El concepto de “Innovación Disruptiva” es relativamente nuevo, fue
introducido por Clayton Christensen (profesor en Harvard Business School wwww.claytonchristensen.com)
en 1997 en el libro “The innovators dilema” y se refiere a como puede un producto o
servicio que en sus orígenes nace como algo residual o como una simple
aplicación sin muchos seguidores o usuarios convertirse en poco tiempo en el
producto o servicio líder del mercado.
Para explicarlo mejor hablaremos también de la “Innovación Evolutiva”
que es la que muchas empresas que son ya líderes del mercado practican, estas
empresas tienen un tipo de evolución que consiste en mejorar gradualmente lo
que ya tienen para así aumentar los beneficios pero sin preocuparse demasiado
de hacer grandes cambios que supongan romper radicalmente con sus procesos o
crear nuevos productos. Estas empresas tampoco se fijan en los nuevos productos
o servicios de otras compañías porque en principio no suponen para ellas una
amenaza y es aquí donde pueden ganar terreno las empresas que llegan nuevas y
que compiten casi siempre en inferioridad de condiciones aunque al mismo tiempo
ofrecen un servicio totalmente nuevo o más barato aunque sea de peor calidad y
que con el tiempo van mejorando y evolucionando y van captando poco a poco un
mayor número de seguidores hasta que al final se produce el cambio y se
convierten en líderes del mercado, en ese momento se ha consumado la
“Innovación Disruptiva”, se ha producido un cambio brusco que rompe con el
modelo anterior y las empresas antes líderes pierden esa posición de liderazgo.
La disrupción ocurre por tanto cuando las empresas emergentes usan
nuevas tecnologías o nuevos modelos de negocio y superan en el mercado a las
que hasta entonces eran las líderes.
Llega un momento en que los usuarios no perciben como una ventaja
diferencial el tipo de innovación evolutiva que se ha aplicado a un producto,
porque ya no necesitan todas esas prestaciones nuevas que el fabricante le ha
añadido para aumentar el beneficio y entonces el fabricante se vuelve
vulnerable y deja de ser determinante la evolución de ese determinado producto,
a partir de ese momento puede pasar a ser determinante el precio de dicho
producto o simplemente llegará otro producto con una nueva tecnología
disruptiva que competirá con el producto anterior y con la tecnología
establecida. Lo más normal es que los productos o servicios nuevos sean más
fáciles de usar y más económicos que los productos que ya estaban en el mercado
antes y de esta manera consiguen captar rápidamente el interés de los consumidores.
Tenemos casos de innovación disruptiva por ejemplo en Facebook y cómo se
hizo líder en poco tiempo aportando un servicio novedoso o como Skype apostó
por el modelo de voz IP cuando las grandes compañías de telecomunicaciones no
se ocupaban de esta tecnología y así pudo poco a poco buscar su nicho e ir
mejorando y ocupando cuota de mercado hasta convertirse en una compañía líder
de comunicaciones. Más casos son las nuevas maneras de distribuir la música vía
internet que están volviendo obsoletos los modelos tradicionales de
comercialización de música, las tabletas frente a los ordenadores, los nuevos
sistemas operativos de móviles que llegaron con sus aplicaciones, etc.
La mayoría de las empresas no pueden invertir grandes recursos en la
investigación de nuevos modelos porque suponen un elevado coste para ellas y no
todos los procesos de investigación que se inician culminan con éxito con la
consiguiente pérdida económica que ello implica, sin embargo no se puede dejar
de lado la investigación de nuevos modelos, hay que minimizar el coste de los
procesos de innovación para que se puedan asumir en las empresas, hoy en día se
empieza a popularizar la subcontratación de los procesos de innovación.
El austriaco Joseph Schumpeter tenía en mente la “Innovación Disruptiva”
cuando utilizó la “Destrucción Creativa” para describir sus teorías sobre el
modo en que el emprendimiento sirve de estímulo al sistema capitalista.
En la pasada edición de La Red Innova, Luke Williams puso a la película de Alfred
Hitchcock, Psicosis, como ejemplo de disrupción, la película narra la historia
de una mujer que roba un banco y huye con el dinero, el director le hace entrar
en una ducha y de esa manera da un giro completo a la historia, desaparece
cualquier referencia al robo y al dinero y se nos presenta a partir de ese
momento un escenario totalmente nuevo que ha servido como ejemplo del cine de suspense.
Esa misma disrupción es la que propone Luke Williams (Frogwww.frogdesign.com) en el
mundo de la empresa, “Cómo desarrollar ideas rompedoras para cambiar tu
industria”, la clave: Sorprender al consumidor, elegir, como Hitchcook un
camino diferente que nadie se espera y que en el mercado genere su propia
demanda. ¿Cómo ofrecérselo al mercado? Con un fórmula infalible: Creatividad.
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