De Hayek, discípulo de Mises en economía y original epistemólogo y filósofo político, vamos a tomar sobre todo cuatro elementos:
a) su concepción sobre el objeto de estudio de las ciencias sociales;
b) su noción de "orden espontáneo", íntimamente relacionado con lo anterior;
c) su noción del factor "aprendizaje" como postulado "empírico" de la economía;
d) su noción de las "pattern predictions".
Lo primero se refiere a que en las ciencias naturales trabajamos con objetos de estudio sobre los cuales realizamos hipótesis sobre su naturaleza, la cual no depende de las intenciones humanas. En ciencias sociales, al contrario24, cuando tratamos de dar algún tipo de definición sobre un objeto de estudio, damos una definición que tiene en cuenta el "para qué", o la intención o finalidad del objeto en cuestión, que depende de los pensamientos y valoraciones humanas.
Lo que llamamos "moneda", por ejemplo, desde el punto de vista de las ciencias naturales es un trozo de determinado metal. Pero para la economía, ciencia social, la moneda es un medio de intercambio general. Un medio de intercambio general, a su vez, es un bien que las personas intercambian no para utilizar directamente en actividades de produccción o consumo, sino para intercambiar por otros bienes -o servicios- que sí serán utilizados en actividades de producción o consumo25. Como se puede observar, la naturaleza del enfoque de estudio cambia. Lo importante allí es el "para qué" los seres humanos utilizan determinados elementos, y no las conjeturas sobre su constitución físico-química.
Esto último está ligado al individualismo metodológico. El individualismo metodológico es una característica del método en las ciencias sociales según el cual todos los fenómenos sociales son reducibles en su origien a la acción de determinados individuos. Para el individualismo metodológico no hay agregados o macroconjuntos sociales que realizan acciones que sólo pueden predicarse de personas individuales. Y esto es, precisamente, por el elemento intencional -propio de sujetos individuales- que existe en los objetos de las ciencias sociales. El individualismo metodológico se opone al "colectiviso metodológico". "Los intereses de la nación exigen que..." sería una típica expresión que corresponde al colectivismo metodológico. Los términos individualismo y colectivismo utilizados en este contexto no se relacionan necesariamente con cuestiones políticas25b.
El segundo aspecto es el tema del orden espontáneo. Este es prácticamente el eje central del pensamiento de Hayek, diseminado a lo largo de toda su obra. Fue planteado explícitamente ya desde 1935, en el artículo "Economics and Knowldge"26.
Analizando lo que significa el proceso del mercado,
Hayek se pregunta bajo qué condiciones es posible que un conjunto de personas, actuando cada una de ellas con "bits" o porciones de conocimiento muy limitados, produzca con su interacción un resultado global tal que, si tuviera que ser planeado deliberadamente por una sola mente, requeriría por parte de ésta un conocimiento que ninguna de las mentes inmersas en el proceso posee.
Hayek piensa en este caso en el proceso de mercado26a, y obsérvese el importante detalle que ya está suponiendo conocimiento imperfecto en quienes actúan en dicho proceso, contrariamente a los modelos neoclásicos de competencia perfecta27.
Esta es la cuestión de la racionalidad en sentido amplio de la que hablábamos también en Mises:
¿bajo qué supuestos es posible que personas que pueden errar y tienen incertidumbre sobre las valoraciones de los otros produzcan con su interacción una tendencia al acercamiento de los factores de producción a las necesidades prioritarias de la demanda?
En este planteo no se supone perfecto conocimiento por parte de oferentes y demandantes, y, por ende, quien "acuse" a los economistas de la escuela austríaca de estar partiendo de supuestos "irreales" desconocen lo esencial del planteo misiano-hayekiano.
Otro aspecto que debemos destacar también en este punto es que Hayek advierte que el orden espontáneo se da no sólo en economía, sino también en los procesos políticos. Pero en este aspecto no nos podemos introducir en este momento28. Pero sí debemos destacar dos aspectos. Uno, que el orden espontáneo del mercado requiere un orden legal-positivo indispensable que asegure la libre entrada al mercado; Hayek afirma que la formación de ese orden legal es también un orden espontáneo.
El otro aspecto es que Hayek advierte que la investigación de diversos órdenes espontáneos es la tarea principal de las ciencias sociales, dado que todo proceso social es, de algún modo, un orden espontáneo. En esto es seguido también por Popper29. Lo cual, dicho de modo más elástico, implica que la complejidad de los fenómenos sociales, en cuanto a la multiplicidad de variables que entran en juego, fruto del libre albedrío de la persona humana, impide que los tratemos como si fueran máquinas diseñadas deliberadamente por el ser humano. Esto es lo que ha producido las críticas de Hayek y Popper a todo tipo de "constructivismo" o ingeniería social.
El tercer aspecto que vamos a destacar es el "factor aprendizaje" en la economía política.
Esta cuestión trata de lo siguiente. Como decíamos, Hayek va analizando las condiciones bajo las cuales el mercado tiende al equilibrio, partiendo de una situación de incertidumbre por parte de sus intervinientes. En el año 45 destacará el papel de los precios en ese proceso, como sintetizadores de información dispersa30. A lo largo de toda su obra destacará también la importancia de ciertas condiciones jurídicas que garanticen la libertad de entrada al mercado31. Pero, en el artículo del año 35, ya citado, Hayek advierte que la tendencia al equilibrio no podría darse si no fuera por un factor, que podríamos llamar el factor aprendizaje, por el cual ciertas personas tienden a aprender de sus errores en el mercado, y otras no. Este aprendizaje, este proceso permanente de ensayo y error, por cual cual ciertos oferentes aciertan en la orientación de los factores de producción a la demanda, y otros yerran, es esencial para la tendencia al equilibrio, pues, dadas las condiciones jurídicas aludidas, el mercado tiende a poner fuera de juego a quienes yerran.
Este factor, el "factor empresarial", ya presente en Mises y muy analizado en Kirzner31b, tiene en Hayek la peculiaridad de que claramente es colocado como un postulado empírico.
Ahora bien, "empírico" no significa, en Hayek, algo que sea fruto de una inducción. Es un supuesto -una conjetura, diría Popper- que no puede ser deducido de la "lógica pura de la elección", esto es, una lógica de la acción racional, al estilo de la praxeología de Mises. Es, en términos epistemológicos, una hipótesis auxiliar no deducible de la lógica de la acción. En efecto, nada nos permite inferir necesariamente un determinado grado de éxito en el aprendizaje de los errores. En este punto se advierte claramente una diferencia metodológica importante con Mises, en cuanto que ese dato es necesario para la afirmación de la tendencia al equilibrio: "It is only by this assertion that such a tendency existis that economics ceases to be an exercise in pure logic and becomes an empirical science; and it is to economics as an empirical science that we must now turn"32.
Por supuesto, una vez que Hayek ha colocado este supuesto en el contexto de descubrimiento de la teoría económica, queda por ver de qué modo se realiza algún tipo de testeo empírico de un programa así planteado.
Ya en su ensayo citado de 1942 había manifestado que los modelos de las ciencias sociales nunca podrían ser verificados, pero sí contener ciertas leyes deductivamente inferidas de los postulados del modelo que pudieran ser desaprobadas por la observación de eventos que sean imposibles de acuerdo a la teoría elaborada.
Como vemos, esto implicaba ya desde entonces un esquema popperiano de falsación de teorías en ciencias sociales33.
Pero los detalles finales de este tipo de falsación son sistematizados en 1964, en el ensayo "La teoría de los fenómenos complejos"34. Allí propone lo que sería el resultado de un orden espontáneo, en ciencias sociales, pero desde el punto de vista del cientista social.
Esto es: un orden espontáneo tiene un resultado global, que implica, epistemológicamente, una predicción global y general, y NO predicciones singulares y específicas. Esa predicción global excluye determinados cursos de acción contradictorios con esa predicción general; esas exclusiones son los "falsadores potenciales" del modelo, en términos popperianos. Por eso estas son "predicciones de modelos con información incompleta", esto es, pattern predictions35. Que estas predicciones implican la elaboración teórica de un determindo orden espontáneo lo confirma a nuestro juicio esta caracterización de orden espontáneo que encontramos en el libro I de Derecho, Legislación y Libertad: "...a state of affairs in which a multiplicity of elements of various kinds are so related to each other that we may learn form our acquaintance with some spatial or temporal part of the whole to form correct expectations concerning the rest, or at least expectations which have a good chance of proving correct"36. La falsación empírica posible en ese caso es -en los humildes términos popperianos planteados en el punto 1 del cap. 1- la constatación de esos cursos de acción contradictorios con la proposición general que resulta de la afirmación del orden espontáneo.
Más adelante veremos de qué modo esta noción se integra a nuestra sistematización metodológica.
Ahora vamos a realizar algunos comentarios con respecto a estos cuatro aspectos planteados. Son comentarios filosóficos, la mayor parte, aunque también de tipo lógico y metodológico.
En nuestro ensayo "Hayek y la filosofía cristiana" (op. cit.) hemos demostrado que el metasistema filosófico global en el cual Hayek realiza sus afirmaciones (metasistema compuesto principalmente por un agnosticismo metafísico, un neokantismo y cierto nominalismo) no está necesariamente relacionado con la teoría del orden espontáneo, que en nuestra opinión es el eje central de sus aportes. Ahora veremos de qué modo estos últimos alcanzan una explicación más plena con un metasistema filosófico realista de tipo tomista.
Con referencia al primer punto, a saber, los objetos de estudio de las ciencias sociales, comentaremos dos cuestiones que terminaremos de sistematizar más adelante. Primero, todo "hecho" social es una determinada interacción. Esto es, una determinada relación entre personas. La sociedad misma es una determinada relación entre personas. Lo que en esto se pone de manifiesto es el accidente predicamental relación. O sea que toda interacción social es una relación real entre personas según la finalidad que todo ser humano tiene al actuar. Para seguir con el ejemplo anteriormente dado, las personas entran en relación de cambio indirecto (moneda) según un determinado "para-qué" (como finis operis) que define a esa misma interacción. A su vez, esta definición efectuada es de la naturaleza o esencia de la interacción en cuestión, dado que podemos conocer esa causa final que la define. Esta posibilidad de conocimiento de la esencia es posible en este caso dado que hay personas de las cuales podemos conocer la finalidad de su conducta, operación que sería imposible en el caso de un objeto no-humano de estudio, como en las ciencias naturales.
Lógica y lingüísticamente, estas relaciones reales se designan con términos universales que significan el accidente real predicamental en sí mismo considerado. "Moneda", "precio", "tasa de interés", "bien de capital", etc., son ejemplos. "En sí mismo considerado" implica que la inteligencia considera en ese caso a la naturaleza de la interacción en sí misma, para después considerarla en relación a los sujetos individuales de los cuales se predica. El término universal como tal sólo existe en la inteligencia, pero tiene un fundamento en la realidad pues la naturaleza de la interacción existe individualmente en cada una de las interacciones efectuadas. Por ejemplo, no existe el universal "moneda" en sí mismo, sino Juan que paga 10$ a Pedro; pero en esa interacción hay un intercambio indirecto realmente existente. La inteligencia abstrae la naturaleza de ese intercambio y la considera en relación a muchos, y de ese modo forma un concepto universal accidental predicamental.
Lo anterior explica también la cuestión del individualismo metodológico ligado a este punto. Todas las interacciones sociales son reducibles en su origen a las personas que interactúan precisamente porque son relaciones entre personas. Si son relaciones reales, tienen un sujeto y un término de la relación, que son, justamente, las personas interactuantes. El hecho de que sea posible una predicación universal de esa misma interacción -como vimos- no contradice en absoluto el "individualismo metodológico", porque, como vimos, esos conceptos universales existen como universales sólo en la inteligencia, si bien su fundamento real es la naturaleza de cada interacción realmente existente. Por otra parte, de esas interacciones consideradas como conceptos universales se predican determinadas propiedades -por ejemplo, decimos que los bienes de capital aumentan la productividad del trabajo; implican un período de ahorro previo; se producen mediante una determinada inversión que implica una determinada tasa de interés, etc- pero NO se predican acciones que son privativas de las personas -por ejemplo, no decimos que un bien de capital "desea" tal cosa, o que "compró" tal otra, o que "piensa" tal cuestión; etc-. En cambio, es típico del colectivismo metodológico predicar de ciertos agregados -cuya naturaleza realmente existente es muy dudosa- acciones que son privativas de personas: la "clase social" siente, quiere, piensa, decide, lucha; la "nación" exige, tiene intereses, etc36a.
Por último, digamos que la certeza que proprorciona el conocimiento de la esencia de cada interacción en cuestión, no atenta contra el carácter conjetural de todo el programa de investigación en su conjunto, pues dicho programa no es una enumeración de definiciones sino de relaciones causales en las cuales están incluídas esas definiciones. Y para la deducción de esas relaciones causales son necesarias determinadas hipótesis auxiliares de tipo conjetural.
Con respecto a la segunda cuestión, a saber, la del orden espontáneo, debemos distinguir dos aspectos: la demostración de que, dadas ciertas condiciones -no imaginarias, sino posibles- el mercado tiende a la economización óptima de recursos, que es un caso de un determinado órden espontáneo, y, segundo, las bases filosóficas que son condición necesaria aunque no suficientes para la demostración de cualquier orden espontáneo. Lo primero es un caso específico de orden espontáneo. Lo segundo es lo que ahora debemos brevemente aclarar37.
En primer lugar, una teoría del orden espontáneo supone el conocimiento limitado por parte de los agentes racionales que en él intervienen. Este conocimiento limitado puede estar perfectamente fundado en el realismo moderado de Santo Tomás. El conocimiento de la cosa real existente no implica conocimiento científico, y es precisamente ese conocimiento no-científico el que tiene un papel primordial en el desarrollo de los órdenes espontáneos. Ese conocimiento de la realidad no supone, además, un conocimiento total y acabado de la esencia de las cosas; basta con el conocimiento de algo de la esencia de la cosa. Y ese conocimiento de la realidad supone, además del encuentro de la inteligencia con lo dado a ella, lo que la persona trae consigo en el proceso del conocer: sus facultades de conocimiento, en cuanto tales, que implican una síntesis de sus facultades sensibles e intelectuales, más la función activa de lo que Tomás denomina "intelecto agente" lo cual refiere a esa capacidad abstractiva de algo de la naturaleza de las cosas. Hemos desarrollado este tema in extenso en otra oportunidad38.
En segundo lugar, toda teoría del orden espontáneo debe suponer el libre albedrío por parte de las personas que en él intervienen39. Esta capacidad de elección entre diversos bienes, más la limitación del conocimiento anteriormente referida, es lo que funda esa posibilidad de error y la incertidumbre constante por parte de quienes operan en un orden espontáneo. Posibilidad de error, no sólo en la deliberación racional efectuada, sino también en el acto concreto de elección; incertidumbre, necesariamente, porque ningún ser humano puede conocer con certeza -aunque sí conjeturalmente- las valoraciones presentes y futuras de los demás intervinientes, dado que éstas son libres. Esto es: no "imprevisibles", aunque pudieran estar determinadas por factores desconocidos, sino libres en su naturaleza. Pues "valorar" implica optar, y es ese acto de elección el que es propiamente libre.
En tercer lugar, todo orden espontáneo tiene un resultado global no planeado previamente por ninguno de sus intervinientes. Eso presupone la causa final, como aquello a lo cual el orden espontáneo tiende naturalmente. La causa final es esencial en el pensamiento de Tomás para explicar la noción de orden: precisamente, un conjunto de elementos armónicamente dispuestos en torno a un fin.
En cuarto lugar, si los elementos han sido armónicamente dispuestos en torno a un fin, eso implica una inteligencia ordenadora. Esto, que a primera vista aparece contrario a la teoría del orden espontáneo, que afirma que ninguno de los agentes racionales intervinientes ha planeado ese orden, es sin embargo absolutamente coherente en la filosofía de Santo Tomás. Pues ninguno de los agentes racionales humanos ha planeado de ante mano el orden espontáneo, pero sí la inteligencia infinita de Dios. La noción metafísica aquí utilizada es la misma que la de la quinta vía40.
En quinto lugar, es necesaria aquí una teoría que explique de qué modo una inteligencia infinita planea un orden providencial en presencia de la contingencia de las causas segundas y el libre albedrío de las personas. Eso está detalladamente efectuado por Tomás en el libro III de su Suma Contra Gentiles. Lo que debido a la causalidad finita (orden de causas segundas) es casual -y esa línea de casualidades entrecruzadas es esencial en todo orden espontáneo- NO lo es desde el punto de vista de la visión infinita de Dios. Dios "ve", en un eterno presente, todo aquello que los agentes racionales deciden. El resultado de esa decisión es querido por Dios -si es conforme al orden moral- o permitido -si no lo es-. Que Dios conozca con certeza la acción libre del hombre no la hace no-libre. Es similar a que una hormiga fuera libre y un humano pudiera contemplar en una sola visión el camino libremente elegido por ella cuando lleva su alimento.41
En sexto lugar, toda teoría del orden espontáneo debe admitir que, desde un punto de vista institucional, una persona humana en funciones de gobierno -en caso de que la hubiere- tiene un conocimiento parcial y limitado de las personas (singulares, obviamente) que están bajo el radio de su gobierno, mientras que en el caso del gobierno divino el conocimiento del singular existente es directo y total -sin contradecir por ello, como dijimos, la contingencia y el libre albedrío establecidos por ese mismo gobierno divino-.
En nuestra opinión, esto fue expresado así por Santo Tomás:
"En aquellas cosas que son regidas por la providencia humana, se halla que algún provisor superior, respecto de ciertos grandes universales, piensa por sí mismo cómo han de ser ordenados; más el orden de los menores no lo piensa él mismo, sino que deja que lo resuelvan otros inferiores; y esto ciertamente ocurre por defecto suyo, en cuanto que o ignora las condiciones de los singulares menores, o no alcanza a pensar el orden de todos, en razón del trabajo y el tiempo que ello requiere. Pero tales defectos están muy lejos de Dios; pues El conoce todas las cosas singulares, y el conocerlas no le requiere trabajo ni tiempo, puesto que entendiéndose a sí mismo conoce todas las demás cosas, como arriba se ha demostrado (lib.II, cap. 49). Por lo tanto El resuelve el orden de todas las cosas singulares; y así su providencia versa sobre ellos inmediatamente"42.
Con respecto al factor aprendizaje, haremos sólo dos breves comentarios. En primer lugar, es obvio que la capacidad de aprender de sus errores y corregir la conducta es una capacidad inherente al conocimiento racional limitado del ser humano. En ausencia de esta capacidad, un ser humano muere, sencillamente. Lo que es incierto es el grado de esta capacidad en cada ser humano, y, como veremos después, es incierto también el grado de esta capacidad en cuanto al proceso de mercado se refiere. En eso, opinamos que Hayek ha visto acertadamente.
En segundo lugar, esta operación implica también un "verstehen", un acto de comprensión que me permite conjeturar exitosamente las valoraciones de las demás personas. Pero esta comprensión es no-científica; esto es, no se trata de una fuente de elaboración o descubrimiento de hipótesis en ciencias sociales, tal cual la hemos descripto, sino de un acto no-científico, cotidiano, sobre cómo piensan y valoran las demás personas, que llevamos a cabo no sólo en intercambios de mercado. Para tener esta capacidad no es necesaria una educación formal.
Por último, con respecto a las "pattern predictions", haremos sobre todo un comentario metodológico. Los textos de Hayek al respecto parecen decir que ellas son "generales y negativas", pero tal cosa, en nuestra opinión, hay que precisarla lógicamente.
"Generales", porque lo que hacen es establecer el resultado global del orden espontáneo (según se observa en la cita efectuada en la nota 36).
Creemos que su forma lógica es la de una proposición universal afirmativa, del tipo "todo S es P".
Ahora bien: "negativas" porque sus falsadores potenciales son proposiciones singulares negativas, del tipo "algún S no es P". Creemos que esto se ajusta al segundo tipo de falsador potencial descripto por Popper:
"Putman has overlooked the existence of these two different kinds of predictions. The firts kind can be put in the form of `At such and such a space-time region, there exists such and such an object'; these I have called `basic statements'; the second kind can be rendered in the form of a nonexistential proposition, `there does not exist such and such a thing, at such and such a space-time region'"43.
Como se puede observar, los falsadores potenciales de las pattern predictions son parecidas a las del segundo tipo. Lo cual permite inferir en teoría un cuerpo de falsadores potenciales de cada pattern prediction del orden espontáneo.
Por ejemplo, si la patter prediction global del orden espontáneo del mercado es que "todo mercado libre tiende al equilibrio", una pattern prediction derivada será, por ejemplo43b, que todo mercado libre de trabajo tiende al equilibrio de oferta con demanda laboral. Su falsador potencial será "algún mercado libre de trabajo no tiende al equilibrio de oferta con demanda laboral", lo cual implica que para que dicha proposición sea verdadera debe observarse la existencia de al menos un mercado libre de trabajo donde tal cosa ocurra; dicha constatación de existencia ("existe al menos un mercado libre de trabajo donde no se tiende al equilibrio de oferta con demanda") implica de algún modo un testeo empírico. Sobre la sistematización final de esta cuestión, volveremos más adelante.
24 Ver Hayek, F.A.von: "Scientism and the Study of Society", en The Counter Revolution of Science; Indianapolis: Liberty Press, 1979).
25 La definición es de Mises, en La Acción Humana, op. cit., cap. XVII.
25b Estamos abiertos a cualquier enfoque que supere esta dialéctica entre individualismo y colectivismo metodológicos. Pero, hasta ahora, no lo hemos visto. Las instituciones sociales no son personas.
26 Ver Individualism and Economic Order; University of Chicago Press, 1948.
26a Es tesis tradicional de la escuela austríaca que el proceso de mercado, a través de los precios, permite la realización del cálculo económico. Sobre el debate del cálculo económico, ver Lavoie, Don: "Crítica de la interpretación corriente del debate sobre el cálculo económico socialista", en Libertas, y Cecilia Gianella de Vázquez Ger: "El cálculo económico en el socialismo; una visión contemporánea"; en Libertas, Nro. 18.
27 La actual "economía de la información" podría objetar que el problema de la información escasa es tenida actualmente en cuenta por nuevas reelaboraciones del antiguo modelo de competencia perfecta. Pero esas reelaboraciones no son lo mismo que la teoría del proceso de mercado. Sobre esta cuestión, es indispensable la lectura del libro de Esteban Thomsen, Prices and Knowledge, Routledge, London and New York, 1992. Un adelanto de la tesis central de este libro apareció en su artículo "Precios e información", en Libertas, Nro. 11.
28 Hemos tratado esa cuestión en nuestro ensayo "Hayek y la filosofía cristiana", en Estudios Públicos, Santiago de Chile, Nro. 50, 1993.
29 Ver CR, cap. 16.
31 Es interesante señalar en este punto la coincidencia global con Karol Wojtyla en su enc. Centesimus annus, punto 15 (Ed. L'Osservatore Romano, ed. en lengua española, Nro. 18, 3/5/1991).
31b Ver, principalmente, Competencia y función empresarial; Unión Editorial, Madrid; "Equilibrium versus Market Process", en The Foundations of Modern Austrian Economics, Institute for Humane Studies, 1976, varios autores; y Discovery, Capitalism, and Distributive Justice; Basil Blackwell, Oxford, 1989, cap. 4.
32 En "Economics and Knowledge", op. cit., punto 6, pág. 44.
33 Algunos han opinado que Hayek atraviesa por dos períodos epistemológicos nítidamente distingibles. Uno, bajo la influencia de Mises, de tipo apriorista, y otro, bajo la influencia popperiana, más ligado a los problemas del contexto de justificación -por medio de la falsación empírica- de las teorías sociales. Nosotros ya hemos opinado que Hayek es un autor suficientemente complejo y original como para que se lo trate de encuadrar en Mises o en Popper según períodos distintos. Ocurre en cambio que Hayek pasa de un dualismo metodológico amplio -dado que estaba convencido de que en las ciencias naturales podía haber inducción, cosa que obviamente él niega para las sociales y en particular para la economía- a un monismo metodológico amplio, precisamente cuando Popper lo convence -poco tiempo después- de que tampoco en las ciencias naturales hay inducción, y que por ende el esquema que Hayek había propuesto para las ciencias sociales es válido para todas las ciencias. Esto ya lo hemos descripto con cierto detalle en Caminos abiertos, op. cit., y también en Popper: búsqueda con esperanza, op. cit.
34 "The Theory of Complex Phenomena", en Studies in Philosophy, Politics and Economics; University of Chicago Press, 1967. Versión castellana en Estudios Públicos, Nro. 2, marzo de 1981.
35 Sobre la importancia de estas "pattern predictions" y el hecho de que la escuela austríaca no les ha prestado suficiente atención, ver Langlois, R.N.: "Knowledge and Racionality in the Austrian School: an Aanalytical Survey", en Eastern Economic Journal, vol. IX, Nro. 4 (octubre-diciembre 1985).
36 En su libro Law, Legislation and Liberty, vol. 1; University of Chicago Press, 1973. Es interesante destacar que Hayek hace aquí una nota en la cual cita a Kant, lo cual corroboraría que en su pensamiento la noción de "orden" es una categoría a priori al estilo kantiano y no un proceso ineherente a la naturaleza de las cosas. No debe olvidarse que precisamente tal es el giro copernicano que nosotros estamos efectuando: en nuestra concepción realista, un "orden espontáneo" se encuentra en la naturaleza de los procesos sociales.
36a No todo colectivismo metodológico está ligado a posiciones polítias colectivistas. Ver al respecto Nozick, R.: "On Austrian Methodology", en Synthese, 36 (1977): 353-92.
37 Decimos "brevemente" porque lo hemos hecho más extensamente en "Hayek y la filosofía cristiana" (op. cit.).
38 En nuestro libro Popper: búsqueda con esperanza, op. cit., parte II, punto 1.
39 Sobre el libre albedrío, ver Santo Tomás, S.T., I-II, q. 10, art. 2c. Hemos tratado esta cuestión en "El libre albedrío y sus implicancias lógicas", en Libertas, Nro. 2, mayo de 1985.
40 Esto es, una vez que, en una filosofía creacionista como la de Santo Tomás, se ha demostrado el ser de Dios, todo ente creado no inteligente que actúa por un fin tiene una esencia y una finalidad que dimana de esa esencia que están siendo "pensadas" (entendidas) por el acto creador de Dios.
41 Santo Tomás soluciona la aparente dialéctica entre la certeza de la providencia divina y la libertad humana con su diferencia entre necessitas consecuentiae y neccesitas consecuentis. En la proposición "Si Sócrates está sentado, entonces Sócrates está sentado", la proposición condicional, como tal, es necesaria, pero la realidad señalada por el consecuente de la proposición ("Sócrates está sentado") es contingente. Lo mismo se aplicaría a la proposición "Si Dios ve que esto ocurre, esto ocurre" (teniendo en cuenta que el "ver" de Dios es creador). Ver al respecto también el libro I de la Suma Contra Gentiles, cap. 67. Estas explicaciones no anulan el margen de misterio que estas cuestiones tienen para la mente humana, pero -nada más ni nada menos- permiten contemplar la NO contradicción del misterio.
42 En Suma Contra Gentiles, Ed. Club de Lectores, Bs. As., 1951, trad. de María Mercedes Bergada; libro III, cap. 76. Latín original: "Adhuc. In his quae humana providentia reguntur, invenitur quod aliquis superior provisor circa quaedam magna et universalia per se ipsum excogitat qualiter sint ordinanda, minimorum vero ordinem ipse non excogitat, sed aliis inferioribus excogitandum relinquit. Et hoc quidem contingit propter eius defectum: inquantum vel singularium minimorum conditiones ignorat; vel non sufficit ad omnium ordinem excogitandum, propter laborem et temporis prolixitatem quae requiretetur. Huiusmodi autem defectus longe sunt ad Deo: nam ipse omnia singularia cognoscit; nec in intelligendo laborat, aut tempus requerit, cum intelligendo seipsum, omnia alia cognoscat, sicut supra (l. 1, c. 46) ostendum est. Ipse igitur omnium et singularium ordinem excogitat. Elius igitur providentia est omnium singularium inmediate" (BAC, tomo II, p. 308).
43 Ver RC (op. cit.), punto 11, pág. 998.
No hay comentarios:
Publicar un comentario