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miércoles, 8 de agosto de 2018

La ilustración escocesa del siglo XVIII y David Hume

La ilustración escocesa del siglo XVIII y David Hume


Desde la época de la fisiocracia, en las matemáticas, la ciencia natural y las ciencias sociales, la supremacía francesa sólo podía tener un rival serio: Escocia.
Francia era un país de 25.000.000 de habitantes (el doble que el total de la población del Reino Unido), atrayendo su propio talento y el del resto de Europa a París y la brillante corte de Versalles.
Escocia, con 1.500.000 habitantes y sin ningún centro social y político comparable, se convirtió en el semillero de la ciencia social moderna. Escocia parecía tener pocos números para ello: aunque había rechazado la dominación de la Iglesia Católica, había sucedido a ésta una de las formas más rígidas y fanáticas de protestantismo. John Knox (1514-1572), el creador del presbiterianismo escocés, era firme patidario de la ensañanza oficial, considerando que la función de ésta era inculcar una doctrina fijada y no la de estimular mentes inquisitivas. La iglesia presbiteriana absorvía todo el talento que aparecia y lo ponía al servicio de la eliminación de toda posible novedad.
Pero, casi derepente, a mediados del Siglo XVIII, se despejaron las nieblas de la ignorancia y Escocia pasó a de ser uno de los países más atrasados de Europa a ser uno de los de vanguardia. Quizás fué debido a sus vinculos más íntimos con inglaterra (paso a formar parte de la Unión en 1707, con vínculos definitivos a partir del fracaso de la rebelión jacobita de 1745) aunque lo cierto es que no hay una explicación lo suficientemente consistente.



La escuela de mediciona de la Universidad de Edimburgo era tan famosa que afluían a ella en tropel los estudiantes de todas partes, incluidos los EEUU.



Joseph Black, elaboró su teoría de calor latente y calor específico.
Dos de sus discípulos descubrienron el nitrógeno y el estroncio.
Un amigo suyo fue James Watt, impulsor de la máquina de vapor.
James Hutton revolucionó la geología con sus teoría sobre la erosión.
Los hermanos Adam dominaron la arquitectura innovadora de todo el Reino Unido durante ese período.
Los escoceses merecen una mención especial como editores, pues en 1771 iniciaron la Encyclopaedia Britannica, que ha sido durante mucho tiempo la publicación más importante de su género en inglés.



En 1762, Voltaire comentaba: "Es de Escocia de donde recibimos normas de gusto en todas las artes: desde el poema épico a la jardineria".
Las principales figuras de interés para las ciencias sociales fueron:
Adam Ferguson
Thomas Reid
Dugald Stewart
Lord Kames (Henry Home)
Lord Mondoddo (James Burnet)

La filosofía moral escocesa.

La filosofía moral es hoy una pequeña parte de la disciplina filosofía. Pero en el s. XVIII era lo que hoy denominaríamos "ciencias sociales" y humanidades.
De hecho Newton tituló su gran obra Principios matemáticos de filosofía natural (1687), lo que demuestra que el término filosofía no debería interpretarse en su sentido actual.
NOTA: El uso moderno del término "ciencia" se inicia a principios del siglo XIX, así incluso en el siglo XIX el término "científico" era considerado en Inglaterra un americanismo.
La filosofía moral pretendía aplicar de los principios y sistemas newtonianos al campo de la conducta humana. Esto es lo que se convino en denominar "filosofía moral". No se trataba como señalaria Hume de aplicar experimentos de laboratoria al campo humano, sino de contrastar los acontecimientos sociales con datos empíricos proporcionados por la historia. En notable contraposición a los áridos métodos a priori de la filosofía escolástica.
La aportación más importante de los escoceses a este campo fue que abordaron los problemas del hombre no en términos religiosos o teológicos. Sino que consideraban que el hombre era uno más entre las muchas especies de animales que vivían sobre el planeta y que, por tanto, pertenecía al mundo natural. La filosofía moral no era más que la rama del estudio general de los fenómenos naturales que trataba del hombre.
Hume, a diferencia de otros pensadores escoceses era un excéptico, que dudaba de los artículos de fe del cristianismo.
El problema fundamental de la teología es el fundamento de la fe, sobre todo en cuanto a la existencia de un ser supremo. La polémica en torno a esta cuestión se inició en el siglo XVII y continuó a lo largo del siguiente; se desarrolló entre quienes creían en la revelación (por la obra de Dios mostrada directamente al hombre a través de las Sagradas Escrituras, los milagros, etc) y quienes creían que la prueba se hallaba en los fenómenos naturales, cuyo orden probaba que habían sido creados por un ser transcendente. Del mismo modo que la existencia de un reloj es prueba de que tiene que haber habido un relojero, la existencia del mundo natural, tan complejamente diseñado, es la prueba de un diseñador cósmico. Isaac Newton en la segunda edición de sus Princios, comentaba que "este bellísimo sistema solar, los planetas y los cometas sólo podría proceder del consejo y el poder de un ser inteligente y poderoso". Para Newton estudiar la naturaleza era estudiar a Dios.
Este enfoque de la teología se denominó religión natural, y se hizo muy popular entre los intelectuales que se ufanaban de ser modernos. Su consecuencia fue desviar la atención de los textos sagrados y los comentarios interminables que sobre ellos habían hecho generaciones de doctos teólogos y filósofos escolásticos, y orientarla hacia el estudio émpirico de la obra de Dios en la naturaleza; La religión realizaba su primera adaptación a la ciencia.
Desde luego, si se quiere estudiar al hombre como al resto de acontecimientos naturales (si se pretende establecer leyes sobre su comportamiento), ha de haber una uniformidad suficiente sobre la naturaleza humana. El rasgo más notable de los pensadores escoceses fue su insistencia en la semejanza de los seres humanos.
De esta forma se distanciaban de sus contemporaneos más cultos. La idea de que los hombres eran diferentes fué muy apoyada por las crónicas de viajes a tierras inexploradas en las que se destacan y exageran las prácticas extrañas, que demostraban la existencia de seres que biologicamente eran homo sapiens, pero que no compartían la naturaleza común con los europeos; o al menos con aquellos europeos que leían y escribían libros.
Para los escoceses estas historias eran prueba de la diversidad cultural y de la homogeneidad en la naturaleza. Para Hume "la humanidad es prácticamente la misma, en todas las épocas y lugares, hasta el punto en que la historia no nos informa de nada nuevo o extraño a este respecto. Su utilidad principal es únicamente descubrir los principios constantes y universales de la naturaleza".
La adopción de este principio por Adam Smith se convirtió en el fundamento de la teoría económica. Smith incluía a los miembros de la clases trabajadoras en el término nación, lo cual fue una novedad aportada por este grupo de pensadores.
Francis Hutcheson acuñó el lema "la mayor felicidad para el mayor número".
En oponión de los filósofos morales escoceses el hombre es, ante todo, un ser social, de ahí su interés por las instituciones sociales que eran reflejo de "la inevitabilidad social del ser humano".
Ahora bien, para ellos el carácter dual del hombre plantea un problema que se relaciona con el núcleo de la ciencia social. Como individuos los hombres son egocéntricos, pero como miembros de la sociedad albergan sentimientos de benevolencia (incluso, a veces, son altruistas). ¿Cómo se armonizan estas características aparentemente opuestas?
Para Hume los individuos egocéntricos suscriben un contrato social y se someten a un soberano, no por el bien de los demás o por el "bien público", sino cada uno en beneficio propio.
La gran aportación de Adam Smith fue demostrar que el poder de un soberano absoluto no es el único medio de conseguir un orden social en un mundo de individuos egocéntricos.
La ciencia social de principios del s. XIX dejó de lado el problema de cómo puede armonizarse la benevolencia y el egoísmo como propiedades de la naturaleza humana, debido al predominio de la psicología utilitarista.
En cuanto a la concepción del Estado -que se desarrollaba en la ciencia social conocida como teoría política-, tanto Hume como Smith y como Ferguson y otros atacaron el concepto de sociedad basado en un contrato. El concepto de "estado de la naturaleza" se consideraba inadmisible, puesto que el hombre siempre había vivido en un marco de instituciones sociales que, como el Estado, se habían ido formando de un modo natural y gradual. El contrato de Hobbes era una forma estéril de abordar el problema.
Esta actitud en contra de la teoría contractual se generalizó durante todo el pasado siglo. La atención pasó del contrato a la evolución de las instituciones políticas y sus papeles funcionales en la sociedad.
No obstante, podemos considerar que actualmente ha habido un renacer de la teoría contractual inicidado por The Calculus of Consent (1962) por J.M. Buchanan y Gordon Tullock.
Para los escoceses la sociedad funcionaba como una empresa coordinada en gran parte porque se autogobierna, al igual que sucede en el mundo natural. Todo Newtoniano puede argumentar sin problemas que Dios hizo las leyes de la naturaleza pero que, una vez establecidas, son esas leyes, no la intervención de Dios, quienes controlan la órbita de los planetas o la caída de una piedra. Los filósofos escoceses consideraron el campo de la conducta humana regido, de modo similar, por leyes semejantes a las leyes de la naturaleza, no por leyes hechas por soberanos o legisladores y aplicadas por la policía y los tribunales.
Suele atribuirse a Smith la idea de que el sistema social se apoya en un mecanismo natural de orden espontáneo, pero en realidad esta era la idea generalizada entre los moralistas escoceses. Un orden natural, social sin que nadie dé órdenes, sin estructura jerarquica. Francamente muy atractivo.
Toda la ciencia económica -incluida la marxista- es el estudio de como opera este mecanismo.
Nota: a los escoceses no les llamamos ecuela porque a pesar de que tuvieran muchas cosas en común discrepaban de muchas otras.



David Hume (1711-1776)
Era el más pequeño de los tres hijos de Joseph Hume, abogado y propietario rural de Edimburgo.
Joseph Hume murió cuando David tenía sólo dos años, así que sus influencias educacionales provienen de su madre.
Con 11 años (1722) ingresó en la Universidad de Edimburgo. Y comenzó a escribir a los 18 años para ganarse la vida; sabía que la hacienda familiar correspondería al primogénito.
Comenzó estructurando la tésis del libro que se publicaría 10 años más tarde "tratado sobre la naturaleza humana" (1740). Libro que acaparó poca atención, por lo que su autor decidió publicar una edición corregida y simplificada "Ensayos sobre el entendimiento humano" (1748) y "Investigación sobre los principios de la moral" (1751). A la vez publicó otros trabajos breves sobre cuestiones políticas y sociales que si le consiguieron fama.
Además, publicó sus seis volúmenes de su "Historia de Inglaterra" (1754-62) que sirvieron para consolidar su reputación en el mundo literario.
Su importancia como filósofo no fue reconocida hasta que Kant lo reconoce a la vez que reconoce la trementa relevancia del problema de la inducción.



La filosofía de Hume era excéptica, inducia a dudar de muchas cosas que en aquellos dias eran muy seguras.
Tenía una pobre opinión de las instituciones religiosas. Y la Iglesia católica incluyó su nombre en el Indice de libros prohibidos en 1761 (todas sus obras).
La Iglesia de Escocia intentó excomulgarle en 1755-57, aunque la tentativa fracasó.
El ataque más vigoroso de Hume a la religión no se publicó hasta después de su muerte, aunque lo había escrito 25 años antes: "Dialogos sobre religión natural" 1779.
El problema esencial que dominaba la época era la dualidad de egoísmo y benevolencia en la naturaleza del hombre.
Hobbes afirmó qfue el hombre es una criatura absolutamente egocéntrica, tanto, en el "estado de la naturaleza" como, después del contrato, en la sociedad civil.
Hume rechaza la posición de Hobbes, ya que no reconocía que la sociedad es parte de la naturaleza del hombre.
Para Hume el hombre es egoísta en el sentido de que valora su propio bienestar por encima del de los demás. Pero no hasta el punto de que asigne un valor cero a este último. Una persona egocéntrica puede sacrificar su propio bienestar por el de los demás si la pérdida es para él pequeña y la ganancia grande para otros. Además, un individuo valora el bienestar de los otros de forma distinta según su proximidad social a él. Así, el problema de la justicia sólo surge en un mundo de escasez económica, cuyos individuos muestran una "generosidad reducida" hacia sus semejantes.
Hume tenía en la cabeza la idea que actualmente se conoce, entre los sociólogos modernos como "distancia social" (es preferible el bienestar de los próximos que de los lejanos).



Hume contribuyó a la difusión de dos grandes ideas que se irían abriendo camino a lo largo de todo el siglo XVIII:
1.-Una se refiere a la no maleabilidad de los individuos, según Hume es necesario que los soberanos acepten a los hombres tal y como los encuentran, sin introducir cambios violentos en sus principios y en su modo de pensar. La mejor política es acomodarse a la condición general de los hombres y obtener el mayor partido posible.
2.-La otra es la existencia de una ley o teoría de las consecuencias no intencionadas, que conduce al concepto de mano invisible.
(problema de justicia versus problema de distribución)
Para Hume las cuestiones morales no eran más que cuestiones de constumbre o convención, lo que conduce a un fuerte relativismo moral.
No ataca a las doctrinas cristianas u otras, sino a las demostraciones que los creyentes esgimían pretendiendo demostrar que sus doctrinas eran verdaderas. Mientras que para él no era posible demostrar la veracidad o falsedad de afirmaciones reltativas al bien o al mal moral.
Hume pone en marcha la polémica (que ha llegado hasta nuestros días) acerca del es/debería ser (hecho/valor). Pues para él son dos mundos que deben estar separados (pp 141).
Dos cuestiones sobre la teoría moral de Hume:
Primero, la relación que establece entre el sentido moral y sentimientos de "placer" y "dolor" asociados con la observación de la buena o mala conducta formaban parte de una vía de pensamiento que desembocaría en la filosofía utilitarista.
En segundo lugar, la teoría de Hume invita a una mayor investigación de cómo desarrolla el hombre un sentimiento moral.
Pocos son los temas netamente económicos que trata Hume, sin embargo, dada su importancia trataremos aquí su visión de la balanza de comercio. Pues con ella destruyó mitos de tradición mercantilista.
Hume abordó la cuestion de la balanza comercial del modo que ha caracterizado a la economía a partir de entonces en tres aspectos importantes:
1) en vez de disputar si una mayor reserva de metales precios es deseable o no, se preguntó si era en realidad alcanzable.
2) para responder a la primera cuesión examinó los efectos secundarios y terciarios de un aumento de metales preciosos.
3) para concluir su investigación de los efectos utilizó un concepto de mecánica física: el equilibrio.
La argumentación de Hume puede expresarse del modo siguiente:


Si aumentaba bruscamente la oferta monetaria Inglesa esto tendría como consecuencia un aumento de los precios. Lo que movería a los ingleses a consumir productos extranjeros más baratos. Es decir, Inglaterra importaría más y exportaría menos (sus productos son más caros).
Entonces los precios empezarían a caer en inglaterra y a aumentar en otros países.
El proceso continuaría hasta que de Inglaterra hubiese salido metal suficiente para que en otros países subieran los precios hasta volver a la relación anterior.
Hume consideraba, con su análisis, que una política de restricciones comerciales internacionales mediante tarifas aduaneras y prohibiciones de importación tendría efectos contraproducentes similares. Pues si Inglaterra reducía sus importaciones, su exceso de impotaciones produciría un aflujo de metal monetario, que desencadenaría el proceso descrito.
Su modelo funciona de una manera que será prototípica en los años posteriores:
    Presupone un estado de equilibrio de las relaciones; introduce una modificación; sigue la cadena de consecuencias hasta que se reestaura el equilibrio; compara el nuevo equilibrio con el anterior para ver cuales son las consecuencias permanentes de la modificación, si es que hay alguna.
Por la cuestión del equilibrio es por la que -pese a lo reducido de sus escritos sobre la materia- ocupa un primer puesto en la historia intelectual como uno de los primeros economistas analíticos (uno de los primeros que expone teorías de las consecuencias no intencionadas de una acción). Los fisiócratas fueron más globales en su enfoque, pero Hume fue más incisivo metodológicamente.



La epistemología de Hume, su teoría de cómo el hombre adquiere conocimiento.



Hume siguió a Locke en su planteamiento de que el conocimiento se basa en la experiencia empírica, pero, en vez de proporcionarnos seguridad, consideró que este hecho nos lleva a un planteamiento de dudas fundamentales sobre las bases de nuestro conocimiento. En Hume la filosofía empirista culminó en un excepticismo que nadie podía refutar y nadie podía aceptar. La opinión de Hume es que la inteligencia es un aparato razonador, pero no tiene nada sobre lo que razonar hasta que no se lo proporcionan los datos sensoriales. Es decir, rechaza la idea de que la mente esté dotada de ideas innatas.
Hume dividia todos los fenómenos mentales en dos categorías: "impresiones", es decir, experiencias sensoriales inmediatas; e "ideas" recuerdos o reflexiones sobre las sensaciones que se han experimentado. Para él la experiencia sensorial es la materia prima de todo conocimiento. Las ideas son derivadas y secundarias.
Esta concepción es la que lleva directamente al problema de la inducción: independientemente de cuántos cisnes hallamos visto, y de los que hayan podido ver otros, no hay ninguna justificación para formular la proposición de que todos los cisnes son blancos. No está garantizada la blancura de todos los cisnes. Lo único que se puede decir con certeza es que todos los cisnes que se han visto son blancos.
Para Hume no se pueden establecer proposiciones empíricas generales.
The Hume Society


La tumba de Hume

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