¿Cuál es la función de las predicciones de principio en las ciencias sociales?
Juan José Ramírez Ochoa
1. Introducción.
Es el re-conocimiento de una cierta regularidad (o esquema recurrente u orden) de algún aspecto semejante en circunstancias distintas la que nos sorprende y nos induce a preguntarnos ¿por qué?
Este trabajo de investigación tiene por meta la exposición sistemática de la perspectiva de la Escuela Austríaca de Economía sobre el método compositivo para el estudio de los distintos eventos relacionados al orden social espontáneo. Aunque el problema científico de los “patterns” que se reconocen en la actividad humana durante su desenvolvimiento en los distintas actividades sociales es de vieja data (algunos autores identifican al economista Adam Smith[1], como el primer teórico de las reglas espontáneas del orden social al utilizar la metáfora de la “mano invisible” para referirse a los mecanismos societarios espontáneos que moderan aspectos de la conducta individual), fue durante la época de la revolución marginalista, originada por el economista Carl Menger[2] y proseguida de manera brillante por varios autores de la Escuela Austríaca de Economía del siglo XX, que se generó herramientas conceptuales y recursos teóricos que pudieran aprehender el fenómeno nuclear de las ciencias sociales.
Desde la mencionada revolución científica del marginalismo, el método para la apreciación de los fenómenos de la sociedad fue llamado método compositivo o bien, individualismo metodológico[3]. Queriendo decir con este nuevo método que los fenómenos sociales debían de ser reconducidos a la acción de individuos. Los científicos sociales cobraron consciencia que analizando las propiedades de la acción individual en el proceso de cooperación humana, se podría encontrar una explicación de uno de los resultados, que aunque no intencionados por sus autores, es el fenómeno social que aparece como evidente ante cualquier observador común: el orden espontáneo de la sociedad. Para citar a Menger, comentado a su vez por Lorenzo Infantino:
El conocimiento científico debe “reconducir los hechos humanos a sus factores originarios y más simples, atribuirles la dimensión que corresponde a su naturaleza, y tratar luego de establecer las leyes por las que ha partir de esos más simples elementos, pensados aisladamente, se desarrollan los fenómenos más completos”. Tal es el procedimiento que el propio Menger define como “compositivo” y que sus epígonos denominaron “individualismo metodológico”.[4]
Es precisamente este orden societario el que se convierte en el dato empírico de las ciencias sociales y gracias al cual la reconducción hacia la acción de los individuos cobra plena utilidad. El sistema de precios, el derecho de propiedad privada y la isonomía de los ciudadanos, son realidades que inquieren al científico sobre su origen, su función y sus principios explicativos. Los sistemas sociales, en otras palabras el orden de tipo cosmos[5] , son realidades tan fascinantes como los sistemas de las galaxias o los sistemas biológicos complejos de los organismos vivientes.
Son precisamente estos sistemas sociales los que se convierten en el motivo suficiente para la elaboración de un método y de varias hipótesis para dar cuenta del por qué están allí, qué los mantiene vigentes, pero ante todo ¿por qué son parte de nuestros recursos de sobrevivencia?
Friedrich A. Hayek, junto con otros autores de las ciencias económicas y sociales (Ludwig Lachmann[6], Douglass North[7], Lorenzo Infantino[8], por mencionar unos cuantos), retomaron el tema del individualismo metodológico para analizar el producto social de dicha acción llamado orden espontáneo. Si bien utilizaron herramientas conceptuales tan conocidas en la literatura de los austríacos como lo es la Teoría Subjetiva del Valor y la Praxeología, prefirieron aplicar una herramienta proveniente del campo matemático: la teoría de sistemas.
2. ¿Qué es la teoría de sistemas?
Todo lo que podemos decir, y probablemente todo aquello en que podemos pensar conscientemente, presupone al menos la existencia de una estructura que determina su significado, o sea un sistema de reglas que nos guía.
A mediados del siglo pasado, un profesional del campo de la biología se adelantó a su tiempo y comenzó a difundir lo que él llamo Teoría General de los Sistemas[9]. Con este enfoque quiso brindar al mundo académico y de la ciencia una lógica que pudiera dar cuenta de fenómenos que por su misma naturaleza escapaban al paradigma causa-efecto.
El concepto de “sistema” constituye un nuevo “paradigma”, para hablar como Thomas Kuhn, o una nueva “filosofía de la naturaleza”, según dijo quien esto escribe (1967), contrastando las “leyes ciegas de la naturaleza” de la visión mecanicista del mundo y el devenir del mundo (…), con una visión organísmica de “el mundo como una gran organización”.[10]
En los términos de Von Bertalanffy, organización se refiere a lo que los autores de la Escuela Austríaca llamarían orden. De forma más precisa, lo que se puede buscar en la ciencia de los sistemas son los principios, o bien la generación de una teoría o modelo acerca de esa organización en la que múltiples partículas actúan acorde a ciertos patterns[11].
Resulta interesante que, en la utilización de este paradigma para el análisis de los fenómenos complejos, lo relevante no es el estudio de atributos de las variables en el sentido de la estadística tradicional. Ya que el concepto de fondo no es la frecuencia con la que se registran ciertos valores numéricos en las escalas asignadas a los atributos de las mencionadas variables. Ya no son “variables” los elementos empíricos que se están analizando sino “elementos”[12] que se comportan de manera cualitativamente distinta unos de otros, o bien cualitativamente idéntica. Es en este análisis de similitudes y diferencias de los distintos elementos que se hace aprehensible una regularidad, pattern, ó recurrencia. Es aquí donde la hipótesis sobre un sistema de relaciones entre dichos elementos se hace pertinente. Para citar a F. A. Hayek:
La emergencia de nuevos modelos, tal como resultan del aumento del número de elementos entre los cuales existen relaciones simples, significa que esta estructura más amplia poseerá en cuanto totalidad ciertas características, generales o abstractas, que reaparecerán, con independencia de los valores particulares de los distintos elementos, mientras se mantenga la estructura general.[13]
Este análisis cualitativo de los elementos es posible ya que dichas “cualidades” dependen de las relaciones que se han establecido entre los distintos elementos. Es decir, el código de relaciones que brinda un significado funcional (cualidad) es el objeto de estudio que más interesa. Es inevitable recordar aquél adagio tan familiar de los psicólogos de la Escuela Gestalt de la Alemania de la primera mitad del siglo pasado (Köhler, Würtheimer y Koffka[14]): “el todo es más que la suma de sus partes”; sin embargo esta frase se refiere no a que el todo sea aditivamente más que la suma de sus partes, sino que el todo es cualitativamente distinto y jerárquicamente superior a las elementos constitutivos que comparten el principio ordenador de aquél sistema.
La meta del científico es, entonces, la elaboración de la teoría que explique cómo se relacionan elementos claramente individuales acorde a un modelo relacional que “organiza” la manifestación recurrente de determinadas cualidades en dichos elementos.
La teoría de sistemas fue la herramienta conceptual que utilizó Friedrich A. Hayek cuando hizo del orden societario, económico, moral, legal y mental su objeto a ser explicado.
Las estructuras coherentes por las que nos interesamos principalmente son aquellas en las que un modelo complejo ha producido propiedades que hacen posible la auto preservación de la estructura que lo muestra.[15]
3. Los alcances de la teoría de sistemas en la ciencia: exactitud en la predicción, pero no precisión en el pronóstico empírico.
Son los conjuntos, los grupos de elementos que están estructuralmente conectados, los que aprendemos a aislar de la totalidad de fenómenos observados, sobre la única base de nuestra capacidad para reunir los elementos que tienen propiedades que nos son familiares. Ensamblamos o reconstruimos esos conjuntos a partir de las propiedades conocidas de los elementos.
Nuevamente, debido a que lo que se está tratando de comprender es la teoría general de los sistemas que interrelacionan a sus elementos de forma tal que produzcan recurrencias en sus manifestaciones particulares, se entiende que es posible deducir de manera exacta las propiedades del sistema para que den cuenta de dichas manifestaciones particulares. Sin embargo, esta exactitud o certeza no debe confundirse con lo preciso de sus predicciones. Es prudente seguir citando a F.A. Hayek:
El carácter limitado de las predicciones que estas teorías[16] nos permiten hacer no de confundirse con la cuestión de si su grado de certeza es mayor o menor que el de las teorías que conducen a predicciones más específicas. Tienen un menor grado de certeza sólo en el sentido de que dejan un mayor margen de incertidumbre porque dicen menos respecto a los fenómenos, no en el sentido de que lo que dicen sea menos cierto[17]
Ciertamente, Carl Menger fue quizá el primero en señalar esta propiedad de las ciencias sociales al señalar que la teoría pura de la economía y de los procesos sociales pertenece a la categoría de ciencias exactas, inclusive las inferencias que se deduzcan de estas teorías “sistémicas” son por lógica deductiva exactas también. Cincuenta años después, L. Von Bertalanffy haría eco de la sabiduría de Menger:
“El análisis de los principios generales de los sistemas muestra que muchos conceptos que a menudo han sido tenidos por antropomórficos, metafísicos o vitalistas, son susceptibles de formulación exacta. Son consecuencias de la definición de sistemas o de determinadas condiciones de sistemas”[18]
Inclusive, otros autores como Friedrich A. Hayek, ve en expresiones como “mano invisible” prototipos conceptuales (o conceptos antropomórficos, para usar las palabras de Bertalanffy) de realidades sociales como el sistema de los precios. Desde un punto de vista de la evolución de las ideas es completamente razonable que los seres humanos “proyecten” antropomorfismos ante las realidades que no han terminado de comprender, sin embargo éste es un recurso que atañe más a una necesidad psicológica de dar sentido al mundo, que a la empresa científica de dar explicación de ese mundo.
La teoría de los sistemas de cualquier naturaleza, es en esencia una serie de hipótesis plausibles sobre el código de relaciones que entrelazan a sus elementos. Este códice relacional, no es un mapa estático como se presenta en este esquema:
Esquema No.1: El sistema presentado describe que los 5 elementos que le componen (A,B,C,D,E) muestran al menos una cualidad recurrente (R). Este es un sistema cerrado, estático y autocontenido donde las “cualidades” de sus elementos no pueden variar.
Este sistema no sirve de mucho en las ciencias sociales, ya que no se pretende describir una “arquitectura” jerárquica de relaciones, debido a que si fuera posible describir un tipo de sistema así, es un requisito que el proceso social se haya suspendido. Los autores de la Escuela Austríaca de Economía criticaron ampliamente este tipo de sistema ya que las coordenadas espacio-temporales en la que son posibles es en el régimen político de dictadura (en el cual todos los elementos del sistema, los ciudadanos, comparten la cualidad de ser súbitos uniformados, la única cualidad que se les permite mostrar en este códice político).
En ciencia social, la propiedad más importante en los sistemas que estudia es que éstos son dinámicos y complejos. El esquema siguiente nos ayudará a comprender a lo que nos referimos:
Esquema 2: Este esquema se acerca de una manera simple al tipo de sistema que interesa en ciencias sociales. Los elementos responden a diferentes relaciones: f(X) o f(W), para tamaño; f(Y), f(V) o f(T) para dirección; y una tercera función no explícita que es el “orden” de sucesión de los eventos ya que las flechas del diagrama podrían conectarse en orden aleatorio. Por último, el orden de sucesión sugiere la coordenada de tiempo además de la de espacio. Estamos ante un sistema complejo.
Entonces, las propiedades de los sistemas son exactas, se sabe que a cierto orden de eventos corresponde otro orden de eventos. Si sabemos que el orden que los acontecimientos de la vida social obedecen a este código, es lógicamente posible hacer predicciones exactas en la ciencia social, pero no predicciones empíricamente precisas.
Es muy importante recalcar la función de la teoría social en cuanto a su poder de pronóstico sobre eventos empíricos. No existe tal cosa de la predicción precisada en números o datos. Solamente es posible la predicción de modelos o tipos de eventos, las afamadas pattern predictions[19]. Sobre el poder predictivo y de explicación de la teoría social, es prudente citar a F.A. Hayek:
Explicación y predicción no se refieren ciertamente a un solo suceso, sino siempre a fenómenos de cierto tipo o de cierta clase; exponen siempre algunas propiedades, no todas, de un fenómeno particular al que se refieren. Además, toda propiedad que se expone se expresará, no como un único valor o única magnitud, sino como una gama, aunque limitada, en la que encajará la propiedad en cuestión.[20]
La teoría de sistemas, es por su misma naturaleza una aproximación de la posición de ciertas cualidades o eventos en determinado tiempo y lugar. Saber que un evento de cierto tipo se encontrará en el futuro bajo ciertas circunstancias es una predicción tan científica como la teoría física o biológica. Pero no se pueden predecir los valores concretos de esta predicción de modelo, pues equivaldría a sostener que se tiene información completa de todos los eventos desencadenantes del suceso, junto con el conocimiento completo de todos los códices o sistemas de relación de dichos eventos desencadenantes, y (siendo este último conocimiento el más difícil de obtener si no imposible[21]) del sistema de comportamiento de todos los individuos involucrados que nos indiquen su respuesta específica a esta constelación de eventos desencadenantes.
4. Las ciencias sociales explican y predicen modelos de eventos, no predicen comportamientos individuales.
“Entendemos” la forma en que se produce el resultado que observamos, aunque probablemente nunca estemos en condiciones de observar todo el proceso o de predecir con exactitud sus evoluciones y resultados.
Para mantener nuestra línea maestra del inicio de este ensayo: la teoría social busca explicar el orden societario, el cual a su vez es consecuencia no deliberada de la multitud de acciones individuales participantes en un proceso de coadaptación y cooperación. Este orden si bien se compone del proceso individual, también tiene efectos sobre sus autores. A grandes rasgos, el efecto de ese orden es la eficiencia del grupo, es decir, la mejoría en la ejecución de las acciones individuales que se expresa en la ausencia de obstáculos para su ejercicio libre en sociedad.[22]
En esta sección se profundizará lo mencionado en el subtítulo anterior sobre el poder explicativo de las ciencias sociales. Y se colocará los nombres operacionales a modelo y a evento particular. Como mencionábamos que resulta imposible la predicción de eventos particulares, en ciencias sociales esto es equivalente a decir que es imposible la predicción de comportamientos individuales, y cuando mencionábamos que lo único posible es la predicción de cierto modelo de eventos, nos estamos refiriendo a que se pueden predecir regularidades en ciertas cualidades de los eventos particulares, regularidades que no puede ser posicionadas en un mapa espacial y temporal microscópicamente preciso sino que su función será clasificar los hechos empíricamente observables de tal forma que obtengan un significado preciso para nuestro entendimiento.
Al hablar de predicciones de modelo nos estamos refiriendo a que los eventos empíricos serán susceptibles de ser reconocidos, clasificados y cualificados acorde a cierto patrón o regularidad que, en una palabra es nuestra predicción de principio. En palabras del mismo Hayek:
Nuestro objetivo al examinar los hechos no es averiguar si los diversos supuestos de que parte la teoría son verdaderos, sino controlar si la particular combinación de premisas ciertas es adecuada para disponer los hechos conocidos en un orden significativo, y (lo que en cierto sentido es lo mismo) demostrar por qué podemos esperar sólo cierto tipos de sucesos, mientras se excluyen otros.[23]
Es quizá importante recalcar esta particularidad de la predicción de principio, no estamos adivinando si en tal lapso de tiempo se presentará tal evento concreto debido a tal o cual evento desencadenante (como al mejor estilo de una física social). Sino que es una predicción de compatibilidad o incompatibilidad de nuestro modelo con cierto universo de eventos, y para ser más precisos con cierto universo de tipos o cualidades de eventos, el cual al hacer un match (o un isomorfismo modelo-hecho empírico), nos permite primero identificar los hechos empíricos relevantes (nuestro universo o conjunto empírico), luego clasificar los mencionados hechos empíricos acorde a ciertas categorías cualitativas gracias a las cuales los mismos pierden la cualidad de caóticos y adquieren la categoría de ordenados, integrados o sistémicos; una vez que el modelo se ha ajustado a cierta constelación de hechos empíricos nos permite esperar que en futuro otros órdenes de eventos sean compatibles o bien incompatibles con nuestro orden de eventos inicial.
Los modelos que fabricamos cumplen pues, la función de explicar y predecir clases de eventos compatibles y a desechar otras clases de eventos incompatibles. La lógica que siguen es una lógica sistémica, por lo que el científico social no encontrará muy útil el paradigma causa-efecto pues este paradigma aborda fenómenos de un orden más simple que nunca se encuentran entre los fenómenos complejos de la sociedad y la vida humana. Además, existe otro inconveniente, este modelo busca el establecimiento de relaciones lineales en que la ocurrencia de un evento concreto (con magnitudes y medidas) produzca otro evento concreto (con magnitudes y medidas). Asume como “dados” las cualidades de los eventos que pretende medir y las relaciones descansan sobre correlaciones entre las magnitudes de los atributos del evento desencadenante con las magnitudes del evento consecuente. En otras palabras, los paradigmas causales no advierten que en la solución que dan a sus problemas científicos las relaciones sistémicas sobre la que descasan los atributos que estudian ha sido ignorada completamente.
Las explicaciones de principio, por otro lado, más que observar los comportamientos de los eventos sociales en términos de sus magnitudes, posicionan un conjunto de eventos en base a una regularidad que permite que dicho conjunto de eventos tengan un significado o cualidad que le otorgue al evento una función predictiva de otras clases de eventos. Los hechos empíricos de la sociedad son posicionados en nuestro entendimiento como eventos impregnados, relacionados o activados por otra constelaciones de hechos empíricos por lo que se convierten ya no en elementos o variables aisladas, sino que son, en verdad, una regularidad, una recurrencia, un pattern, un pattern prediction. Citando a Hayek:
Aunque una teoría de este tipo no nos diga exactamente qué es lo que podemos esperar, nos hace en todo caso un poco más familiar el mundo (…). Hace que el mundo sea más ordenado, en el que los acontecimientos tienen un sentido porque, al menos en términos generales, podemos decir cómo éstos están relacionados y porque podemos crear un marco coherente. Aunque no estemos en condiciones de definir concretamente qué podemos esperar, o incluso enumerar todas las posibilidades, todo hecho observado tiene significado en cuanto limita las posibilidades de lo que puede ocurrir.[24]
5. La verstehen y la labor del científico social.
Las reglas que no somos capaces de formular no guían, pues sólo nuestras acciones, sino que también guían nuestras percepciones, y en particular la percepción de las acciones de los demás.
Una vez analizada la naturaleza de la predicción de patterns, que no es otra cosa sino la atribución de una determinada posición de los eventos empíricos clasificados, posición que pronostica una regularidad de lo que cabe esperar en los eventos futuros.
Estas cualidades, regularidades, significados o categorías gracias a las cuales los eventos tienen un orden tienen la singular características de que formar parte tanto de la percepción del científico social como de las percepciones en base a las cuales los individuos componen los diferentes fenómenos sociales. Durante el proceso de investigación en las ciencias sociales este es un punto de partida fundamental: el científico es un elemento más en el sistema que pretende explicar.
Esta propiedad de que los patterns que el científico percibe sea igual que sus congéneres cuya acción es objeto de su estudio, hace necesaria una explicación de cómo es posible hacer una teoría que supere el nivel de la pura intuición por parte del científico.
Debemos considerar más detenidamente el papel que debe desempeñar la percepción del significado de la acción de otras personas en la explicación científica de la interacción humana. El problema que aquí se plantea se conoce en el ámbito de la metodología de las ciencias sociales como el de Verstehen (comprensión).[25]
Este es el punto de partida para la labor del científico social. Sin embargo, la naturaleza empática de la verstehen es quizá uno de los abismos en el que muchos científicos han encontrado más desorientación que ayuda en su búsqueda de las razones de determinado proceso societario. Esta comprensión empática, es necesario decirlo no es sencillamente colocarse en el lugar del otro, de forma tal que uno pretenda sentir y pensar, como lo hace la otra persona. Como el mismo autor clarifica:
Racionalidad aquí puede significar tan sólo cierto grado de coherencia y consistencia en la acción de la persona. (...) Se trata de un recurso que la sociedad ha desarrollado para competir con nuestra incapacidad de ver lo que hay dentro de la mente de otros y para introducir orden en nuestra vida sin recurrir a la coacción.[26]
Resulta interesante, este cita de Los Fundamentos ya que brinda claridad sobre la naturaleza de la comprensión empática. Para F. A. Hayek no es una proceso emotivo o afectivo en el sentido de sentir lo que los demás sienten para que su comportamiento se haga inteligible, sorprendentemente tampoco es un proceso intelectivo que, por medio de una meditación lógica se llegue a entender lo que sucede en el fuero interno de los demás.
Esta comprensión empática es en realidad una operación que se hace posible porque el científico social y los actores sociales cuyas interacciones se encuentra analizando comparten un mismo sistema de regularidades en sus percepciones. Es decir, el comportamiento propio y el de los demás cobra un significado no porque nos esforcemos en elaborarlo, sino que cobra un significado ya que detectamos ciertos modelos provisto de significado, los cuales a su vez surgen porque existe una estructura más amplia de relaciones gracias a la cual son posicionados en un orden o regularidad. Como se sugiere en la cita siguiente:
(…) los hechos de las ciencias sociales son meramente las opiniones de la gente cuyas acciones estudiamos. (…) creencias que, como tales, son nuestros datos, independientemente de que sean verdaderas o falsas y, lo que es más, no podemos observarlas directamente dentro de la mente de los individuos, sino que hemos de identificarlas a partir de lo que ellos hacen y dicen, merced a que tenemos una mente similar a la suya.[27]
Entonces, la misma racionalidad de nuestras acciones y la de los demás descansan en una operación de detección e identificación de los significados de dichos comportamientos y actitudes. Sin embargo, el hecho de que sea posible esta detección lo que sugiere es que existe un orden general y abstracto que, sin cobrar plena consciencia de ello, clasificó ya lo que percibimos.
Por ello, es lógico deducir que la verstehen es una operación intelectiva que no inventa o descubre nada nuevo en las interacciones de los seres humanos, sino que es una herramienta conceptual que ha sido posibilitada gracias a que le antecede un orden abstracto que hace posible la comunicación entre los seres humanos. La comprensión empática es una reclasificación científica de las actitudes y acciones humanas con fines de elaborar una teoría científica sobre los productos de dichas acciones. Para dar respaldo a ello, cito lo siguiente:
Puesto que hemos de ocuparnos principalmente del uso de tales percepciones como datos para las ciencias sociales teóricas, nos centraremos sobre lo que a veces se denomina comprensión racional (o reconstrucción racional, es decir sobre los ejemplos en los que reconocemos que las personas cuyas acciones nos interesan basan sus decisiones sobre el significado de lo que perciben. Las ciencias sociales teóricas no consideran todas las acciones de una persona como un conjunto inexplicable e imposible de especificar, sino que en sus esfuerzos encaminados a explicar las consecuencias no intencionadas de las acciones individuales tratan de reconstruir el razonamiento del individuo a partir de los datos que le son suministrados por el reconocimiento de las acciones de los demás como conjuntos dotados de sentido.[28]
La verstehen o comprensión empática descansa en un proceso de reconocimiento de cierto posicionamiento de las acciones individuales en un sistema de relaciones que, aunque no sepamos exhaustivamente su formulación[29], nos permite detectar los eventos relevantes (en otras palabras el significado de las mencionadas acciones) y a su vez hacer un trazado de la racionalidad de estos eventos de manera tal que produzcamos unas hipótesis o supuestos que nos ayuden a explicar bajo que circunstancias cabría esperarse la emergencia o la composición de los fenómenos sociales que estemos estudiando. En cierta medida, el científico social desempeña la labor de realizar un orden parcial y completamente hipotético que nos permitan trazar la conexión de las interacciones individuales con su producto: los sistemas u órdenes sociales espontáneos en cualquiera de sus manifestaciones (sistemas económicos, políticos, lingüísticos, religiosos y jurídicos).
6. Cuándo y cómo se detecta un fenómeno social.
De esta experiencia parte el sustituir la clasificación de fenómenos que emana de nuestros sentidos por una nueva que agrupa, no lo que se presenta como semejante, sino lo que demuestra comportarse de la misma forma en circunstancias similares.
Como ya se ha mencionado a lo largo de este ensayo, la tarea de las ciencias sociales es explicar el orden social espontáneo, entendiéndose por explicar la clasificación de las acciones individuales dentro de un orden o regularidad que nos permite prever algún otro rango u orden de eventos que cabría esperarse.
Para comprender este proceso compositivo de los fenómenos sociales es sumamente útil considerar que el significado de un determinado evento está dado por la acción que el organismo muestra en respuesta a determinado evento. Si el orden del cual evento desencadenante proviene, a su vez, imprime o activa otro orden en los modelos de comportamiento de un determinado número personas, se puede decir que estamos ante una institución social.
Las instituciones sociales son recurrencias en nuestro modo de obrar que posibilitan que nuestra acción sea inteligible para los otros de la misma forma que la acción de los demás se hace inteligible a nuestro entendimiento. El método compositivo de las ciencias sociales teóricas procede de forma sintética al analizar cómo la combinación de un grupo de actitudes y disposiciones de los individuos producen las mencionadas recurrencias. En La Contrarrevolución de la Ciencia, se brinda una metáfora brillante acerca de cómo este proceso combinatorio y compositivo sucede:
El modo en el que se forman los senderos de un terreno agreste es un buen ejemplo. En primera instancia, todo el mundo buscará por sí mismo lo que, a primera vista, parece la mejor ruta. Pero el hecho de que esa ruta ya haya sido utilizada una vez hace que sea más fácil de transitar; y de este modo, gradualmente irán apareciendo caminos más definidos que serán transitados en detrimento de otras posibles rutas. Los movimientos de la gente a lo largo de esa región se irán ajustando a una pauta concreta, aunque el resultado de las decisiones deliberadas de mucha gente no haya sido conscientemente buscado por nadie.[30]
Es por ello que las instituciones son las rutas que hacen más eficiente la consecución de múltiples fines individuales y su función principal, más que señalar una conducta específica a realizar, es la de excluir otras rutas o modelos que afecten la coordinación de las acciones de una multitud de individuos que integran o componen dicha institución social.
Entonces la detección de un fenómeno social o de una institución social sucede porque ciertas regularidades en el comportamiento de los demás suscitan otras regularidades en el comportamiento propio. Es decir, estos patterns en la percepción de los eventos que nos rodean son explicados por medio de los patterns que el organismo se impone a sí mismo como adaptación a dichos eventos.
Lo anterior clarifica que la institución social tiene por espacio natural la interrelación entre las personas. Ya que la detección y reconocimiento de las instituciones sociales sucede en el momento en que los individuos cooperan entre sí ya que la clasificación y reclasificación que hacemos de los eventos del mundo que nos rodea, en el caso de las ciencias sociales es prácticamente una clasificación de acciones inter individuales. Sin embargo, Mandeville, lo expresó de una forma más sencilla y clara:
Si juzgamos cada una de las facultades y cualidades en virtud de las cuales y por las cuales juzgamos y sostenemos que el hombre es una criatura más sociable que los demás animales, veremos que la mayor parte de dichas cualidades, si no todas, se adquieren y surgen en agrupamientos numerosos como consecuencia de las relaciones recíprocas entre sus miembros. Fabricando fabri fimus. Nos hacemos sociables viviendo juntos en sociedad.[31]
Con esta cita, es importante recalcar que las instituciones sociales, los patterns o modelos, pueden ser observados dentro del proceso societario en sí, del cual la mente del científico social también forma parte. Es completamente inadecuado pretender explicar compositivamente cualquier fenómeno sin esta experiencia in situ de la sociedad.
Es por ello que observar en las ciencias sociales es completamente inexacto, ya que el sujeto y el objeto de su estudio no son entidades separadas, el científico social tiene por meta explicar un orden social del cual su propia mente forma parte; es en este sentido que es legítimo decir que tanto el fenómeno social que se quiere explicar y la mente que se acerca para tomar lectura de ese fenómeno son fruto de las mismas instituciones sociales.
Es más preciso decir que, en vez de observación, lo que sucede es una lectura por medio de la mente de dichas cualidades en nuestro entorno social. Es por medio de nuestra mente que nuestros sentidos clasifican los eventos. Sin embargo, el orden mental es también producto del orden social por lo que la complejidad de los procesos sociales sólo será accesible para aquéllos que han vivido en sociedad, como advierte Mandeville.
Entonces, para dar respuesta a la pregunta que inaugura esta sección ¿cuándo y cómo se detecta este fenómeno social?, la respuesta es que comenzamos a detectar fenómenos societarios desde el mismo momento que vivimos en sociedad, es una capacidad que nuestro cerebro desarrolla gracias a que su anatomía está preparada para reproducir modelos en el microcosmos mental de los modelos que macrocosmos social presenta. Con relación al cómo se detecta, la respuesta es que nuestra mente funciona de tal suerte que el proceso clasificatorio de los eventos sociales genera una especie de registro fisiológico dichas recurrencias sociales que permite la atribución de un orden que, aunque no sepamos sus determinantes últimas opera constantemente sobre nuestros sentidos.
Sin embargo, el orden psicológico o mental es una organización de los eventos que circundan al organismo de tal suerte que orientan su actuación ante los acontecimientos de su ambiente. Pero no es precisamente esta capacidad de nuestra mente de captar cierta regularidad en los eventos la que nos lleva a comprender la composición de los fenómenos sociales. Aunque, este orden mental, si tiene una participación decisiva en la formación de los fenómenos sociales ya que constituye el dato fundamental por medio del cual los individuos actúan.
Este orden mental, es una suerte de calco de las regularidades de los eventos en el ambiente. Pero es una reproducción, aunque suficiente para la acción del individuo, sumamente miope para la apreciación de los fenómenos societarios. Como bien nos clarifica F.A. Hayek:
“Esto, al parecer, implica que en cierto sentido sabemos siempre no sólo más de lo que sabemos enunciar deliberadamente, sino también más de aquello de lo que somos conscientes o que podemos deliberadamente probar; y lo que hacemos con éxito depende de presupuestos que están fuera de la gama de lo que podemos enunciar o que puede se objeto de nuestra percepción”[32]
Es sumamente útil, considerar que el orden mental, dentro del enfoque de las ciencias sociales es el dato que sirve de punto de partida para la comprensión de los fenómenos sociales. Se puede decir que, donde la psicología termina de indagar sobre la composición del orden mental, el científico social comienza a realizar sus hipótesis sobre el orden social espontáneo. Como sigue clarificando el autor:
“En la medida en que, en las ciencias sociales, analizamos el pensamiento individual, el propósito no es explicar ese pensamiento sino simplemente distinguir los posibles tipos de elementos con los que tendremos que contar en la construcción de las diferentes pautas de las relaciones sociales. (…) Para las ciencias sociales las tipologías de las acciones conscientes son datos, y todo lo que tienen que hacer con respecto a ellos es disponerlos en un orden tal que puedan ser utilizados en su tarea”.[33]
El individuo actúa, sobre la base de lo que cree o de lo que ha reflexionado sobre el comportamiento de los eventos en su ambiente intra-psíquico e inter-psíquico (o social). Esta creencia o percepción del entorno es el omega de la psicología (ya que su interés es la composición del microcosmos mental dentro del aparato neurológico del organismo viviente) y el alfa de la ciencia social (ya que es este microcosmos el que orienta las disposiciones de los individuos que, tarde o temprano, compondrán el orden societario).
Es importante clarificar que son las acciones de los individuos la que nos interesan, ya que millones de individuos interactuando para producir sus fines fabrican sin darse cuenta un sistema de regularidades que irán constituyéndose en un verdadero patrimonio social a la hora de agilizar la coordinación de actividades cada vez más complejas de coordinación así como irán haciendo más “racional” el comportamiento de los individuos (racional, significa aquí, comportamiento adscrito a normas abstractas).
Realizando una síntesis de esta sección acerca de cómo se detectan las instituciones sociales, en cierta forma el mundo de los fenómenos sociales están “a la vista” y al mismo tiempo fuera de nuestra comprensión inmediata. Se encuentran a la vista ya que constantemente estamos observando las mencionadas instituciones sociales cuando nos comunicamos, vendemos, compramos, castigamos el crimen y alabamos lo bien hecho, en una palabra las instituciones cobran vida en el momento en que interactuamos. De dicha cuenta las instituciones sociales son el ordenamiento espontáneo de nuestras interacciones diarias. Percibimos este orden, aunque no sepamos en realidad en qué consiste la mencionada regularidad, y es posible detectar este orden en nuestra experiencia diaria en sociedad debido a que nuestro cerebro tiene la capacidad de desarrollar un modelo mental, fenoménico o psicológico de este macrocosmos social; nuestro cerebro detecta esta regularidad de nuestras acciones y en la de los demás. Ahora bien, el científico social, cuya menta participa también de este mundo de instituciones, no se puede fiar de sus percepciones mentales o de las de los demás individuos para teorizar sobre la composición de estos órdenes sociales ya que su punto de partida en el análisis societario son las acciones de los individuos. Es la combinación y recombinación de las constelaciones de acciones y actitudes individuales las que darán origen al macrocosmos social como un resultado no previsto, pensado o siquiera imaginado por los actores originarios de este orden.
7. Los eventos y los datos registrados por el científico social muestran una doble capacidad.
La especial dificultad de las ciencias sociales, y gran parte de la confusión acerca de su naturaleza, provienen precisamente del hecho de que en ellas las ideas tienen dos capacidades: pueden ser el objeto de estudio y pueden ser ideas acerca de ese objeto.
Para complementar las ideas que se desarrollaron en la sección anterior, es muy importante tener en consideración esta duplicidad en las funciones de los conceptos en el campo de las ciencias sociales teóricas. Ya que los conceptos pueden fundamentar la acción de los individuos, acciones que compondrán los fenómenos sociales, así como pueden dar explicación o se pueden convertirse en teorías acerca de estos fenómenos.
Y es que en el campo de las ciencias sociales se parte del hecho de que las ideas que la gente sostiene sobre los fenómenos sociales son verdaderas para la persona actuante. Es decir, en el mundo social, las cosas son lo que la gente piensa que son, ya que si no tuvieran esta cualidad la gente no actuaría sencillamente. Estas ideas constitutivas de los fenómenos sociales incluyen toda la gama de creencias sobre los eventos del mundo; son ideas acerca de por qué hay que actuar o mostrar ciertas actitudes ante los eventos del mercado, del gobierno, de las costumbre morales, de los procesos de justicia, etc. Algunas de estas ideas no son simplemente creencias que sostienen los individuos, sino que también son teorías ingenuas que los individuos se hacen sobre los eventos sociales.
Algunas de estas ideas ingenuas sobre la sociedad son las que el científico corregirá en su constante labor de teorizar compositivamente sobre los estos eventos sociales. Es decir, elaborará ideas explicativas que sustituirá las intuiciones ingenuas que los individuos pueden hacerse de los fenómenos sociales con el fin ofrecer una imagen más precisa (o más bien un modelo) del fenómeno societario que puede estarse socavando sobre la base de creencias erróneas. Como comentara Hayek:
“Es muy importante que distingamos cuidadosamente entre las opiniones motivantes o constitutivas, por un lado, y las visiones especulativas o explicativas que la gente se haya formado acerca de los conjuntos por otro, puesto que confundir ambas es una constante fuente de peligro. (…) La nota característica de ese individualismo metodológico, que está estrechamente relacionado con el subjetivismo de las ciencias sociales, es que el científico social se abstiene de tratar esas pseudoentidades como hechos y parte sistemáticamente de los conceptos que orientan a los individuos en sus acciones, en lugar de considerar la teorías que éstos elaboran acerca de sus actos.”[34]
Esta distinción sobre las ideas constitutivas y explicativas es de vital importancia para comprender la aplicación del método compositivo. El punto de partida son tipologías de acciones que ejecutan los individuos sobre la base de las creencias sobre el entorno social. Y es partiendo de las acciones individuales que se llegará a combinar una serie de regularidades durante el proceso de cooperación social.
Es necesario, partir de una lógica estricta para no perderse en el estudio sintético de los procesos sociales. Ya que el resultado de las acciones individuales es cualitativamente distinto a las mencionadas acciones, y esta nueva cualidad en el proceso social es lo único que podremos predecir, o mejor dicho, que podremos componer a partir de nuestro estudio. Cuantitativamente, se podrán dar ciertos rangos o intervalos que podrán ser susceptibles de ser observados empíricamente en ciertos atributos de este cambio cualitativo de la sociedad.
Las predicciones de principio, no son otra cosa que predicciones en las cualidades del orden societario, que en términos científicos nos servirá para relacionar el aparecimiento de cierto orden en la conducta de los individuos con otros tipos de orden de eventos en la sociedad, como se ha venido mencionando a lo largo de esta breve investigación. Sin embargo, estas predicciones quedarán en el dominio de la teoría social pura que nos brindará una suerte de software científico que nos servirá para relacionar los distintos eventos, aparentemente dispersos, en un orden significativo.
Las categorías explicativas que utiliza el método compositivo más que causa, efecto o linealidad; serán términos más propios de un análisis cualitativo y sistémico como: similitud, diversificación, recurrencia, competencia, crecimiento, entre otros. Es el lenguaje de la combinación de eventos el propio del método compositivo, y la combinación se refiere a la realización de una serie de hipótesis que sirvan de códices o modelos (siempre falsificables y perfeccionables) que posicionen funcionalmente las distintas categorías de acción que se están estudiando.
Por ejemplo; la explicación de la institución social de la propiedad privada[35] es una condición por medio de la cual podemos predecir ciertas clases de eventos; entre los que cabe detectar eventos relacionados con el tamaño del grupo familiar, la asignación económica de recursos, el régimen político de una determinada sociedad y la determinación de los precios. Evidentemente, no se podrá predecir si las familias en un régimen de propiedad privada serán de 5 integrantes, y que la asignación económica de recursos será de 100 quetzales por mes para el consumo familiar, ni que el gobierno tendrá 10 ministros o que el precio de los alquileres estará por los 1000 quetzales el metro cuadrado. Pero sí es posible relacionar la existencia de los derechos de propiedad con cambios en la estructura familiar, o en el cálculo económico para la asignación de recursos escasos, el tipo de régimen político imperante en la sociedad y la tipo de fluctuación de precios que se dará en esta sociedad. Este es el tipo de predicción de principio que el método compositivo posibilita. Es decir, cuando el orden en los comportamientos de los individuos nos suscita a preguntarnos por qué están allí y con cuáles otros sistemas sociales tiene vínculos sistémicos.
Otro ejemplo, es el de la estructura de producción de una sociedad, es otro tipo de orden, en este caso es la estructura del capital, como el economista Ludwig Lachmann[36] le llamó, por medio del cual es posible clasificar las cosas o los eventos del mercado, en bienes de consumo y bienes de producción cuya proporción relativa en una determinada sociedad nos dará la pauta para predecir la capacidad productiva de una determinada sociedad, es decir con otro orden de eventos que se relaciona con la posibilidad de llevar a la existencia otro orden de bienes de consumo de determinada calidad (o ¿cualidad) para otro orden compuesto por otro tipo de preferencias por parte de consumidores futuros potenciales. Es decir, aunque para los gustos de determinados teóricos la posibilidad de determinar el precio exacto en el que se cotizará determinada bien de consumo futuro queda fuera del telescopio del científico (y hasta del empresario), resulta evidentemente útil el conocimiento derivado de determinada estructura de capital en una sociedad para la toma de decisiones sobre inversiones de largo y corto plazo en el mercado analizado, el pattern prediction hace la diferencia entre sobrevivir o no en las complejas relaciones que compone el sistema económico del mercado libre.
Un tercer ejemplo predicciones basadas en la composición de ciertos órdenes es el de los sistemas lingüísticos[37]. Hará un buen tiempo que Benjamin Whorf propuso que a partir de la gramática de los distintos sistemas lingüísticos era posible relacionar el orden gramatical con el orden psicológico. La tesis de este autor establece que la formar la que se percibe y en la que se piensa el mundo que nos rodea está en función de las pautas lingüísticas que utilizamos, se puede inferir que a partir de cierto orden gramatical se pueden compone cierto orden mental o perceptual. Aunque la hipótesis de Whorf merece más espacio para su exposición, para los fines de este ensayo es un buen ejemplo de la composición de determinadas pautas cognoscitivas sobre la base de otro conjunto de pautas lingüísticas (por lo que cumple todas las propiedades de un pattern prediction).
A manera de cierre de esta sección, el método compositivo es una clase especial de síntesis sistémica aplicada a la explicación de los órdenes sociales espontáneos. Para que este método compositivo se aplique con rigurosidad científica es necesario abandonar el error de predecir sobre la base de las teorías ingenuas que la gente se hace sobre los procesos sociales la composición de los mismos. De allí la tan elemental distinción entre las ideas constitutivas y las ideas explicativas; llegando a la conclusión que son las primeras las que nos interesan ya que gracias a éstas es posible categorizar las acciones de los individuos dentro de un sistemas u orden, de manera tal que la constelación de acciones individuales adquiera una significado funcional acorde a las relaciones establecidas dentro del sistema que les determina. Una vez clasificadas las acciones, se combinan y recombinan de tal suerte que permitan la predicción cualitativa de elementos relacionados con este primer sistema, de tal suerte que las regularidades en el sistema uno haga posible la predicción de propiedades no evidentes, pero sistémicamente esperables, de estos otros órdenes societarios. Para ilustrar este argumento se razonaron predicciones altamente probables de los sistemas de derecho de propiedad, del sistema de capitales y de los sistemas lingüísticos.
8. Las creencias de los individuos: un análisis más detallado de su función en las ciencias sociales y en el método compositivo.
En lo que concierne a las acciones humanas, las cosas son lo que la gente que actúa piensa que son.
El método compositivo, generalmente se presenta como un método que trabaja con datos subjetivos. Esto se ha prestado a múltiples interpretaciones, especialmente a aquéllas que ven en el carácter subjetivo de los datos primarios de las ciencias sociales una razón suficiente para categorizar a estas ciencias como pseudo –ciencias y al método compositivo como una herramienta poco racional para la comprensión de los fenómenos sociales.
Esta características de los datos primarios de las ciencias sociales, la subjetividad, ha motivado esfuerzos para que estas disciplinas se conviertan en “científicas” por medio de la aplicación de técnicas estadísticas y de identificación métrica para que se conviertan en “objetivas” debido a que con el lenguaje numérico se ha eliminado cualquier “ambigüedad” en la interpretación de los hechos societarios.
Esta objetividad que los métodos de las ciencias numéricas aseguran para los objetos de estudio de las ciencias sociales, en realidad, hace referencia a la clásica relación sujeto-objeto que cualquier libro preliminar de temas de epistemología trata. Sin embargo, la relación sujeto-objeto de las ciencias sociales no es, en realidad, tan diferente de lo que se considera:
“La razón es que el objeto o los hechos de las ciencias sociales, son también opiniones –no las opiniones de quienes estudian los fenómenos sociales, por supuesto, sino las opiniones de aquéllos cuyas acciones dan lugar al objeto de estudio del científico social. En un sentido, sus hechos son, pues, tan poco “subjetivos” como los de las ciencias naturales, porque son independientes del observador; lo que el científico social estudia no está determinado por su capricho o por su imaginación, sino que también se ofrece a la observación de otros individuos.”[38]
Es por ello que las ciencias sociales son en realidad, las ciencias que tratan con mayor objetividad la composición de los fenómenos sociales. La asignación de números a las realidades sociales estudiadas lo único que logra es quitarle el significado imputado a las cosas, por lo que los eventos sociales y el significado de las acciones pierden completamente su pertinencia para el estudio de los fenómenos sociales. Se puede decir con propiedad que el intento de hacer objetivos los hechos sociales al medirlos sustituye con medidas y con lenguaje numérico el significado primario de los hechos de las ciencias sociales: las cosas son lo que los individuos actuantes creen que son.
Sin embargo, la subjetividad de las elecciones queda al alcance de cualquier observador en el momento de que dicho individuo actúa. Es por medio de lo que la gente hace o dice que podemos tener acceso a esos datos constitutivos de los fenómenos sociales. La subjetividad, las preferencias y demás elementos de la vida intrapsíquica cobra pleno significado en la acción durante el proceso de cooperación en sociedad. La vía de acceso al individuo, se da por medio de su acción reflexiva y deliberada.
Por ejemplo, parafraseando uno de los ejemplos de los Estudios de Filosofía Política y Economía[39], en el mundo animal muchos depredadores poseen un instinto de territorialidad por medio del cual el animal en cuestión (un oso, un gorila, por ejemplo) matan o atacan a animales de su misma especie para proteger “su territorio”. Este comportamiento, al ser observado como una norma dentro del grupo de la especie afecta el tamaño de la población del grupo, se puede decir que “regula” espontáneamente el número de miembros del grupo. Es por medio de la regularidad en su comportamiento (en su acción si quisiéramos abusar un poco del término) que se deduce la composición de un orden del grupo (que se refiere al tamaño “razonable” del grupo).
Un ejemplo similar, ya aplicado a los problemas sociales, lo hemos de encontrar en la estructura de capital de una determinada sociedad. Sin embargo, a diferencia de los animales, los seres humanos no poseemos “instintos” que nos impelan a observar comportamientos en el mundo societario. El ser humano no tiene el automatismo genético de animales inferiores, sino que cuenta con un cerebro que ha evolucionado anatómicamente para la configuración de normas;[40] por ello la racionalidad o lo razonable de su acción está dado por ciertas pautas de comportamiento. La estructura de capital de una sociedad está determinada por la acción de múltiples individuos que configuran uno de los sistemas de precios más importantes: el precio de los mercados de capitales expresado en la tasa de interés (en sus múltiples modalidades). Sucede que la inversión por parte de múltiples agentes, así como el consumo por parte de múltiples agentes en una economía concreta suscita un registro fiel de sus preferencias (que son los datos subjetivos en el contexto de la economía) en el sistema de precios de capitales. Este registro en el sistema de precios, además de la información de los participantes del mercado, también registrará otro tipo de información (como la estabilidad para la inversión, el nivel de inflación, entre otros) y se constituirá en un sistema autónomo de información que proveerá de “señales” a todos los participantes en dicho sistema de tal forma que se comenzarán a tomar decisiones de inversión y de consumo basándose en esta fuente de datos “del mercado”. Tomando lectura de este orden espontáneo, que es este sistema de precios, se puede “reconducir” hasta el nivel de los individuos que es lo que “prefieren” en términos más o menos exactos, y lo que es más sorprendente, se podrá predecir cierto orden de eventos futuros (qué tipo de inversión se hará, en qué tipo de industrias, en qué lapsos de tiempo) ya que este sistema de señales que son los precios proveen la cualidad de “racionalidad” a las acciones económicas. Esta racionalidad no es otra cosa que una consistencia o cierto patrón esperable de conducta que responde a la información provista de parte del sistema de precios. Como se mencionó en la cita 26: “Racionalidad aquí puede significar tan sólo cierto grado de coherencia y consistencia en la acción de la persona.”
La subjetividad del individuo, se conceptualiza en el las ciencias sociales como el motivo de la acción racional de un individuo ante determinado conjunto de alternativas que se le presentan. Es siempre en la acción racional que se detecta la subjetividad de los individuos, y es siempre esta acción individual el punto de partida del análisis compositivo de los fenómenos sociales. Queda claro en este pasaje:
“Las ciencias sociales en sentido estricto, es decir, aquéllas que solían recibir el nombre de ciencias morales, tratan de la acción consciente o reflexiva propia del hombre, de actos de lo que puede decirse que una persona realiza en función de una elección entre varias alternativas que se le presentan.”[41]
Este punto resulta de vital importancia para comprender la naturaleza de los datos subjetivos, o bien, de las ideas constitutivas que se utilizan en el método compositivo. Son datos subjetivos, porque se origina en el universo intrapsíquico o intrapersonal del individuo; en una combinación intrincada con las normas societarias y los estímulos externos, sin embargo toda esta subjetividad, se traduce o “toma toda su realidad” en la acción concreta de los sujetos.
Serán precisamente estas acciones (ya no tanto sus subjetivas experiencias, aún y cuando sean éstas el motor primario de la acción) los elementos que serán utilizados en los estudios sociales para realizar las famosas predicciones de principio.
Sin embargo, el respaldo para tomar las acciones como racionales (y por ende, los datos subjetivos como válidos), será la existencia de sistemas sociales exógenos al individuo que le imprimirán cierta secuencia a la cadena de acciones individuales. Ya que no debemos de olvidar que la inteligibilidad de la acción está dada por la operación de un sistemas normativo común, y son estos sistemas institucionales los que le otorgan la cualidad de racional a todas las acciones individuales.
En un sentido estricto, es la existencia, o pre-existencia, de este orden societario el que posibilita la aplicabilidad del método compositivo. La racionalidad en los procesos sociales depende de la operación de los sistemas económicos, jurídicos, morales y lingüísticos. Cada uno de estos sistemas provee un conjunto de señales, cada una de las cuales ya tiene un significado funcional en este entramado de instituciones sociales.
Los elementos de las instituciones sociales, las señales que percibimos por medio de nuestra experiencia sensorial (captados empíricamente en la vida diaria), brinda información valiosísima para que el conjunto de individuos que vive en sociedad ajuste su comportamiento de la forma más racional posible. Es por ello que es posible deducir ciertos tipos, clases o categorías de acciones individuales, ya que las mismas instituciones sociales proveen cuáles serán dichas tipos de comportamiento, dado cierto contexto normativo y contando con cierta información de las señales de estos sistemas sociales (como el caso de la señal de los precios.).
Los sistemas de señales, lo constituyen los datos a los que tenemos acceso: los precios de los bienes y servicios de una economía, las palabras en una determinada cultura, los precedentes jurídicos en un sistema de derecho, la discrecionalidad de la toma de decisiones en un régimen político. Y serán siempre estas señales con información dispersa y limitada el único dato con el que contaremos para comenzar nuestros estudios de los procesos sociales. Sin embargo, estos conjuntos de señales tienen un efecto predisponente en la acción de los individuos; pero su efecto en las acciones individuales (una vez más) sólo podrá ser evaluado cualitativamente en las categorías de acción que induzcan en los individuos. Es por ello que no se puede deducir lógicamente que de un cambio concreto en el sistema de señales se seguirá un cambio concreto en la acción del individuo X, la acción humana concreta siempre será impredecible ya que, además de responder a múltiples sistemas sociales[42], es el resultado de una elección deliberada.
Pero, sí es legítimo que, dado nuestro conocimiento de ciertas instituciones sociales en una determinada sociedad y de ciertas condiciones preliminares en los sistemas de señales de estas instituciones, ciertos tipos de acción sea esperable, o cierto tipo de combinación de acciones sea esperable. Y, ¡Eureka!, éste es el método compositivo de las ciencias sociales que se ha venido explicando a lo largo del ensayo.
Para hacer una síntesis de esta sección. El papel que desempeña a subjetividad del individuo es de vital importancia en las ciencias sociales. Esta subjetividad no contradice, para nada, la objetividad del método propio de estas disciplinas, ya que los datos subjetivos (o constitutivos) de los individuos se manifiestan en su acción racional y deliberada, y esta acción es objetivamente observable de parte de el científico social y de cualquier otra persona que se ofrezca como observador independiente. Toda acción individual sucede en un marco de normas e instituciones sociales que le otorgan su significado funcional dentro del orden extenso de la sociedad abierta; y es el posicionamiento de toda acción individual dentro de este entramado institucional lo que le otorga la cualidad de acción racional (que en términos generales se refiere a la acción deliberada entre varias alternativas que se le presentan al individuo). La racionalidad de la acción no significa otra cosa (y basándose en la definición original dada por F. A. Hayek) que una secuencia o un patrón mínimo que hace inteligible la mencionada acción para el científico social y cualquier otro individuo al imputarle un significado específico. La acción, al estar clasificada por las mismas instituciones sociales hace posible la vinculación de ciertos tipos de acción con el sistema de señales propio de las instituciones sociales (como el sistema de precios). El científico social, al disponer de ciertos elementos de juicio como este sistema de señales, las instituciones o normas prevalentes en un determinado grupo y ciertas categorías de acción individual, se le hace posible realizar una predicción de principio, en el que cierto orden de eventos (en este caso de acciones) corresponderán a otro orden de eventos desencadenantes (en este caso, el conocimiento, siempre parcial de las instituciones sociales y de la información provista por el sistema de señales). En términos sumamente simples y rudimentarios, esto es lo que mejor describe el método compositivo de las ciencias sociales. Cerramos con esta cita:
“Los puntos que queremos destacar son que en todos esos campos debemos partir de lo que los hombres piensan y quieren hacer: del hecho de que los individuos que forman una sociedad tienen como guía de sus actos una clasificación de cosas y de eventos en concordancia con un sistema de percepciones sensoriales y de conceptos que tiene una estructura común a todos ellos que nosotros conocemos, porque también nosotros somos hombres. (…) La sociedad tal y como la conocemos se ha desarrollado sobre la base de los conceptos y las ideas que la gente sostiene; por lo que sólo podemos identificar los fenómenos sociales en la medida en que éstos tengan un reflejo en la mente de los hombres.”[43]
9. Los fenómenos complejos y su contraparte en el orden mental: un complemento para el método compositivo.
La conclusión a la que hemos llegado implica que el orden de las cualidades sensoriales, en no menor medida que el orden de los acontecimientos físicos, es un orden relacional –aunque no puede menos de parecernos tal, dado que nuestra mente es la totalidad de las relaciones que constituyen ese orden.
Cuando F. A. Hayek comenzaba a pensar sobre los problemas de la sociedad y de los órdenes espontáneos, sus teorías corrían sobre una especie de péndulo, en uno de sus extremos estaba el orden social y en el otro extremo se encontraba lo que él llamo un orden sensorial. Para comprender las perspectivas de este autor sobre la composición de los fenómenos sociales, es sumamente importante referirse a su teoría de la mente. Es pasmosamente contundente el economista austriaco, cuando escribe:
Mis colegas dedicados al estudio de las ciencias sociales suelen encontrar mi ensayo The Sensory Order. An Inquiry into the Foundations of Theoretical Psychology (Londres y Chicago, 1952) poco interesante y denso en exceso. Dicho ensayo, sin embargo, me ha permitido aclarar mis ideas sobre gran cantidad de temas relacionados con la investigación social. Mis conceptos acerca de la evolución de los órdenes espontáneos y de la metodología y limitaciones que afectan a nuestros intentos orientados a explicar los fenómenos complejos quedaron establecidos durante la preparación de este libro. De igual manera que utilizara yo los trabajos realizados en mi época de estudiante en torno a la psicología para formar opinión acerca de los problemas metodológicos relativos a las ciencias sociales, así también el desarrollo de mis primeros estudios sobre psicología, a la luz de las verdades descubiertas en el ámbito de las ciencias sociales, me ayudaron mucho en todo el posterior desarrollo de mis ideas a nivel científico.[44]
Mente y sociedad, son los dos rostros de un mismo sistema. El primero nos indica la habilidad de los individuos para responder a ciertas regularidades y el segundo nos indica el producto espontáneo de la acción de esos individuos que no es otra cosa que esas mismas regularidades en el comportamiento humano. Y es precisamente este ángulo de la teoría social de los fenómenos complejos: la concerniente al por qué nuestra mente clasifica ciertos eventos como similares y otros como diferentes; es una elemento central en la teoría social.
La mente, es un producto de la interacción social, por medio de la cual nuestro cerebro registra ciertas regularidades en los eventos del mundo. Es precisamente, la existencia de esta mente la que posibilita la operación del método compositivo. Es por ello indispensable dar una explicación breve, a manera de complemento sobre cual es la posición de nuestras facultades mentales en la aprehensión de los fenómenos sociales.
En primer lugar la mente es un tipo especial de orden, gracias al cual los eventos del ambiente, incluida la acción de los congéneres es clasificada de manera tal que la sensación fundamental que producen dichos eventos son de naturaleza compleja, es decir poseen un significado preciso dentro del contexto social. Esto es quizá, el fundamento psicológico, pero más que todo epistemológico, de nuestra capacidad para conocer los procesos sociales. Nuestra mentalidad no es un producto de una vida fuera de la sociedad, sino que las categorías con las que pensamos se deben a que hemos nacido y crecido en un orden social que nos antecede y que nos habilita para el reconocimiento (o más bien para la discriminación) de los eventos relevantes del ambientes que nos ayuden a imputar un orden mínimo a nuestras interacciones con los demás.
La pregunta acerca del significado de los eventos, tiene una respuesta sistémica en el paradigma hayekiano ya que se abandona el paradigma lineal que se observa en las preguntas ¿qué produjo a nuestra mente?, y se brinda esta respuesta: la mente es un orden relacional que produce o clasifica todos los elementos de nuestra subjetividad, de tal suerte que provee al organismo, o a los individuos, de información válida para su actuación racional en la sociedad. Es más, se coloca el énfasis de que la mente es un subsistema del sistema social, por lo que la experiencia acumulada en las tradiciones y en los usos y costumbres son eventos dados a los diferentes cerebros que irán operativizando la capacidad de los individuos de mostrar determinadas actitudes y disposiciones.
Y para términos del método compositivo, es el orden sensorial de cada individuo el que va posicionando los eventos de tal suerte que hagan posible la inteligibilidad del comportamiento y la adecuación de los comportamientos y actitudes a cierto sistema de señales que cobran un significado específico en la mente de los individuos que componen un orden social. Como comentan dos profesores de la Universidad Autónoma de Madrid, Ángel Rodríguez García- Bazales y Oscar Vara Crespo:
“¿Qué es lo que Hayek defiende? (…) La mente es, entonces, un orden mental en el que se clasifican diversos elementos de acuerdo con la similitud de la experiencia que suponen. Por lo tanto, la consciencia e inconsciencia que constituyen la mente humana son un orden de categorías que evoluciona según las experiencias externas e internas de la persona. Esto ha de tener una continuación en la acción de la persona y en el producto que dejen las interacciones de muchas personas entre sí.”[45]
Quizá, este orden sensorial esté tan cercano a nuestra experiencia diaria que nos impida apreciar en toda su magnitud lo que significa que detectemos de forma coordinada ciertos eventos del ambiente, y que la información de los distintos sistemas de señales se mas o menos la misma para que se posibilite la interacción humana.
Veamos el caso de los precios y de nuestras disposiciones a comprar y a vender. El número, por medio del cual sabemos cuanto cuesta una bien o servicio es una información que no significaría nada sin un esquema social y sensorial que colocara ése número en una posición funcional en un sistema económico (y, por ende, en nuestro entendimiento). Nuestra mente, nos permite “calcular” el grado de aprecio o indiferencia hacia cierto bien o servicio con sólo saber este número. Veamos el caso más sencillo del lenguaje, no es necesario ser un experto en gramática para detectar un error en la secuencia de una conversación cualquiera (es una habilidad que hasta los niños despliegan).
Y es precisamente esta predisposición a clasificar los eventos en una determinada categoría y a reaccionar a dichos eventos con modelos de comportamiento de otra cierta categoría lo que hace posible la explicación sintética de los procesos sociales que se componen del despliegue de ciertas actitudes y comportamientos ante ciertos eventos del ambiente social (o mejor dicho, del ambiente institucional).
El problema de la mente, no es otra cosa que el problema de la clasificación y reclasificación del conocimiento por parte de los individuos. Y posiciona en su lugar exacto la tarea del científico de explicar el surgimiento del orden social espontáneo como una herramienta que los mismos individuos han creado si saberlo (ése orden), pero que está orientado a facilitar el máximo aprovechamiento de este saber individual (de ésa mente individual). Sin mente, todos los individuos estarían desorientados en la sociedad y la tarea de las ciencias sociales teóricas sería imposible. Dependemos de este aparato clasificatorio mental para detectar eventos relevantes y combinarlos en una explicación de principio utilizando el método compositivo.
10. La acción libre, el origen del objeto de estudio de las ciencias sociales teóricas.
Siendo este ensayo sobre el método de las ciencias sociales, según los autores de la Escuela Austriaca de Economía (especialmente el tratamiento de F. A. Hayek), es pertinente señalar cuál es la conexión de este análisis metodológico de los las predicciones de principio y del individualismo con el tema de la acción libre.
Como se mencionó a lo largo del ensayo, las instituciones o regularidad de la vida societaria son el resultado no intencionado de la acción humana deliberada. Es precisamente porque los individuos escogen ciertos modelos de comportamiento en la consecución de sus metas que se va desarrollando dicho sistema de regularidades. Cuestión que sería imposible si la acción fuera inducida arbitrariamente por medio del uso de la coacción; ya que el orden fruto de este esquema no deliberado de acción no representaría ningún reto científico para nadie, ya que para saber cómo se formará la sociedad la única investigación necesaria sería la de consultarle a la autoridad que dictamina los modelos de comportamiento que los individuos observarán bajo las directrices emanadas de la élite.
Pero, al no existir instrucciones por parte de terceros, es verdaderamente un hecho asombroso el establecimiento de estos patterns de comportamiento que van orientando el desenvolvimiento de los individuos en una sociedad abierta. Es un hecho sin precedentes, que la multitudinaria acción de individuos genere y brinde legitimidad a un cosmos societario que se autoorganiza constantemente (autoorganización que también es alimentada por la acción de los individuos ante dicho cosmos societario).
Este sistema de instituciones sociales es el resultado de la acción libre y su código fundamental es mantener y ampliar dicho radio de voluntad deliberada conforme la sociedad se va haciendo más compleja. Se puede decir que La Libertad es una especie de espejo donde todos los seres humanos no hacen más sino ver su propia capacidad autónoma de actuar. Necesitamos de la Libertad para llegar a ser Individuos (lo que Lorenzo Infantino llama el proceso de “aprender a ser yo”), y las acciones individuales son las que dan origen a esta misma Libertad. Es lo que queda en el intermedio de este ciclo acción individual-libertad, lo que nos interesa estudiar; y lo que queda en este intermedio no es otra cosa sino los patterns o las instituciones.
El mérito de los estudios de los sistemas sociales, desde la época de Carl Menger hasta la teoría contemporánea es haber dado un fundamento epistemológico a la acción libre. Aunque el tratamiento teórico de los patterns y el estudio sintético de los fenómenos sociales sea de por sí fascinante, la gran contribución de todos estos autores fue el reconocimiento que en la acción libre esta la génesis de todo el proceso societario.
Reconducir el análisis de los fenómenos complejos a la acción individual es quizá la forma más consumada en la teoría metodológica de que es el individuo el fenómeno nuclear que poco a poco va agregando su “contribución marginal” para que se alcance la masa crítica en las interacciones humanas de la cual se expandirá todo el entramado de las instituciones sociales.
Para finalizar es ensayo, es importante resaltar el mensaje central del método compositivo. Así, como Galileo Galilei diría, antes de cumplir su condena mortal, con relación a la tesis heliocéntrica del sistema solar: “Y sin embargo, se mueve”; Hayek constantemente nos recordaría en sus escritos con relación al orden societario: “Y sin embargo, coordina”.
[1] Para una referencia del libro más citado de este autor se puede consultar: Glasgow Edition of Works and Correspondence of Adam Smith, vol. 2, An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations, ed. R.H. Campbell and A.S. Skinner, rev. ed. (Oxford, Oxford University Press, 1979).
[2] La obra fundamental de Carl Menger, en la que trató el método compositivo es: Menger, Carl. Principios de Economía Política, 2da. Edición. Unión Editorial Madrid, España. 1997.
[3] Para referencia del origen del nombre compositivo para el método propuesto por C. Menger, es importante citar la nota 4 del capítulo IV de La Contrarrevolución de la Ciencia (Unión Editorial, 2003), en la que F. A. Hayek hace constar que: “he tomado (F. Hayek), el término compositivo de una nota manuscrita de Carl Menger que, en su copia de la reseña que Schmoller hizo de su obra Methoden der Sozialwissenschaften (Jharbuch für Gezetzgegung,etc., nueva serie, 7, (1883), página 42), lo escribió sobre la palabra deductivo empleada por Schmoller.
[4] Infantino, Lorenzo. El Orden sin Plan. Unión Editorial. Madrid, España. 2000. Página 208.
[5] Para utilizar el término acuñado por Friedrich A. Hayek, para referirse al orden social que no es fruto de planificación consciente o deliberada. Para una referencia exhaustiva, se pueden consultar: Hayek, Friedrich von. Derecho, Legislación y Libertad, tomo I: Normas y Orden. Unión Editorial, Madrid, España. 1994.
[6] Lachmann, Ludwig Von. Capital, Expectations and the Market Process. Shedd, Andrews and McMeel, Inc. Kansas, EEUU. 1977.
[7] North, Douglass. Understanding the Process of Economics Change. Princeton University Press. New Jersey, EEUU. 2005.
[8] Infantino, Lorenzo. El Orden sin Plan. Unión Editorial. Madrid, España. 2000.
[9] El biólogo Ludwig Von Bertalanffy fue el que cristalizó la propuesta formal de la teoría, sin embargo ya existían esfuerzos en otras ciencias en dicha dirección, como será fácil de apreciar en la Introducción: sistemas por doquier, de su Teoría General de Los Sistemas. (Fondo de Cultura Económica, 1998).
[10] Bertalanffy, Ludwig. Teoría General de los Sistemas. Fondo de Cultura Económica, México, D.F.1998. Página XV.
[11] Para utilizar la palabra de F. A. Hayek para el análisis de las regularidades en la vida societaria. Para una referencia exhaustiva se puede consultar: Hayek. F.A. Von. Derecho, Legislación y Libertad. Vol. I: Normas y Orden. Unión Editorial Madrid, España. 1994.
[12] Aunque Hayek fue en realidad un crítico del elementalismo y del atomismo en el método de las ciencias sociales, se utiliza este término para dar a entender que son las cualidades captadas en los diferentes elementos del sistema lo que más nos interesa, para decirlo con mayor claridad, nos interesan las propiedades emergentes del sistema o del orden social espontáneo. Para una referencia exhaustiva sobre ello se puede consultar: Zanotti, Gabriel. Introducción Filosófica al Pensamiento de F. A. Hayek. Unión Editorial, Madrid, España; Universidad Francisco Marroquín de Guatemala, Guatemala (2003). En especial su capítulo IV: La teoría del conocimiento científico.
[13] F. A. Von Hayek. Estudios de Filosofía Política y de Economía. Unión Editorial. Madrid, España. 2007. Página 64.
[14] Koffka, K. Principles of Gestalt Psychology. Harcourt, Brace. New York, EEUU. 1935.
[15] Hayek, Friedrich A. Von. Estudios de Filosofía Política y Economía. Unión Editorial, Madrid, España. 2007. Página 65
[16] Las teorías de las que está hablando el autor, se refiere a las teorías de los fenómenos complejos como es natural.
[17] Hayek, Friedrich A. Von. Estudios de Filosofía Política y Economía. Unión Editorial, Madrid, España. 2007. Página 53.
[18] Bertalanffy, Ludwig. Teoría General de los Sistemas. Fondo de Cultura Económica, México, D.F.1998. Página 88.
[19] Para una referencia más completa del término se puede consultar La contrarrevolución de la ciencia de Hayek (Unión Editorial, 2003)
[20] Hayek, Friedrich A. Von. Estudios de Filosofía Política y Economía. Unión Editorial, Madrid, España. 2007. Página 43.
[21] Para un tratamiento de la imposibilidad de la mente humana para aprehender la totalidad del sistema social y del sistema mental, se puede consultar: Hayek. Friedrich A. Von. El Orden Sensorial. Unión Editorial. Madrid, España; Universidad Francisco Marroquín de Guatemala, Guatemala. 2004.
[22] En efecto, este es el fundamento teórico de que en la faceta política del pensamiento hayekiano, la condición de libertad sea expresada en términos negativos: la ausencia de coacción arbitraria por parte de terceros sobre la mente y el comportamiento propios. Pocas veces se resalta que esta definición de libertad es uno de los frutos de la teoría de los órdenes sociales espontáneos de F. Von Hayek, es más, es un tipo de pattern prediction, que se puede expresar como una ley o principio sociológico: “si existe libertad, en el futuro no se encontrarán eventos del tipo de acción arbitraria y coactiva de terceras personas sobre la acción individual”.
[23]Hayek, Friedrich A. Von. Estudios de Filosofía Política y Economía. Unión Editorial, Madrid, España. 2007. Página 46.
[24]Hayek, Friedrich A. Von. Estudios de Filosofía Política y Economía. Unión Editorial, Madrid, España. 2007. Página 54.
[25] Hayek, Friedrich A. Von. Estudios de Filosofía Política y Economía. Unión Editorial, Madrid, España. 2007. Página 105.
[27] Hayek, Friedrich A Von. La Contrarrevolución de la Ciencia. Unión Editorial. Madrid, España. 2003. Página 54.
[28] Hayek, Friedrich A. Von. Estudios de Filosofía Política y Economía. Unión Editorial, Madrid, España. 2007. Página 105.
[29] Tarea que resulta imposible para la mente humana. Para una referencia se puede consultar: Hayek, Friedrich A. Von. El Orden Sensorial. Unión Editorial. Madrid, España; Universidad Francisco Marroquín de Guatemala, Guatemala. 2004.
[30] Hayek, Friedrich A Von. La Contrarrevolución de la Ciencia. Unión Editorial. Madrid, España. 2003. Página 72.
[31] Mandeville, B. de. The Fable of the Bees, or Private Vices, Public Benefits. Oxford, Clarendon Press. Extracto citado en Infantino, Lorenzo. El Orden sin Plan. Unión Editorial. Madrid, España. 2000. Página 101.
[32] Hayek, Friedrich A. Von. Estudios de Filosofía Política y Economía. Unión Editorial, Madrid, España. 2007. Página 108.
[33] Hayek, Friedrich A Von. La Contrarrevolución de la Ciencia. Unión Editorial. Madrid, España. 2003. Página 70 y 71.
[34] Hayek, Friedrich A Von. La Contrarrevolución de la Ciencia. Unión Editorial. Madrid, España. 2003. Página 67.
[35] Para una referencia más completa: Hayek, Friedrich Von. Los Fundamentos de la Libertad. Unión Editorial. Madrid, España. 1998. Especialmente los capítulos XIV y XV.
[36] Lachmann, Ludwig. Capital and its Structure. The Ludwig Von Mises Institute. Auburn, Alabama. 2007.
[37] Este ejemplo está basado en la Teoría de la Relatividad de las Categorías Lingüísticas del antropólogo Benjamin Whorf, citada en Bertalanffy, Ludwig Von. La Teoría General de Los Sistemas. Fondo de Cultura Económica. México, D.F. 1998. Capítulo X.
[38] Hayek, Friedrich Von. La Contrarrevolución de la Ciencia. Unión Editorial. Madrid, España. 2004. Páginas 53 y 54.
[39] Aunque, es de mencionar que este tipo de ejemplos los toma de estudios del etólogo Konrad Lorenz.
[40] Para un tratamiento más extenso de la hipótesis de la relación mente-cerebro, el libro de referencia es: Hayek, F.A. El Orden Sensorial. Unión Editorial. Madrid, España. 2004
[41] Hayek, Friedrich Von. La Contrarrevolución de la Ciencia. Unión Editorial. Madrid, España. 2004. Página 50.
[42] F. A. Hayek sostuvo que para lograr una predicción exacta de la conducta individual, primero tendríamos que explicar de manera completa las relaciones entre el mundo social, el sistema neurológico, el orden mental, y luego el comportamiento específico; tarea que la teoría ha probado como imposible (ninguna mente puede explicarse a sí misma). Y aunque esto fuera posible, sería una tarea de la psicología teórica, ya no de las ciencias sociales.
[43] Hayek, Friedrich Von. La Contrarrevolución de la Ciencia. Unión Editorial. Madrid, España. 2004. Página 62.
[44] Hayek, Friedrich Von. Derecho, legislación y libertad, vol. 3. Unión Editorial. Madrid, España. página 269. Nota de pie de página No. 26
[45] Hayek, Friedrich A. Von. El Orden Sensorial. Unión Editorial. Madrid, España. 2004. Página 349.
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