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sábado, 21 de abril de 2018

Inés Skotnicka: "Reflexiones sobre la Economía del Bien Común"

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Las ideas de Christian Felber sobre la llamada Economía del Bien Común están generando un gran interés como modelo alternativo para dar respuesta a la crisis. Este artículo comenta algunas ideas-clave contenidas en su libro-manifiesto.
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En los tiempos que corren, viene bien pararse y reflexionar si cambiar el modo en el que hacemos las cosas está todavía en nuestras manos, o si no queda otra que darnos por vencidos. Y no me refiero a pequeñas mejoras en nuestra “mesa de trabajo” sino a cambios profundos, sistémicos y orgánicos tanto en la economía como en la sociedad.
Hay muchas voces que en Europa están pidiendo un replanteamiento de premisas. Una revisión sustancial y no meros “parches coyunturales”. "El 90% de la población desea un modelo económico alternativo", dicen algunos medios. Y en España ya “es un clamor, necesitamos reinventarnos como país”.
En la cresta de esta ola crítica empujada por la crisis y por los movimientos emergentes, germinan desde hace algunos años enfoques alternativos a la dicotomía ortodoxa entre capitalismo y comunismo. Se habla, por ejemplo, de Empresas de procomún, Sharing Economy, Eco-sostenibilidad o la Teoría del Decrecimiento, entre ellas. Pero desde mi punto de vista, destaca especialmente la idea de impulsar un nuevo modelo económico de la Economia del Bien Común.
Acabo de terminar de leer el libro-manifiesto de esta corriente y voy a plasmar en este artículo algunos puntos clave que pienso deben debatirse para que la Economía del Bien Común pueda tomar cuerpo y rumbo.
El autor del libro, Christian Felber es un joven profesor austriaco, destacado crítico de la globalización y fundador del movimiento Attac; un intelectual polifacético y multidisciplinar cuyas conferencias en España se pueden ver en youtube.
El proyecto de la Economía del Bien Común (EBC) se remonta a 2008, y pretende ser un modelo abierto que debe construirse entre todos sus miembros, sin imposiciones iniciales ideológicas, ni teóricas.
Como afirma el propio Felber en una de las entrevistas:
“La esencia del modelo es la resolución de la contradicción entre los valores que se viven en el mercado por ser recompensados – egoísmo, desconsideración, avidez, avaricia, irresponsabilidad -, y los valores que permiten florecer nuestras relaciones humanas y ecológicas. Estos últimos valores son universales y forman parte de nuestras constituciones: dignidad, solidaridad, justicia, democracia. Los “valores” económicos, en cambio, no son valores constitucionales. La Economía del Bien Común (EBC) propone resolver esta contradicción cambiando las dos principales reglas legales que guían el comportamiento de los actores económicos – afán de lucro y competencia – por otras dos: contribución al bien común y cooperación.”

La economía del bien común reposa sobre los mismos valores que hacen florecer nuestras relaciones interhumanas: confianza, cooperación, aprecio, co-determinación, solidaridad, y acción de compartir.

En el análisis de los fundamentos de la motivación en los procesos económicos se centra la primera parte del libro. Partiendo de premisas como la presencia de los valores humanos en la economía, la definición de la dignidad humana como uno de los factores de la ecuación de beneficio-perdida o de afirmaciones (aparentemente obvias pero con una lectura “entre líneas” mucho más profunda) tales como “el “libre mercado" sería un mercado realmente libre si todos los que participan activamente pudieran retirarse indemnes de cualquier transacción comercial”, el modelo persigue una explicación muy humanista de la dirección hacia donde puede producirse el cambio.
Personalmente, me gusta la valentía del autor para cuestionarse con toda naturalidad teorías ortodoxas generalmente aceptadas, incluidas algunas de los llamados “padres de economía”.
Desde la EBC dicen esto: “Cuando en una comunidad de humanos no se preserva por sistema la dignidad de cada individuo, tampoco se protege la libertad”, y está claro que tienen razón. Si a las transacciones económicas les arrancamos los valores humanos, puede que lo que quede (y así ocurre en muchos mercados) es una arena de “lucha libre americana”, donde cualquier golpe, por muy bajo que sea, vale.
Es muy alentador el entusiasmo con que Felber desgrana, desde su perspectiva multidisciplinar, los argumentos a favor de la cooperación como principal pilar de motivación humana- también aplicable a las transacciones económicas. Demuestra que hasta en los mercados capitalistas la cooperación (aunque en su modalidad perversa y agresiva) es la que permite los mayores beneficios a las empresas. Según la tesis del autor, la competencia lleva a desgaste de ambas partes, y aunque finalmente “sólo queda uno”, el coste social, económico, humano es demasiado elevado.

Competir no garantiza siempre el éxito en el mercado, pero hace peligrar siempre el bien común.

Pero, ¿cómo lograr que las empresas no compitan? ¿Pueden premiarse los valores en lugar del beneficio económico? Los creadores del modelo de la EBC creen que sí: “La gente que piensa que este sistema es ilógico está equivocada y por eso he venido a demostrarlo. Lo que pretende el movimiento del bien común es resolver las contradicciones presentes en el panorama actual, modificando los comportamientos erróneos por conductas acertadas para maximizar el beneficio”.

Por lo tanto, vemos que la EBC tiende a ser una forma de economía de mercado, pero cambiando los objetivos de las empresas privadas: de un modelo que busca la competencia y la maximización de ganancias, a uno orientado a la persecución del bien común, cooperando en la comunidad.

Es difícil negar este planteamiento como principio general, pero los sabios tienen razón cuando advierten que el demonio habita en los detalles, así que para conocerlos tendremos que profundizar más en los fundamentos prácticos de esta teoría.
Felber propone, por ejemplo, sustituir el PIB como indicador de éxito por el “Producto del Bien Común” y que respondería a esta ecuación: “cuanto más social, ecológico, democrático y solidario sea el comportamiento y la organización de las empresas, mejores serán los resultados que se alcancen en el balance”. Esto incluye propósitos como éstos:
- Las desigualdades de ingresos y de riqueza se limitan en un debate y por decisión democrática (en una democracia 2.0, más allá de los políticos)
- Las empresas se liberan de la obligación de crecimiento ilimitado y sólo buscan el tamaño óptimo
- La remuneración máxima y mínima tienen una correlación lógica y social
- La banca es democrática (controlada por la sociedad, no por el Estado)
- Los mercados financieros tal como hoy se conocen, dejarían de existir al no tener razón de ser en un entorno cooperativo, no-competitivo; donde la medición económica de beneficio pasa de “contabilizar valores de cambio, a contabilizar las utilidades sociales”.

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