De ética económica a
economía ética
En el ámbito de la ética económica! en la región de habla alemana
se dan a mi criterio actualmente dos corrientes básicas y contrapuestas.
La primera.é representada por Peter Ulrich.' contiene a la ética
como línea dominante de la interacción ética-econornía.? aquí la ética
tiene el "primado" sobre la economía (Ulrich, 2001: 61) lo cual remite
al primado de la "praxis" como retos del mundo de la vida de
nuestro tiempo por sobre la "teoría" como planteamiento de problemas
puramente internos a la ciencia (Ulrich, 1987: 166). Esta corriente
deja claro que en ética económica se trata de la transformación de la
racionalidad instrumental autónoma de la economía desde una perspectiva
del mundo de la vida. Se configura así una "economía social
práctica" que quiere "abrir el discurso argumentativo hacia los problemas
de la praxis; ella no puede cerrarlo detrás de las espaldas de los
afectados en el mundo práctico" (ibid.: 17).
La segunda corriente, básicamente representada por Karl Homann,s
insiste en el adjetivo de la ética económica. Es la racionalidad
económica la determinante de las aspiraciones éticas. Hay que tomar el
mundo como es y no como nos gustaría que fuera, hoy en las sociedades
complejas y altamente diferenciadas se ha impuesto por sí misma
la economía como un sistema positivo autónomo, que nos da el piso
real sobre el que asentar los ideales éticos. El modelo liberal del "horno
oeconomicus" carateriza la racionalidad económica, que a partir de un
cálculo de ventajas y desventajas determina los ideales normativos realizables
sobre la base de "la aspiración de los actores a ventajas individuales"
(Homann, 2002: 249) ya partir de un análisis de las condiciones
y consecuencias empíricas. Esta corriente ve la finalidad de la economía
en la explicación y conformación de "oportunidades de implementación
de modelos de conducta deseados y oportunidades para la desestabilización de modelos de conducta indeseados" (Homann/Suchanek,
2000: 439).
Aparte de la larga y fecunda actividad literaria y docente de sus
fundadores (desde la década de los 80), me parece que estas corrientes
son las más relevantes porque se ubican en los extremos de un posible
espectro que varía entre la acentuación de la ética por sobre la economía
-no necesariamente la ética comunicativa sino también otras como
ética irracional, ética constructivista, etc.- o de la economía sobre
la ética -ya desde el punto de vista práctico administrativo, ya desde el
principio económico en la teoría contractualista, etc.-.
Frente a estos dos principios explicativos de ética económica,
propongo mi principio de economía ética. En él se trata de una nueva
comprensión de economía que integre en sí un contenido ético. Toda
racionalidad tiene su origen en un encuentro ético comunicativo, de
aquí que el rasgo distintivo básico de toda racionalidad es la ética. La
ética conceptualiza la moral que se despierta en el acto comunicativo
primigenio de apertura y acogida del otro que interpela al yo con su palabra,
pero antes ya con su presencia. El uso de la razón, también instrumental,
no puede desatender su vertiente ética si quiere ser un pensamiento
con sentido y fundamentado en la realidad de personas que
sólo razonan argumentando. Del principio ético categórico, que fundamenta
la razón y que fenomenológicamente se puede expresar como
respeto, acogida, interpelación incondicional del yo frente al otro, responsabilidad,
brota la obligación moral de toda razón, que ya en su origen
es social por ser comunicativa.
En la sociedad con los otros el principio ético se realiza como
acuerdo, consenso sobre lo moral entre seres capaces de comunicarse
y de reconocer el imperativo moral de promover la vida. La economía
en esta línea adquiere su máximo sentido y legitimación en cuanto
promueve la vida. El reconocimiento de la ética en la racionalidad
económica se concretiza prácticamente en el consenso de involucrados
y afectados para la producción económica, de aquí a nivel teórico
se muestra el consenso como idea regulativa de todo enfoque de
problemas con una visión económica. La introducción del consenso
de involucrados y afectados como normatividad en la teoría econó-
mica ubica a ésta sobre el piso de la realidad cotidiana evitando la
enajenación teórica.
Si conocer es interpretar, si en la constitución del conocimiento
participa activamente el sujeto con sus experiencias y determinaciones
concretas, entonces no existen recetas teóricas universales válidas para
todo tiempo y todo lugar, entonces el consenso para la implementación
de normas morales es una obligación racional. La economía es la conformación
explicativa y práctica de la realidad social tendiente a su
transformación, en esto es normativa y por tanto tiene ya una responsabilidad
ética; de aquí que si de normas se trata, se trata de un acuerdo
donde las normas sean discutidas y adecuadas a la realidad de los
que han de llevar a la práctica dichas normas, en una palabra se trata
de una legitimación ético-comunicativa de las normas a partir del criterio
de la promoción del mundo de la vida.
De este modo, no se trata de un equilibrio difícil entre ética y
economía, donde la una se superponga a la otra o viceversa, sino se trata
de una nueva economía con "rostro" humano, en la cual el principio
ético está presente desde su raíz.
En los siguientes apartados caracterizaré críticamente a la ética
económica de estructuras dilemáticas de Homann y Suchanek así como
también a la ética económica integrativa de Ulrich. A continuación
mostraré la economía ética con fundamento interpretativo, que es la
contribución de esta publicación. El lector atento podrá identificar los
elementos fundantes y comunes de estas tres corrientes de la relación
ética y economía, así como también sus diferencias, la idea básica de
fondo es la transformación de la ética económica en economía ética.
9.1 Ética económica integrativa
En la ética económica integrativa desarrollada por Ulrich
(199712001) la ética ocupa el "primado" por sobre la economía. La ética
sería la lógica normativa del reconocimiento recíproco e incondicionado
de las personas que está por encima de la lógica económica normativa
de la cooperación condicionada entre individuos que actúan
orientados por el interés y éxito propios (Ulrich, 2001: 121). Tal primado
procede de una evolución histórica de la racionalidad que se determinaría
cada vez más no por la racionalidad técnico-instrumental de
carácter masculino sino por la racionalidad comunicativo-afectiva de carácter femenino'' (Ulrich, 1987: 34). Frente a la eficiencia del medio
para el alcance del fin deseado de la primera racionalidad, la racionalidad
comunicativa subrayaría el proceso dialógico que implica acogida
y respeto para la convivencia. La racionalidad comunicativa, en la misma línea que Apel
(1973b: 399), esto es la prioridad pragmática de la comunicación ante
todo empleo de la razón, fundamenta filosóficamente en Ulrich la precedencia
de la ética -comunicativa- a toda otra razón instrumental como
la económica. Sólo a partir de dicha racionalidad se puede legitimar
la razón económica calculadora. Por otro lado, la racionalidad comunicativa
está ya supuesta en la economía aunque hace falta una clarificación
de la misma como racionalidad socio-económica donde se
reconoce a la racionalidad ético comunicativa como su fundamento. La
cuestión del manejo de bienes y recursos escasos es inseparable de la
cuestión de un manejo racional de los conflictos entre todos los involucrados;
la solución racional del conflicto de intereses alrededor de la
distribución de costos y beneficios, internos y externos, es un problema
normativo, que no puede resolverse sólo en categorías de una "pura"
racionalidad económica (Ulrich, 2001: 122).
En un obrar comunicativo, la búsqueda del consenso no sería só-
lo una meta idealista sino un camino realista de coordinación de acciones
en un contexto de conflicto (Ulrich, 1992: 193). Los actores persiguen
sus metas privadas legítimas en el marco de un consenso social
básico logrado por la comunicación. Una coordinación de esta naturaleza
podría alcanzarse parcialmente pero nunca totalmente a través de
mecanismos orientadores impersonales como las fuerzas de oferta y
demanda del libre mercado.
De Habermas (1988: 229ss.) toma Ulrich las categorías contrapuestas
de "sistema" y "mundo de la vida"? El sistema económico, caracterizado
por una racionalidad instrumental calculadora (Ulrich,
1992: 192), ha declarado su autonomía respecto del mundo de la vida,
así en la teoría como ciencia positiva y en la práctica como aplicación
de los dictámenes teóricos. La economía deviene aislada de las
necesidades del mundo de la vida de las personas humanas, la economía
no se deja influir ni informar por la reflexión crítica procedente
de la praxis vital. La maximización de las ganancias o beneficios, el
crecimiento económico, serán los criterios del obrar económico correcto sin que las exigencias y necesidades del mundo de la vida puedan
influir en esa determinación instrumental. Esto exigiría una nueva
economía "al servicio de la vida" según reza el subtítulo de la obra
principal de Ulrich (1997).
Ética económica integrativa es una reflexión crítica (Palazzo, 2000: 45) de la economía sobre la base de la realidad del mundo de la vida y con la exigencia normativa del establecimiento de procesos comunicativos que abran el sistema económico a las necesidades de la praxis vital.
Ética económica significa según esta corriente, "la reflexión filosófica sobre los fundamentos normativos de la socio-economía práctica" (Ulrich, 2000: 39). Donde socio-economía práctica se entiende como economía inserta en un contexto histórico de normas y valores sociales de acuerdo a los cuales un actor económico tiene que "legitimar" su búsqueda de ventaja o provecho.
9.1.1 Tareas de la ética económica integrativa
La ética económica integrativa se cumple en tres tareas: primero) la crítica de la "pura" razón económica y economicismo; segundo) la clarificación de una idea ética integrada de racionalidad socioeconó- mica y tercero) la determinación de los "lugares" de responsabilidad socio-económica (Ulrich, 2000: 43).
La primera tarea se basa sobre la idea ética de la racionalidad como lógica normativa de la inter-humanidad (relaciones sociales) reducida en la economía positiva a lógica económica del intercambio de ventajas (Ulrich, 2001: 128s.). La racionalidad económica instrumental basada en el interés propio puede alcanzar para la definición de lo Pareto-eficiente pero no es neutral ni libre de valores, un intercambio depende siempre de un status-quo de relaciones de poder. La lógica normativa de inter-humanidad depende del principio de igualdad moral de todos los seres humanos: todos merecen el mismo respeto incondicional de su dignidad humana y los mismos derechos humanos inviolables. Es por eso que la primacía de la moral sobre la lógica del mercado sería constitutiva de toda ética económica seria.
Ética económica integrativa es una reflexión crítica (Palazzo, 2000: 45) de la economía sobre la base de la realidad del mundo de la vida y con la exigencia normativa del establecimiento de procesos comunicativos que abran el sistema económico a las necesidades de la praxis vital.
Ética económica significa según esta corriente, "la reflexión filosófica sobre los fundamentos normativos de la socio-economía práctica" (Ulrich, 2000: 39). Donde socio-economía práctica se entiende como economía inserta en un contexto histórico de normas y valores sociales de acuerdo a los cuales un actor económico tiene que "legitimar" su búsqueda de ventaja o provecho.
9.1.1 Tareas de la ética económica integrativa
La ética económica integrativa se cumple en tres tareas: primero) la crítica de la "pura" razón económica y economicismo; segundo) la clarificación de una idea ética integrada de racionalidad socioeconó- mica y tercero) la determinación de los "lugares" de responsabilidad socio-económica (Ulrich, 2000: 43).
La primera tarea se basa sobre la idea ética de la racionalidad como lógica normativa de la inter-humanidad (relaciones sociales) reducida en la economía positiva a lógica económica del intercambio de ventajas (Ulrich, 2001: 128s.). La racionalidad económica instrumental basada en el interés propio puede alcanzar para la definición de lo Pareto-eficiente pero no es neutral ni libre de valores, un intercambio depende siempre de un status-quo de relaciones de poder. La lógica normativa de inter-humanidad depende del principio de igualdad moral de todos los seres humanos: todos merecen el mismo respeto incondicional de su dignidad humana y los mismos derechos humanos inviolables. Es por eso que la primacía de la moral sobre la lógica del mercado sería constitutiva de toda ética económica seria.
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