Límites: Arriesgarse
“Quien dice que juega al límite, es porque lo tiene”.-Michael Jordan
Itzhak Perlman |
Cuentan que en el tercer movimiento de la obra que interpretaba entonces Perlman, acompañado de una orquesta sinfónica, ocurrió algo poco habitual, y es que Perlman tras incorporarse de su camerino, en el descanso, afinó de nuevo su Stradivarius, pero en el momento que lo afinaba, se le rompió una de las cuerdas del violín… Como podrán imaginarse, la operación de cambiar una cuerda de violín, lleva entre 10 ó 15 minutos como mínimo, pero en un instrumento de precisión como éste, se lleva más tiempo, además agravado por el hecho de que el Sr. Perlman cuando era pequeño tuvo poliomielitis, por lo cual se desplaza con muletas y con una estructura que le mantiene el torso erguido, con lo cual tenía que volver a anudarse, tomar las muletas, retirarse al camerino, volver a salir, y eso implicaba que el auditorio tendría que esperar por lo menos media hora. El Director de Orquesta se dirigió a Perlman y le dijo a micrófono abierto:
– Itzhak, voy a avisar que tenemos que parar media hora… Perlman le miró y le dijo:
– No, no podemos hacer esperar a estas personas, no podemos.
– ¡Pero cómo que no! ¿Cómo vas a interpretar?
– Voy a interpretar con tres cuerdas.
– ¿Pero cómo con tres cuerdas?
– Sí, confía.
Y entonces ¡Claro! ¡El auditorio lo escuchó todo! Y se generó una expectación bárbara. Le dice el director
– ¿Estás seguro?
– ¡Tú continúa y déjame improvisar!
Efectivamente, el Director de orquesta comenzó y cuando le tocó el solo de violón a Perlman, al parecer extrajo armónicos, arpegios, improvisó con lo que tenía y salvó perfectamente la representación.
Les cuento esto, no por el hecho de que un gran maestro de una disciplina pueda salvar una crisis, porque siempre son los maestros ¿no?. Un maestro en artes marciales, con una mano atada a la espalda te puede bloquear, puede desplazarte y puede hacerte daño si quiere.
El mérito no está en la aplicación de la maestría sino en la actitud que subyace en lo que hizo Perlman y ahora les contaré por qué. Porque cuando acabó el concierto se generó una ovación extraordinaria. El público se levantó conmovido por escuchar algo insólito, que era esa misma pieza con un instrumento gravemente afectado y además donde hubo una improvisación que probablemente nunca más se volverá a escuchar.
Después de la gran ovación, Perlman se levantó dificultosamente tomó el arco de su violín, agradeció profundamente la ovación recibida al auditorio y les dijo:
Después de la gran ovación, Perlman se levantó dificultosamente tomó el arco de su violín, agradeció profundamente la ovación recibida al auditorio y les dijo:
– ¿Saben lo que pasa? (Aquí voy a abrir un paréntesis para aclarar que ésta es la reflexión) Perlman le dijo al Auditorio:
“A veces el músico, el artista o el profesional, tiene que ser capaz de ver qué es lo que puede hacer con lo que le queda”.
Y esta reflexión a mí me puso la carne de gallina cuando la leí.
¿Qué podemos hacer con lo que tenemos?
Porque precisamente la creatividad está en eso, muchas veces decimos: haré tal cosa cuando tenga tales medios para hacerla. Y así postergamos continuamente el cambio de situación, el cambio de paradigma… cuando tenga tal cosa lo haré. No, no, no. Precisamente lo que te lleva a salir de tu zona habitual de confort, es el hecho de que avances un paso sabiendo que tienes una carencia, pero sólo estirándote más allá de lo que eres hoy, puedes llegar a ser, lo que estás llamado a ser.
¿Qué podemos hacer con lo que tenemos?
Porque precisamente la creatividad está en eso, muchas veces decimos: haré tal cosa cuando tenga tales medios para hacerla. Y así postergamos continuamente el cambio de situación, el cambio de paradigma… cuando tenga tal cosa lo haré. No, no, no. Precisamente lo que te lleva a salir de tu zona habitual de confort, es el hecho de que avances un paso sabiendo que tienes una carencia, pero sólo estirándote más allá de lo que eres hoy, puedes llegar a ser, lo que estás llamado a ser.
El riesgo es no arriesgarse en los tiempos que vivimos. El riesgo sin duda es no arriesgarse.
César Dabián es fundador de la marca Emprendiendo, autor de los juegos simuladores de negocios Emprendiendo.
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