregan y que no está apoyada, por tanto, en una verdadera superioridad o precedencia de sus explicaciones.

47 La pretensión hegemónica de estas disciplinas no afecta solo su relación con la ciencia política como disciplina aparte. En cuanto los asuntos sociales y económicos tienden a plantear muchas veces, intrínsecamente, problemáticas políticas, el carácter hegemónico de la sociología y de la economía ha comportado asimismo una mayor vaguedad e imprecisión al definir su propio campo epistémico. Esto ha implicado que se vuelva nebuloso el objeto de la economía y de la sociología, y el objeto que corresponde a la intersección de ambas. La sociedad civil se concibe como el todo; es política, es economía, y es lo social; pero entonces cabe preguntarse cuál es el objeto propiamente de la sociología y de la economía como conjunto. Esto es determinante para comprender el estudio de la socio-economía. Concretamente, es necesario aclarar en qué sentido algo es económico y social a su vez, y en qué sentido no es político, o si lo es.

48 La socio-economía, como disciplina híbrida o intersectada, define su objeto específicamente desde la economía. La socio-economía ha nacido, en efecto, como un paradigma nuevo, o alternativo de la economía, no de la sociología. No obstante, como pretende trascender la corriente neoclásica de la economía, debe recoger los elementos de conjunto, con la sociología. Esto significa enfrentarse al problema del “desborde de su propio campo” que afecta a la economía y a la sociología, y las “obliga” a imponerse como disciplinas hegemónicas, sobre todo respecto de la política. En cuanto la socio-economía critica esta condición hegemónica, no debe extrañar que al intentar definir su campo y su perspectiva propia, la socio-economía tenga que “volver” sobre cuestiones del pensamiento político, y de la historia del pensamiento político, tal como por ejemplo ha hecho Etzioni, en “La dimensión moral”, en su diferenciación de las posiciones Tory y Wigg, independiente de si en este planteamiento se encuentra verdaderamente la raíz última del problema.

49 Una vez que hemos examinado la perspectiva histórica, podemos disipar la aparente contradicción que contenía nuestra afirmación sobre la conveniencia de definir a la socioeconomía, desde el punto de vista de su enfoque, como una disciplina intersectada, o una inter-disciplina. Este abordaje, como vimos, nos obliga a definir el campo epistémico de la socio-economía partiendo desde su objeto, y dejando que éste determine su estudio. La objeción radicaba en que esto suponía asumir de antemano la realidad de este objeto.

50 La solución adelantada, es que podemos asumir la realidad de un fenómeno sin mayores problemas. El problema surge tan sólo cuando sometemos a ese fenómeno, bajo cierta perspectiva, y lo convertimos en un objeto de estudio de alguna disciplina. La revisión del influjo de las condiciones históricas y del pensamiento nos ha permitido, no obstante, ver más allá y precisar que el problema está en los mismos nombres; en las palabras y conceptos que convergen para el entendimiento de las problemáticas sociales.

Concretamente, se ha mostrado que al cambiar las condiciones históricas, y el clima general del pensamiento, se produjo un cambio de las concepciones básicas, a nivel preteórico, de las expresiones comunes de la “sociedad civil”, y “política”, y que esto ha determinado un cambio en la definición del espacio epistémico abarcado por la sociología y por la economía.

51 Esta modificación de las concepciones pre-teóricas como un antecedente histórico concreto que determina, en parte, el espacio epistémico de una disciplina, responde a un hecho estudiado por la filosofía política. En términos generales, lo que consagra esta circunstancia es advertido por Eric Voegelin (2006), como un hecho que se verifica en el proceso de articulación universal de los conceptos de las ciencias sociales en el momento de su génesis. Esto es, que la autocomprensión de la sociedad, por parte de los individuos, precede naturalmente, en la historia, a la emergencia de la ciencia política; a la episteme politiké, tal como –según explica- aparece sistematizada inicialmente con Aristóteles. De ahí –dice Voegelin- que “cuando comienza la ciencia política, no lo hace con una tabula rasa en la que puede inscribir sus conceptos; empieza inevitablemente a partir del rico cuerpo de autointerpretación de una sociedad y avanza mediante la aclaración crítica de símbolos socialmente preexistentes. Cuando Aristóteles escribió la Ética y la Política, cuando formuló sus conceptos de polis, de constitución, de ciudadano, de las distintas formas de gobierno, de justicia, de felicidad, etc., no inventó esos términos para luego darles un significado arbitrario, sino que tomó los símbolos que halló en su entorno social, analizó con minuciosidad la variedad de significados que tenían en el lenguaje común, y ordenó y aclaró esos significados por medio de los criterios de su teoría” (2006:

42). El concepto de esclarecimiento crítico, introducido por Voegelin, se refiere a este permanente desarrollo teórico a partir de las nociones pre-teóricas instaladas en el marco común de la “autointerpretación” social.

52 En el campo particular que analizamos, la modificación del espacio epistémico, de la sociología y la economía, respectivamente, tuvo como consecuencia que estas disciplinas se volvieron hegemónicas y que este campo epistémico perdiera definición. Sobre esta base, seguimos sosteniendo que la única forma de ser más preciso y poder definir la socioeconomía es asumir que el fenómeno dicta su clasificación, no el observador. Esto es, definir a la socio-economía como una inter-disciplina.

53 Es necesario que quede muy claro que la conveniencia aquí suscrita, de definir a la socioeconomía
como una disciplina intersectada, no implica admitir que los fenómenos que ella estudia sean en si mismos “socio-económicos”. Precisamente, se basa en que los fenómenos no son socio-económicos en sí, pero tampoco económicos ni sociológicos en sí, ni de ningún tipo específico. Esto significa que mantenemos que el problema epistémico de la socio-economía debe concebirse primeramente desde el punto de vista de su enfoque. Al concebir a la socio-economía, no obstante, como una inter-disciplina, el fenómeno nos obliga a rechazar su compartimentación dentro de un cuerpo de conocimiento vago, que no pueda dar cuenta de su realidad cabal. Tal es el caso del “objeto socio-económico”, puesto que el campo epistémico de la sociología y de la economía, por separado, al extremar su generalidad, se ha vuelto impreciso.

54 Por último, queda por articular una reflexión importante respecto de la observación de los condicionamientos históricos estudiados. Dijimos que entre la realidad del objeto y el campo de la discusión semántica a nivel pre-teórico, se ha producido una modificación de los enfoques para la comprensión de los problemas sociales, lo que se ha visto reflejado en una confusión general del objeto de las ciencias sociales. El cambio semántico se produce en el nivel del pensamiento común, y en consecuencia, el auge desmedido y la consideración cultural de la ciencia económica, como disciplina privilegiada, es un proceso que responde a una suma de ideas que tal vez no deberíamos llamar, con propiedad, “científicas”. Queda un fondo todavía del análisis que corresponde, de hecho, a lo que Voegelin llama el esclarecimiento crítico, y que no está compuesto de una categoría de ideas de este tipo, de impresiones, e intuiciones corrientes (o pre-teóricas).
Este tipo de tarea, como una analítica, o clarificación, corresponde exactamente al objeto de la epistéme política, tal como la sistematizó Aristóteles, originariamente, y que hoy entendemos como filosofía política.

55 Así, la discusión puede conducirnos finalmente a la evaluación de las disciplinas sociales estudiadas -de la economía, y la sociología- desde el punto de vista de la filosofía política.
Desde esta perspectiva, el factor que restringe la certeza potencial de estas disciplinas es la mutación de ese pensamiento pre-crítico, o pre-teórico, que al no poder atribuir a ninguna instancia de pensamiento sistemático y consciente, podemos representarnos como un mero producto de la historia. Esto implica que los cambios que se producen en las definiciones alternativas de la realidad de un objeto, no se explican sólo porque cambiamos de enfoque, -por ejemplo, por pasar del enfoque sociológico, al de la ciencia política-, sino que es el campo de la observación misma el que es dinámico. Es el movimiento en este campo -es decir, en el pensamiento pre-crítico que modela de antemano las posibilidades de las conceptualizaciones formales teóricas-, el que la historia propiamente imprime en el desarrollo del pensamiento de las ciencias sociales, y el que empuja, en definitiva, a las disciplinas unas contra otras, trasvasijando los contenidos entre ellas. El fenómeno de traspaso de conceptos que se verifica entre la sociología y la economía –que nos compete aquí particularmente- es un caso ejemplar de esta situación.

56 La filosofía política no puede sino constatar que es esta acción de la historia, el factor que hace a estas disciplinas perder “capacidad esclarecedora”. La filosofía política juzga que el análisis de lo político sólo es posible, en sus alcances más altos, por la comprensión más honda, o “arquitectónica” (estructural) de la política. Leo Strauss (1970) ha presentado bajo esta forma el objeto de esta “ciencia primera”. La ciencia política, inicialmente, se aboca a la solución de las disputas, y las situaciones particulares, en la arena política. El ámbito legislativo, no obstante, representa una esfera más amplia que determina el espacio en que puede moverse y actuar el político avezado en la solución de estas cuestiones concretas, y en este sentido, constituye una instancia más “arquitectónica” de la política. Por último, todas las legislaciones remiten a ciertas cuestiones fundamentales que son comunes al conjunto de los ordenamientos políticos humanos, y que representan, por tanto, la esencia misma de la política. El conocedor de estas cuestiones es el maestro de legisladores, y el filósofo político propiamente tal. La filosofía política constituye, de este modo, el conocimiento más “arquitectónico” de la política (Strauss, 1970, p.111-112).

57 Considerada luego desde este punto de vista, el auge exacerbado, o la popularidad de la ciencia económica, en nuestros días, significa sólo que la historia, por decirlo así, enseña que los problemas económicos son muy importantes, o han adquirido por alguna razón, una gran relevancia en las consideraciones de los hombres en la actualidad. Pero esto no implica que la ciencia económica, tal como es actualmente, o a partir de Marx, esté en posesión de un conocimiento fundamental sobre el problema del orden social, como pretende la opinión pre-crítica (a-científica). La pregunta, desde la perspectiva de la filosofía política, tiene que ver, por tanto, con la solvencia de una teoría que, al politizar el espacio de la sociedad civil –como hemos visto-, en el que subyacen las fuerzas económicas como relaciones de producción, se “economiza” en su cabalidad la explicación de lo político, como si en este aspecto “económico” se encontrara la esencia última del problema del orden social. Debe advertirse que el marxismo fija su idea en una cierta noción, o comprensión, de las relaciones productivas, es decir, en la vida de producción y familia que, tal como suscribe Taylor, constituye un rasgo característico del espíritu de la vida moderna (Taylor, Ch. 1996). En este plano y a partir de él, se funda efectivamente la politización de la sociedad civil, que se concreta en la lucha por la promulgación y el ejercicio de ciertos derechos, primero de ciudadanía, pero luego también de los consumidores. Esto es evidente en los movimientos sociales de hoy en día que surgen, de hecho, como propuestas al problema común respecto de cómo organizar la sociedad civil frente a un poder político cooptado por las fuerzas económicas, o “capitalistas”. Pero todo esto implica, en su fondo último, la premisa de que el carácter de estos problemas presupone una cierta estructura del pensamiento, o de las ideas precríticas sobre la condición social. La pregunta es entonces si esa vida de producción es en realidad el ámbito fundamental de la vida humana, y el que define los fundamentos más genuinos de la vida en sociedad.

58 En suma, la ventaja que potencialmente ofrece la concepción de la socio-economía como disciplina intersectada, radica en que ésta pueda remover, efectivamente, los aspectos ideológicos asentados en el nivel pre-crítico de la ciencia económica. La atención primordial de este enfoque en el objeto de estudio, puede ser un signo de que lo logre de mejor manera, que bajo el diálogo de métodos de la multi-disciplina, porque no queda sujeta, según su estructura, al efecto ciego de la dinámica que caracteriza el campo mismo de la observación. Si la socio-economía, no obstante, no logra esto, su definición como disciplina intersectada es tan sólo una conveniencia formal.

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NOTAS

1. Cabe indicar que esta problemática que surge al tratar de limitar con precisión el espacio epistémico propio de la socio-economía también lo encontramos a veces identificado por los economistas en la definición del campo de la propia economía. Así, por ejemplo, Dasgupta, en el comienzo de su ensayo sobre el propósito de la teoría económica, sostiene; “¿Cuál es el propósito de la teoría económica? (…) el propósito de la teoría económica, como el de cualquier teoría científica, es la formulación de interrogantes relevantes y la indicación del modo de contestarlos.
Hasta aquí esto se aceptaría generalmente. La disputa surge en lo referente a la cobertura” (Dasgupta, 1988, p.32).
2. Como lo ilustra detalladamente Durkheim en su tesis de doctorado en latín sobre la
contribución de Montesquieu a la constitución de la ciencia social, cuyo trabajo y óptica permite
el establecimiento de la sociología de cátedra a fines del siglo XIX (Durkheim, 1960).
3. No debe olvidarse que en Aristóteles el hombre es un zôon politikón porque tiene lógos, a
diferencia de los animales. Este lógos, como palabra y razón, se despliega en la discusión pública,
o política, y así el hombre realiza su más particular esencia como un ser con entendimiento.
(García Gual, en Vallespín (ed.) 2002: 156,157).
4. Es evidente, sin embargo, que esta politización de la “sociedad civil” no obedece sólo al
contenido efectivo de la teoría de Marx en el sentido aquí indicado (esto es; que las bases de la
vida y de la historia humana están asentadas sobre la base de la estructura física), sino que se
debe en parte también al efecto más popular que ha tenido cierta interpretación más simple, o en
los términos que la denomina Popper, una interpretación vulgar del marxismo. Popper dice, en
efecto, que algunas personas “piensan que la esencia misma del marxismo es la doctrina de que
los móviles económicos y, especialmente, los intereses de clase, constituyen las fuerzas
propulsoras de la historia, y que es precisamente esta teoría a la que se alude con la expresión
“interpretación marxista de la historia” o, “materialismo histórico”, con la que Marx y Engels
trataron de caracterizar la esencia de sus enseñanzas”. (Popper 1992: 285). Esta interpretación,
según Popper, decanta fácilmente en una especie de “teoría conspirativa” que no tiene nada que
ver con la verdadera perspectiva de la teoría de Marx que concibe más bien que son las fuerzas
históricas en su totalidad, determinadas por la base física, o económica, las que determinan el
escenario de la historia y las posibilidades de los actores humanos, incluidos los “grandes”
capitalistas.
5. Con esto queremos decir que las premisas no consideran la intencionalidad o voluntad humana
como elementos relevantes del análisis.

RESÚMENES

El artículo plantea algunos elementos que sugieren concebir a la socio-economía como una interdisciplina.
Para esto, se aborda el problema epistémico de la socio-economía desde dos puntos de vista: analítico (internalista) e histórico (externalista). Desde el primero, se afirma que la socioeconomía podría definirse como un campo epistémico intersectado, y argumenta las ventajas de ese enfoque respecto del modo multidisciplinario y transdisciplinario. Desde el segundo, se discuten los factores históricos para la emergencia de la socio-economía. Analíticamente, se postula que el enfoque intersectado de la socio-economía permite superar la ineptitud epistémica de cada disciplina por separado, mientras que históricamente aclara las pretensiones imperialistas de la sociología y de la economía, sugiriendo que se debe a una incomprensión del rol disciplinar de la ciencia política en el análisis social.

The paper presents some elements that suggest conceiving socio-economics as an interdiscipline. For this, the epistemic problem of socio-economics is addressed from two perspectives: analytical (internalist) and historical (externalist). From the first one, it states that the socioeconomics could be defined as an intersected epistemic field, and argues the advantages of this approach regarding the multidisciplinary and transdisciplinary ways. From the second perspective, the historical factors for the emergence of socioeconomics are discussed.
Analytically, it is postulated that the socioeconomics intersected approach allows overcoming the epistemic inadequacy of each discipline separately, while historically it clarifies the imperialist pretensions of sociology and economics, suggesting it is due to a misunderstanding of the disciplinary role of political science in social analysis.

O artigo apresenta alguns elementos que sugerem conceber sócio-economia como um interdisciplina.
Para isso, o problema epistemológico da sócio-economia é abordado a partir de duas perspectivas: analítica (internalistas) e histórico (externalistas). Desde o primeiro, alega-se que a sócio-economia poderia ser definido como um epistêmica campo cruzaram, alegando que os benefícios desta abordagem à maneira multidisciplinar e transdisciplinar. A partir do segundo, são discutidos fatores históricos para o surgimento da sócio-economia. Analiticamente, postulase que a abordagem cruzaram a sócio-economia supera a inépcia epistêmica de cada disciplina separadamente, enquanto historicamente esclarece as pretensões imperialistas de sociologia e economia, sugerindo que, devido a um mal-entendido da disciplinares papel ciência política na análise social.

ÍNDICE
Keywords: Sociology, economics, socio-economic, inter-discipline, multi-discipline
Palavras-chave: Sociologia, economia, sócio-economia, interdisciplinar e multidisciplinar
Palabras claves: Sociología, economía, socio-economía, interdisciplina, multidisciplina

AUTORES
CARLOS MEDINA LABAYRU
Escuela de Auditoría, Universidad de Valparaíso, Chile. Email: carlos.medina@uv.cl
JORGE GIBERT GALASSI.
Escuela de Negocios Internacionales, Universidad de Valparaíso, Chile. Email: jorge.gibert@uv.cl
Examen epistémico de la socio-economía como disciplina intersectada

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