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martes, 13 de octubre de 2015

Prioridades de América Latina para la próxima década

REUNIONES ANUALES DEL FMI Y EL BANCO MUNDIAL

Prioridades de América Latina para la próxima década

Natalie Ramirez-Djumena 
Boletín del FMI
10 de octubre de 2015
  • América Latina ha logrado importantes avances sociales en los últimos 15 años
  • Dadas las débiles condiciones mundiales, la región necesita generar nuevas oportunidades para el desarrollo social
  • Algunas de las prioridades clave son aumentar la participación en los mercados de trabajo formales e incrementar la productividad
L
os países de América Latina deberán generar nuevas oportunidades para impulsar el crecimiento, preservando al mismo tiempo, e incluso reforzando, los avances sociales realizados, señalaron reconocidos economistas en un seminario celebrado durante las Reuniones Anuales.
En el seminario “Crecimiento e inclusión en América Latina: La próxima década” se examinó la transformación social y las estrategias para promover un crecimiento inclusivo en la región durante la próxima década. Este seminario se celebró el 8 de octubre en el marco de las Reuniones Anuales del FMI y el Banco Mundial en Lima, Perú.
En un contexto de vigoroso crecimiento, la transformación social en América Latina en los últimos 15 años ha sido espectacular. La región redujo la tasa de pobreza de forma considerable y la pobreza extrema a la mitad. La desigualdad del ingreso también disminuyó. De cara al futuro, el desafío consistirá en preservar y reforzar los avances realizados en un contexto más difícil para el crecimiento, en especial para los países exportadores de materias primas.
Mitsuhiro Furusawa, Subdirector Gerente del Fondo Monetario Internacional, mencionó tres factores que explican estos espectaculares avances sociales en América Latina: un sólido crecimiento económico que permitió la creación de empleo, estabilidad macroeconómica (baja inflación y políticas fiscales sostenibles), y programas sociales focalizados bien diseñados e innovadores.
Los panelistas estuvieron de acuerdo con estos tres factores y destacaron que los programas de asistencia social en particular han contribuido a los espectaculares avances sociales de la región. Señalaron que América Latina se ha convertido en líder mundial en el uso de transferencias monetarias condicionadas. Los programas de Brasil y México son dos de los más importantes; allí, las transferencias están supeditadas a requisitos como que los niños vayan a la escuela, o se reciban las vacunas.
“El objetivo de los programas sociales de Perú es fortalecer las capacidades”, añadió Alonso Segura, Ministro de Economía y Finanzas del Perú. El muy exitoso programa Juntos de Perú, puesto en marcha en 2005, tiene como objetivo principal desarrollar el capital humano.
Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, explicó que los programas de transferencias condicionadas en América Latina tienen un costo, en promedio, de alrededor de 0,4% del PIB. “No es tan caro respaldar a 124 millones de personas”.
Pero los panelistas hicieron hincapié en que durante la próxima década —marcada en particular por unas condiciones mundiales menos favorables y el fin del auge de las materias primas— América Latina deberá generar nuevas oportunidades para el desarrollo social.
Beneficiar a todos
Los panelistas señalaron que las políticas y programas del mercado laboral deberán orientarse a grupos desfavorecidos, como la población rural y las mujeres. “La llave maestra para combatir la pobreza y la desigualdad es el empleo”, afirmó Bárcena. Señaló que, si bien América Latina ha tenido un éxito considerable en la reducción de la pobreza, abordar la desigualdad sigue siendo un tema central en la agenda de políticas de los gobiernos de la región.
Santiago Levy, Vicepresidente de Sectores y Conocimiento del Banco Interamericano de Desarrollo, afirmó que dado que en promedio alrededor del 50% de la población trabaja en el sector informal, los países de América Latina tienen “sociedades segmentadas”. “El hijo de un trabajador en el sector informal puede asistir a la misma escuela pública que el hijo de un trabajador en el sector formal; en este caso no hay discriminación, pero estos dos niños van a diferentes clínicas de salud pública”. Así pues, un desafío fundamental para lograr el crecimiento económico con inclusión social es buscar una forma de dar acceso a todos los trabajadores al mismo sistema y prestaciones sociales, y no basarse en los ingresos procedentes de las materias primas que varían constantemente para financiar estos sistemas.
Richard Webb, Director del Instituto del Perú de la Universidad de San Martín de Porres y ex Presidente del Banco Central de Reserva del Perú, reconoció que en los últimos 15-20 años las poblaciones olvidadas, que a menudo viven en zonas rurales, han comenzado a recibir asistencia del Estado. Pero también señaló que además de estos programas de asistencia, estos grupos necesitan ayuda para aumentar su productividad de manera que puedan elevar sus ingresos. “Para las poblaciones excluidas, la infraestructura y los servicios básicos son esenciales”, afirmó. Bárcena se mostró de acuerdo y añadió que en varios países la inclusión de las poblaciones indígenas representó un desafío que requirió enfoques creativos.
Los participantes señalaron asimismo que la informalidad limita el acceso a servicios financieros. Si bien estuvo de acuerdo con este punto, Bárcena señaló que una mayor conectividad digital puede acelerar la inclusión financiera.
Furusawa afirmó que la desigualdad también puede reducirse mejorando la progresividad de los sistemas tributarios; es decir, reduciendo la carga impositiva de los trabajadores de bajos ingresos.
Igualdad de oportunidades para las mujeres
Los panelistas señalaron que la discriminación y la baja participación en la fuerza laboral siguen siendo los principales retos para el progreso social de la mujer. Bárcena explicó que si las mujeres recibieran el mismo salario por el mismo trabajo que los hombres y el mismo acceso a empleos, la pobreza en Bolivia, por ejemplo, se reduciría en 15 puntos porcentuales.
Furusawa destacó que la igualdad de género mejora la eficiencia de la economía. “Al eliminar la brecha de género, el PIB aumentaría 5% en Estados Unidos y 9% en Japón”. Mencionó el ejemplo de Japón para ilustrar cómo la aplicación de políticas creativas puede respaldar la participación femenina en la fuerza laboral.
“Al mejorar la participación de la mujer en el mercado laboral aumenta la productividad y la equidad; es una opción beneficiosa para todos”, dijo Levy. Varios oradores señalaron que en Perú, la participación femenina en el mercado laboral es mucho mayor que el promedio de la región. “En Perú, las mujeres trabajan más que los hombres”, observó Segura, antes de hacer un resumen de la sesión. “La gente pregunta: ¿necesitamos crecer primero para ser más inclusivos, o necesitamos más inclusión para crecer? Esto es un falso dilema: el crecimiento y la inclusión deben ir de la mano”.

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